Hablemos de… cuando somos anfitriones o invitados

Por: @lamesademariap

Todos en algún momento hemos sido invitados o anfitriones; que gusto recibir una invitación, lo hace sentir a uno querido. Y que rico poder invitar en momentos especiales o por agradecimiento. Lo que queremos lograr con esa invitación, genera una serie de preparaciones por parte y parte.

Al aceptar una invitación, debemos conocer que hemos dado “Nuestra Palabra”. El anfitrión sabe que el acto de invitar tiene una cantidad de tareas llenas de detalles; como por ejemplo al momento de escoger la fecha, lugar y hora, el anfitrión debe saber si le conviene a su invitado, esto para algo informal. Si hablamos de una fiesta, un coctel, un evento grande, el anfitrión envía la invitación y es OBLIGACION del invitado confirmar, disculparse o cancelar, y es algo que nos cuesta mucho. En mi experiencia como anfitriona, he visto que a la gente le da pereza confirmar o se le olvida, o peor aún confirman porque les da pena o vergüenza decir que no van.

Si usted que me está leyendo, se siente identificado con éste último caso, es momento de cambiar, no se imaginan lo que a uno de anfitrión le conlleva un puesto de una persona, sobretodo si es un evento grande o pequeño. Es tiempo perdido en usted, dinero invertido en usted (porque el plato de comida, que no se va utilizar, vale dinero). Además si hemos alquilado el menaje, muebles, el lugar, se ha pagado un organizador de eventos, todo eso cuesta o peor aún el desaire y lo que uno siente, o al menos en mi caso, me da mucha tristeza con un poco de rabia la gente así ( se que ha muchos les ha pasado también) eso sí el que no cancela queda cómo el mas maleducado de todos.

Al momento de confirmar, así seamos invitados o anfitriones, existen una serie de condiciones; comencemos con el código de vestuario, que en estos tiempos se ha perdido bastante, si le piden, traje largo, traje de coctel, un color especifico, si la fiesta es temática y sugieren ir vestido sobre el tema propuesto o si es con corbata negra o esmoquin/smoking, hágalo. A menudo oigo, la excusa “Es que no me gusta o yo nunca he usado eso y no me lo voy a poner…” Le digo, señor/señora, pues entonces no vaya, eso sí recuerde cancelar con anterioridad para que el anfitrión no se quede esperándolo y pueda invitar a otra persona que dejó de invitar por usted”.

Por otro lado, es deber del anfitrión, saber si su invitado tiene alguna alergia o intolerancia a la comida, o si en su religión le es permitido el menú pensado por usted para ese día del evento; para no ir a tener complicaciones o que su invitado se sienta indispuesto.

Otro punto muy importante, es “la puntualidad” si lo citaron a una hora exacta, se puede tener un margen de 10 minutos. Tampoco llegue muy temprano. Cuando hablamos de horarios, no olvidemos que también existe un momento adecuado para retirarnos.

Como invitado, lleve siempre un obsequio, es una regla de cortesía que muchas veces dejamos a un lado.

Y por último, no nos auto/invitemos a ningún evento y mucho menos lleguemos con otra persona que no ha sido invitado/a.