Turismo
Barranquilla: una ciudad para disfrutar de increíbles joyas turísticas
En el Caribe colombiano podemos vivir grandes experiencias gracias a su gente, gastronomía y los lugares emblemáticos de la región.
La famosa frase de la canción del cantante Joe Arroyo “en Barranquilla me quedo” refleja el sentimiento de muchos de sus visitantes una vez conocen esta joya del Atlántico.
Gracias al carisma y la amabilidad de la gente, a la gastronomía que mezcla diversas costumbres con influencias propias caribeñas y a la belleza arquitectónica rodeada de calles bañadas por el sol y la arena de su playa, quien llega a visitarla se queda con las ganas de volver a recorrerla una y otra vez.
Una puerta abierta para el turismo
La arenosa te envolverá en su cálido ambiente para vivir las mejores experiencias del Caribe colombiano. Esta ciudad, donde el río Magdalena termina su largo recorrido, es sinónimo de carnaval, del sancocho Guandú, de bollos de yuca, de arepa de huevo, bebidas con frutas y una cervecita bien fría.
Una caminata por el malecón puede resultar una experiencia muy relajante y es un espacio donde puedes conectarte con la historia de la ciudad, además de disfrutar de la variada gastronomía que ofrecen los comerciantes de la región.
En la capital del Atlántico hasta los que nunca han visto el río Magdalena tienen una fuerte conexión con este. Sus habitantes venden, compran, comen y visten lo que su corriente trae, y desemboca en la ciudad para mostrarle algo de su belleza a los inquietos turistas ávidos de experiencias nuevas.
Recorrer este río es comprender la identidad misma de la ciudad y vivir momentos dignos de ser reflejados en un poema o alguna obra literaria. Sentir la experiencia del ocaso debajo del puente Pumarejo y regresar con la vista del cielo iluminado por muchas estrellas es una experiencia inolvidable para cualquier turista.
Tierra de música y folclor
“Por la Riviera se ven arbustos y cocoteros”. Al escuchar esta primera estrofa de la canción “Letra de Las cuatro fiestas” en la voz de la cantante barranquillera Nury Borrás, es inevitable evocar el ambiente de las celebraciones más icónicas de la región. Su cinta grabada en 1961 por el cuarteto del Mónaco y que este año cumpliría 61 años, ha acompañado y dado vida por décadas enteras a fechas como el Día de velitas, la Navidad, el Año Nuevo y el Carnaval de Barranquilla.
Por otro lado, la música de carnaval es única. Esta es la consecuencia de múltiples intercambios entre la ciudad y el Caribe colombiano, diversos ritmos como la champeta, el merecumbé, la cumbia y la salsa muestran la diversidad de ritmos que se unen para llenar de jovialidad a los visitantes que esperan con ansias los días de carnaval.
Un museo para vivir el arte a otro nivel
En la esquina de la calle 59 con 43, hay un espacio en donde se une el arte, la cultura y las vivencias de la arenosa. Es un sitio único que ha sido declarado Bien Público Nacional por el Ministerio de Cultura de Colombia, que más tarde sería transformado en La cueva, un centro de pensamiento y tertulia que acogió hasta 1968 a un grupo de reconocidos escritores, pintores e intelectuales como Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Cecilia Porras, entre otros.
Ubicado en el corazón de Barranquilla, es un bar, tertuliadero, teatro, museo vivo, una galería, un escenario… es todo un universo transformado en poesía.
Poesía y arte: los ejes de la inspiración caribeña
En medio de la arquitectura moderna barranquillera se encuentra el Salón Nobel, dentro del hotel Marriott. Allí está ilustrada la partitura de la canción “El vallenato nobel” de los hermanos Zuleta escrita en honor a nuestro Nobel de literatura Gabriel García Márquez.
Este espacio ofrece a los huéspedes una experiencia única, es en donde se funden la poesía y la gastronomía local. En el menú ofrecido es primordial la combinación de comida y bebida, en donde se establece un diálogo necesario y que deleita los sentidos.
Barranquilla en su totalidad es la muestra de que la comida y la poesía pueden combinarse majestuosamente, pues, además, el restaurante Amira, otra de las joyas turísticas de la ciudad, no solo presenta a sus comensales lo mejor de la comida local, sino también lleva el nombre de Amira Arrieta McGregor de la Rosa, uno de los personajes más destacados de la historia cultural de la ciudad.