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La tejeduría, el arte liberador que enamoró a todo un núcleo familiar en Ubaté

Fucsia.co, 3/10/2022

Desde la abuela hasta la más pequeñas de las nietas, Adriana y Marily nos contaron cómo llegaron a hacer parte de la iniciativa ‘Historias hechas a mano’ y cómo toda su familia incursionó para emprender en un pequeño negocio llamado ‘Manos tejedoras’

Tejer, un negocio familiar | Historias hechas a mano

Para la elaboración de dos croptop cuello tortuga en croché, hecho 100 % en algodón, Adriana Castiblanco y su hija Marily Duarte, emplearon más de 100 horas de trabajo que incluyó trasnochos, respiros profundos y ‘echarse porras’ entre ellas y las demás mujeres de la comunidad para entregar dos prendas, una en tono azul oscuro y otra en color vinotinto, que iban a usar dos hombres en la pasarela inaugural de Colombiamoda 2022, realizada por el equipo de trabajo del diseñador Juan Pablo Socarrás.

Adriana y su hija llegaron al proyecto desde la vereda de Palogordo, Cundinamarca. Gracias al apoyo de la profe Luz, que reúne a todas las mujeres del Valle de Ubaté, encontraron en la tejeduría un negocio familiar. Su núcleo de seres queridos se compone de cinco personas: la abuela es la que se encarga de escudriñar la lana, es decir, limpiar los residuos; el papá de la casa teje e hila, una de las niñas vive en Bogotá y es la que promueve el negocio y Adriana y su otra hija tejen ruanas, sacos, bolsos, zapatos y más.

Igual a las demás tejedoras, Adriana aprendió a tejer gracias a su familia y con el tiempo se dio cuenta de que podía vivir de eso y decidió dedicarse al 100 % al auténtico saber ancestral. “Conozco a la profe Luz desde hace 30 años. Nuestra amistad trascendió porque somos mujeres muy tranquilas y trabajadoras. Siempre queremos aprender más. Mi fuerte son los zapatos o babuchas, laboro en todo lo relacionado con tejido de dos agujas y croché”, relató la artesana.

Asimismo, nos contó que desde el año pasado fue llamada para hacer parte de la iniciativa ‘Historias hechas a mano’ con Juan Pablo Socarrás, “hicimos un cárdigan y dos chalecos, realmente fueron largas jornadas. Recuerdo que destiné más de 40 horas por pieza. Mientras que este año gastamos 50 horas por cada una de las prendas. Cuando las vi en pasarela sentí una emoción muy grande. Verlas llegar tan lejos fue espectacular”, dijo Adriana.

Su hija, en cambio, es una joven profesional en Contaduría Pública que creció viendo el negocio familiar, desde el cuidado de las ovejas hasta la elaboración final de las prendas. “Soy una apasionada por el tejido. Para mí tejer es liberador, me siento tranquila, solo me concentro en el tejido, olvido todo, por unos instantes no existen los problemas, me libero, me relajo, es mi escape”, dijo Duarte. Sus saberes vienen desde sus ancestros y asiste a clases desde que tiene 10 años.

Igual que su madre, la joven tejedora fue convocada a hacer parte de la iniciativa en 2021. “Ellos vinieron y nos contaron sobre la idea. Nos hicieron crear nuestro propio tablero de inspiración y ya luego para el proceso de tejido nos explicaron la forma en que debían ir las puntadas. Además, nos explicaron sobre el proceso de sostenibilidad auspiciado por Coca-Cola. Ellos querían que las prendas fueran sostenibles para el medioambiente y como la colección estaba inspirada en el mar, ‘A-mar’, se quería reflejar que nosotros queremos ayudar con el medioambiente y sobre todo con el mar”, contó Marily.

La familia de emprendedores espera consolidar su pequeño negocio para que crezca cada día más. Además, pretenden ayudar a más personas para que se vinculen con el tejido, lo conozcan, puedan contar su historia y logren encontrar un sustento para vivir. Su cuenta de Instagram como vitrina comercial de sus productos ya cuenta con más de 500 seguidores.

*En alianza con Coca-Cola Latinoamérica.

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