Portada Fucsia 185
Ana María Estupiñán “Aprendí a no juzgar”
La protagonista de La niña recibió una gran lección de Belky, su personaje en la serie de Caracol TV. La actriz bogotana habló con FUCSIA sobre este aprendizaje, lo que ha descubierto del conflicto armado en Colombia y quién es ella lejos de los reflectores.
Ha encarnado con gallardía un papel que muy seguramente marcará un antes y un después en su carrera como actriz. Y es que no es fácil representar la vida de una mujer real que ha sufrido como pocas los embates de la guerra: una guerrillera.
Ana María no solo aprendió a ver de cerca un conflicto que para ella era ajeno, también recibió lecciones que quedaron grabadas en su mente y su corazón.
¿Qué aprendió del conflicto colombiano con La niña?
Aprendí a no juzgar. Yo era de las personas que, pese a saber que existía una guerrilla y una problemática de violencia en el país, eran ajenas a la situación real, y por el hecho de no conocer mucho, juzgaba mucho. Para mí todos eran malos, todos hacían las cosas mal, pero viendo este personaje aprendí a ponerme en los zapatos de una persona que no escogió vivir lo que le tocó vivir, y me enseñó a dar oportunidad a otros, sin importar de dónde vengan.
¿Qué cree que fue lo más duro que le tocó atravesar a su personaje en ese conflicto?
Creo que su violación. Que una niña de 14 años haya sido violada por 16 hombres el mismo día y después haber sido enterrada, fue una de las cosas más duras. Pero creo que lo más difícil fue poder superar todo eso, dejarlo atrás, perdonar y liberarse de toda la rabia que le dejó ese hecho. Que ella haya tenido que enfrentar tantas cosas tan complicadas, además de ver por una familia y prácticamente levantarla y sostenerla, es algo que demuestra una madurez y una valentía que admiro mucho.
Foto: Tawfick Espriella
¿Qué cree que podemos aprender de un personaje como Belky, ahora que estamos enfrentando este proceso de paz?
No me gusta meterme mucho en el tema político, pero creo que la enseñanza de esta serie es que invita a la gente a no juzgar, a no señalar a alguien por su pasado, porque creo que Belky muestra en esta historia que el pasado de uno no determina su futuro y es un poco lo que quiere enseñarle a Colombia: se vale que demos oportunidades; se vale que nos arriesguemos a creer que hay otras personas que también quieren lograr una carrera, tener una familia, así como muchos de nosotros, y se vale soñar, así hayas tenido un pasado fuerte. Es lindo que una persona pueda soñar, creer en la esperanza y en un país mejor, seguir adelante... Habrá muchas personas que no quieran perdonar, que tal vez quieran seguir con su vida ilegal, pero son muchos más lo que quieren un futuro diferente. Tenemos que aprender a perdonar y entender que el perdón no es algo que sentimos sino que es una decisión que tomamos, como país y como personas. Es el momento de tomar la decisión de darles la mano a otros, de cambiarle a alguien su fusil por un cuaderno, por un libro. Ahora es un momento muy importante... como país tenemos que aprender eso y a no perder la esperanza.
La fama
A muchos de los que han probado la fama desde la infancia (como es su caso), la atención que le dan los medios y los seguidores les hace perder un poco el norte de sus vidas. ¿Cómo hace para seguir siendo la misma?
Con la ayuda de mis papás y estando bien agarrada de la mano de Dios. Lo que soy y lo que he logrado no ha sido por mí sola, sino también gracias a la ayuda y apoyo de ese triángulo que me blinda y me lleva a crecer como persona y profesional y espiritualmente: mi papá, mi mamá y Jesús, el amor de mi vida. Creo que por más talento que uno tenga, si no lo desarrolla en equipo se desperdicia. El talento sin carácter no sirve para nada; el talento es una capacidad que me es dada, pero el carácter lo formo yo con el acompañamiento de personas que me conocen, me aman y, sobre todo, velan por mí. No soy perfecta y me ha llegado a pasar que por momentos me creo el cuento, pero los tengo a ellos para bajarme de ese tren y recordarme que no es por mí, es por gracia. No quiero ser una estrella, quiero ser una actriz, y que otros, en especial los más pequeños, vean que es posible soñar y alcanzar lo que soñamos.
