La libertad negativa
La libertad debe tener una prioridad, pues sin un mínimo de ella, decía Berlin, “no existe elección y no hay posibilidad de conservar nuestro carácter humano”.
Por Lila Ochoa Palau
La lectura de la biografía de Isaiah Berlin, el historiador británico de las ideas políticas, me ha impactado. Para entender un poco lo que vivimos hoy, me intereso por los libros de historia, pues en el pasado han acaecido situaciones similares. Por ejemplo, los eventos que marcaron a mi generación: la Guerra de Vietnam, las píldoras anticonceptivas, los hippies, el Che Guevara, las Panteras Negras y los movimientos estudiantiles en EE. UU., produjeron un rompimiento en la sociedad. Según Berlin, este remezón se debió a “una sociedad de consumidores sin auténticos valores morales, hundida en la vulgaridad y el aburrimiento, en medio de una creciente opulencia, ciega a lo sublime y a la grandeza moral”. Esto me hizo pensar en las redes sociales, en donde hoy las personas se escudan para escribir lo que les pasa por la mente sin reflexionar si sus palabras tienen implicaciones.
El escándalo que le armaron a la primera dama de Colombia, María Juliana Ruiz, es igualmente grave, pues mostró la falta de valores de una generación. Me parece que fue un ataque despiadado hacia una persona que, aunque ocupe un cargo protocolario, merece respeto. El culto a la violencia se evidencia en la crítica porque sí, la rabia por la rabia, el odio a la razón, la exaltación de las emociones de estas personas que publican sus opiniones creyéndose los dueños de la verdad.
Hoy, internet y las redes sociales han transformado cómo nos relacionamos y están afectando la sociedad peligrosamente. Por ejemplo, ya se comprobó que las elecciones en EE. UU. fueron intervenidas por Rusia. Y la mayoría de los ingleses aún no logran dimensionar el brexit, una especie de suicidio colectivo.
Esa manipulación de las masas aterra, pues, aunque no parezca, limita la posibilidad de elegir. El conflicto de valores –libertad frente a igualdad, justicia frente a clemencia, tolerancia frente a orden, resistencia frente a prudencia– era intrínseco a la vida. Esta frase del filósofo resume, para mí, el ideal de libertad. Libertad que internet está destruyendo al direccionar las decisiones de los usuarios. Pues, según el profesor, la libertad positiva en la que se basa el marxismo reza que, por el bien común, hay que limitar las libertades individuales. Es decir, nadie puede pensar diferente pues hay que encarcelarlo y torturarlo para que siga como un borrego las ideas que publicita un gobierno.
La libertad debe tener una prioridad, pues sin un mínimo de ella, decía Berlin, “no existe elección y no hay posibilidad de conservar nuestro carácter humano”.
Podremos reflexionar sobre este tema sin incurrir en ira santa y llegar a filtrar los excesos sin limitar la libertad. Hay que filtrar la rabia y el resentimiento para volver a una mirada más liberal, tolerante y ecuánime. .