Sexualidad
Masturbación femenina, ¿tabú?
La masturbación es una práctica completamente natural, sin embargo, aún existen algunas dudas y pensamientos encontrados respecto al tema. Especialmente en mujeres.
¡Es momento de normalizar! A todos nos gusta sentir placer y consentirnos, por ello, la masturbación debe dejar de considerarse un tabú, especialmente la masturbación femenina. Pero antes de entrar en conversación respecto a esta actividad y sus beneficios, ¿qué es la masturbación?
De acuerdo con Profamilia, entidad sin animo de lucro dedicada a promover el respeto y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia, la masturbación es la estimulación de los órganos sexuales, y esta práctica debe entenderse desde un enfoque de derechos, autoestima, consentimiento, respeto y placer, todo como un proceso natural.
Según dicha entidad, existen opiniones encontradas; por lo general, no se habla abiertamente de este tema y en muchos entornos, sobre todo en los femeninos, se sigue considerando un tabú. Usualmente “se crean mitos alrededor de esta práctica y se evita hablar de los beneficios que representa para la salud”.
Para conocer más respecto a este tema tan controversial, Fucsia habló con Leisa Puentes, psicóloga especialista en salud sexual y terapeuta de pareja, quien nos contó todo respecto a esta forma de consentirnos a nosotras mismas.
Primero que todo, conozcamos un poquito acerca de la palabra como tal; esta viene del vocablo latín mastrubarí, de “Manu stuprare”, que significa “violar con la mano”. Lo principal es resignificar esta acción, verla como una forma de descubrirnos a nosotras mismas y mejor decirle ‘autoerotismo’ o ‘autodelicioso’.
El autoerotismo “es un proceso de intimidad propia a través del cual conocemos nuestro cuerpo, conectamos con nuestro placer y tomamos soberanía sobre lo que nos gusta y lo que no; para mí, es el responsable de nuestra sexualidad”, afirmó la experta.
¿Por qué se considera un tabú?
Como explica la experta, la sociedad ha convertido esta practica de autodescubrimiento en un tabú a lo largo de los años. “Muchas corrientes filosóficas moralistas y religiosas desprestigiaron el placer y aún mas al hacerlo nosotros mismos”. Esto sucedió porque se considera todo lo contrario al sufrimiento.
Recordemos que según las creencias religiosas, la única forma de llegar al dios en el que se crea, al paraíso, al mas allá y ser merecedores del cielo y lo que nos espera en la otra vida es a través del dolor. Solo se puede conectar con lo seres superiores si se sufre en la vida, es decir, no disfrutar de los placeres de la vida.
Sumado a lo anterior, Puentes explica que existe una barrera en cuanto a la permisibilidad entre hombres y mujeres respecto al autoerotismo. “Si un niño se toca y se autodescubre es considerado completamente normal. Algo que no pasa en el caso de las mujeres, ya que si una niña lo hace se entiende como un pecado, como algo sucio”.
Otro aspecto importante es las diferencia entre la vinculación y la libertad sexual de ambos géneros. Para ellos, es mas sencillo conectar sexualmente sin involucrar las emociones, algo que no pasa en las mujeres, ya que “desde niñas nos han enseñado que la sexualidad debe venir de la mano de un sentimiento hacia la otra persona”. Una creencia que debemos dejar atrás.
La masturbación femenina en la historia
Y ahora, un poco de contexto histórico. La masturbación ha estado presente en todos los momentos de la humanidad. De hecho, durante la época victoriana, cuando el médico neurólogo austriaco, Sigmund Freud, realizaba sus estudios, apareció una enfermedad que denominaban histeria femenina.
El supuesto padecimiento no era nada más y nada menos que la respuesta a la represión sexual que vivan las mujeres de aquel entonces. Con el aumento de casos, los medios de la época encontraron un tratamiento para ayudar a estas ‘enfermas’: un masaje en los genitales.
La cura para la afección causaba algo que ellos denominaban “paroxismo histérico” que no era otra cosa que estimular los órganos sexuales femeninos hasta que se producía un orgasmo y así calmar la ansiedad con la que vivían aquellas mujeres. Curiosamente, esta práctica fue la responsable de la creación de los vibradores.