Foto: Tawfick Espriella
¿Qué ha sido lo más difícil de manejar la fama?
Ver que la gente se aleja de mí porque le da pena o siente que tal vez cambié por mi trabajo, cuando a veces es lo contrario: personas que me conocen de toda la vida me hablan diferente..., como con cierta distancia. En estos casos, para mí es complicado hacerles entender que soy simplemente Ana María, una mujer con sueños, con metas, pero con un trabajo que me expone un poco más que a otros.
La familia
Tiene una familia muy unida y muy pendiente de todos sus movimientos. Su padre es su mánager. ¿Se siente más segura de que sean ellos quienes estén al tanto de su carrera?
Mis papás no solo son las personas que más me conocen y me cuidan en el mundo, también saben mucho de la industria: mi papá es director de efectos visuales y posproducción, cinéfilo a morir, productor y escritor. Así que, además de ser los que más me apoyan, son los que mejor me aconsejan. Ellos saben cuándo un proyecto es bueno y cuándo no me conviene; ellos saben por su experiencia mucho más que yo, así que más que mis papás, son mis mentores y mis mejores consejeros. Aunque he tenido varios mánager y agencias en el pasado, siempre mis decisiones las consulto con ellos.
Foto: Tawfick Espriella
También son sus mayores críticos. ¿Cómo logra que esto no la afecte como miembro de la familia y tomarlo solo profesionalmente?
Tenemos muy claro cómo separar lo profesional de lo familiar y personal. Siempre que ven mi proyecto al aire, se sientan conmigo y me dicen lo que les gustó y lo que no, lo que les encantó y lo que les faltó. Se fijan en todo: en la fotografía, el guion, la actuación y la dirección... y para mí es muy importante escuchar sus comentarios porque sé que lo dicen para hacerme crecer profesionalmente, cuidarme como hija pero también como actriz. Ellos saben lo que puedo dar y por eso tratan de ser muy sinceros conmigo, pero lo hacen con mucho respeto.
¿Cómo hacen para separar la dinámica familiar de la que tiene que ver con los negocios y, en especial, con su carrera?
En la casa soy “Nani”; soy su niña consentida. Leyendo contratos o guiones o hablando de cosas de trabajo soy Ana María. Tratamos de sacar tiempos en los que mi papá habla conmigo sobre mis planes personales y él me cuenta sobre la agenda de prensa o ese tipo de cosas. Y sacan tiempo –al igual que yo–, para preguntarme cómo estoy en mi vida personal, cómo me siento, cómo estoy con mi novio. Invierten tiempo en saber de mí y eso es muy valioso, porque el trabajo no ha hecho que nuestra relación como familia cambie.
En sus palabras
“Soy una mujer como cualquier otra. Soy tranquila, muy dedicada cuando algo me gusta. Enamorada de Jesús. Me encanta ir al cine y pasar tiempo con mi familia... Tengo muchos sueños y trabajo duro para cumplirlos. Trato de estar enfocada, aunque suelo ser un poco distraída (risas). Yo sé, suena irónico, pero es así.
”Tengo un carácter fuerte y un tanto nervioso, además soy muy sensible. Me siento poco creativa cuando se trata de hacer fiestas o dar detalles, pero amo recibirlos. Me encantan los caballos y los animales salvajes. Me gusta relajarme de vez en cuando en una sauna; amo la playa y el mar. No me atrae el ejercicio en gimnasio, pero sí la equitación, la bicicleta, patinar y correr. Me llaman la atención los campamentos, pero no me gusta acampar (risas)... Detesto los bichos, los insectos y cualquier cosa que se le parezca. No me gusta la comida de mar, pero sí la carne, el pollo y las verduras; detesto el huevo, pero lo tengo que comer por salud. Amo el chocolate. Me fascina la buena música, los buenos libros, las buenas películas y los planes descomplicados. No soy de comprar ropa porque me estresa medírmela; además, soy muy básica cuando necesito algo: voy a la fija. No me gusta maquillarme en mi vida normal, no me gustan los tacones... Amo sentirme cómoda cuando me visto. En conclusión, soy relajada en algunas cosas e intensa y apasionada en otras”.
Foto: Tawfick Espriella