Moda
Cleiner Cabadías, la diseñadora colombiana que expresa resiliencia en sus colecciones
Con sus diseños basados en orígenes ancestrales se abrió paso en la industria de la moda colombiana.
Luz Cleiner Cabadías y su familia tuvieron que irse de Bojayá, pueblo del Chocó, víctimas de la violencia. Y aunque tuvo que dejar los recuerdos de su infancia, lo que nunca dejó fueron las ganas de soñar y ser la diseñadora que quería ser.
Hoy en día ella tiene su propia marca y ha sido reconocida en ferias de moda como Bogotá Fashion Week por las creaciones que aluden a su identidad y a sus raíces, llenas de colorido y tradición.
La cultura y tradición ancestral de los pueblos indígenas colombianos son su fuente de inspiración, a través de sus creaciones, busca resaltar aquellos elementos autóctonos de un territorio resiliente que se sobrepuso tras haber padecido históricamente flagelos como la violencia y el desplazamiento forzoso.
Fucsia habló con ella acerca de su trabajo e historia de vida.
¿Le asustaba la respuesta del público ante su primera colección?
No, no me asustaba la respuesta del público porque antes de hacerla o de presentarme llamaba a algunas personas a quienes les tengo mucha confianza para que me dieran opiniones de lo que estaba haciendo, les preguntaba cómo lo veían, les pedía que hicieran como si no me conocieran para tener críticas constructivas. Entonces todo eso me sirvió para alimentar y mirar qué podía pensar el público; por otro lado, lo que sí me asustaba y lo que hasta hoy me asusta es salir a la pasarela, me asusta bastante.
¿Cree que la moda ayuda a cambiar el mundo?
Definitivamente sí, la moda es una industria que mueve mucho dinero, muchas cadenas de producción y si mejoramos nuestra calidad de vida va a mejorar las comodidades donde estamos, mejora nuestro entorno, mejora todo el sistema de esta cadena y eso nos va a permitir disminuir todos esos índices que hay de violencia, de desempleo por las empresas que se van creando de este sector, lo digo porque en mi casa hemos mejorado muchísimo porque teníamos condiciones precarias y hoy en día vivimos dignamente y las personas que trabajan con nosotros también su calidad de vida ha mejorado.
¿Qué otro reto está enfrentando como creadora?
Bueno esta industria de la moda tiene muchos retos y debe estar uno en constante movimiento, mirando las tendencias de la moda y cómo se está viviendo, qué están trayendo los influencers, los famosos, entonces uno no duerme.
Yo me acuesto y siempre estoy pensando en qué hacer, cómo hacerlo, por qué hacerlo, en mirar para traer cosas nuevas que no hayan, presentando propuestas interesantes y llegar a ese público y a los que hemos llegado ir mejorando esa calidad cada día entonces esta es una carrera de constantes retos.
¿Tiene recuerdos de su primera colección?
Sí, claro, tengo recuerdos de mi primera colección, fue para presentarla en el Petronio Álvarez y me llevó mucho tiempo para resolverla porque cuando uno plasma en el papel y luego lo va a confeccionar hay detalles que se deben cambiar muchas veces para que la estética se vea bien, para que tenga un poco más de volumen, para que tenga esa fluidez, entonces siempre hay que estar mejorando cada día.
¿Cómo ha sido su proceso creativo?
Para mí ha sido un poco lento, no estoy donde quisiera estar, trato en lo posible de dar al máximo para cumplir con esos estándares de calidad y los estándares que exige el mercado para estar a la par con los mejores y me estoy capacitando para ello.
¿Cómo vivió el conflicto?
Mi madre siempre estuvo ahí para brindarme la fuerza y ánimo necesario para poder resistir, todos los días nos decía que debíamos estudiar para poder salir adelante. Por otro lado, la moda también fue nuestra terapia, al final no había tiempo para volver a esos malos recuerdos aunque aún hay muchos grabados en la memoria.
¿Por qué se interesó en la moda?
Me interesa desde muy pequeña tras ver a mi mamá trabajar en su máquina de pedal con entusiasmo y alegría, a ella le gustaba cantar cuando estaba cociendo en su máquina y yo me ponía al lado de ella y empezaba a cortar con las tijeras y a jugar con ella, me parecía muy divertido. Entonces todas esas clases y pedagogía que mi madre me dio se fue impregnado cada día en mí y hasta hoy me fascina.
¿Cómo desarrolló esta pasión por la moda?
Cuando tenía 15 años estaba en el colegio y en el barrio tenía una amiga que se llama Rocío Ospina y ella fue de las primeras clientas y modelos que tuve, como le quedó hermoso me mandó a hacer más, todo eso fue llenando mi pasión, hasta que ahora me dedico de lleno a esto.
¿Alguna vez pensó que sus diseños llegarían a ser reconocidos fuera del Chocó?
Realmente eso nunca lo pensé porque mi situación era muy precaria y de escasos de recursos, la situación entonces era fatal no me veía pensando en eso, con decir que yo ni siquiera imaginaba tener una tienda de moda, solo pensaba en la moda como un medio para sobrevivir en ese entonces y cubrir las necesidades inmediatas que tenía para resolver en casa.