Tu felicidad es tu responsabilidad
Por Lina Aristizábal
Este capítulo de mi vida se llama: soltar, confiar, morir y renacer.
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Qué difícil es reconocer y aceptar que todo lo que pasa en nuestra vida es nuestra responsabilidad y de nadie más. Siempre será más “cómodo” que otra persona cargue nuestras maletas, “echarle la culpa de nuestra infelicidad”, pero no es justo. Cada quien con su equipaje, ¿no?
Acabo de terminar mi relación de pareja y mi relación laboral. Me costó mucho reconocer que no era feliz. El solo hecho de pensarlo me daba miedo y me dolía mucho. “Si no es aquí, ¿entonces dónde es mi lugar?”, me preguntaba mucho y no tener la respuesta me daba pánico. Le huía, como solemos hacer frente al miedo o al dolor, porque nos enseñaron que hay emociones “buenas” y otras “malas”, primero, por desaprender.
En un punto no pude huirme más. Vivía en guerra por estar donde no era feliz. Dicen los budistas, y de eso sí que sabemos las que hemos parido, que resistirse al dolor es lo que causa sufrimiento (el dolor es una constante). Y yo ya estaba cansada de sufrir y de estar en guerra.
Me llegó la hora de hacerme cargo porque nadie más lo puede hacer por mí y porque estoy convencida de que aquí vine a ser feliz y esa felicidad debe ser el norte que me permita avanzar, así tenga que enfrentar miedos o sentir dolor.
A veces hay que vaciarse de todo. Soltar pensamientos de dolor —la película del personaje—, falsas creencias, personas que amamos, lugares y tantas versiones que nos dijimos y creímos que éramos. Dejar morir lo que deba morir y abrirse al cambio, con plena confianza. Volver a parirse, una y otra vez, hasta que nos vayamos acercando a nuestra esencia divina.
Ha sido un proceso difícil, pero hasta el dolor tiene belleza y dicha si lo miramos con el lente adecuado (¿desde el amor o desde el miedo?). Aún no encuentro mi lugar, tengo muchos miedos y aún me siento muy lejos del amor. Hay mucho por sanar. Sin embargo, ha sido lindo ver como el universo se encarga siempre de sostenernos de forma amorosa a través de personas, libros, música y sus infinitas herramientas. Voy día a día, paso a paso, aprendiendo a sentir con compasión.
Lo bueno de que todo se caiga al piso es que podemos construirnos como queramos, dándonos la oportunidad de mejorar nuestras bases y mi maestro de yoga me ha enseñado que con unas bases firmes se logra todo. Así que este capítulo de mi vida se llama: soltar, confiar, morir y renacer ✨
Sobre mí
Soy Lina Aristizábal. El cartón que me dieron dice que soy politóloga y periodista. En mi corazón soy una madre, yogui y aprendiz de ceramista. Escogí hacer yoga como un camino de sanación y encuentro. Doy clases de yoga para todo tipo de personas, hago sesiones de reiki, doy clases de cerámica y en mis pocos tiempos libres hago platos de cerámica con amor.
Soy una mamá real que siempre te dirá las cosas como son, desde el amor. Soy una persona que diariamente se reta a sí misma para demostrarse que se puede vivir en unión con nuestra esencia divina. ✨En YOGA✨
* Las opiniones dadas por Lina Aristizábal no representan la opinión de la revista Fucsia.