Mascotas
Cifras, ley y sociedad: la cara detrás del maltrato a mascotas en Colombia
Los casos en el país no disminuyen, ¿cuál es la razón?
El 17 de junio del 2020 se conoció el aberrante caso en el que un soldado del Ejército, en compañía de otros uniformados, había lanzado al vacío a un perro en el municipio de Puerres, Nariño. Las imágenes no solo causaron indignación en todo el país, sino que propiciaron una revuelta de varios sectores para solidificar las penas contra los maltratadores de animales.
El encierro que provocó la pandemia por el covid hizo que entre 2019 y 2021 los casos de maltrato a mascotas aumentaran. Por ejemplo, solo en Bogotá hubo más de cuatro mil casos reportados durante el 2020, según cifras de la Fiscalía General de la Nación. El maltrato contra los animales existe, pero ¿qué se ha hecho al respecto?
Ley y mascotas, ¿qué le puede pasar a los maltratadores de animales en Colombia?
Perros, gatos, animales silvestres, todos son seres vivos que se han visto vulnerados en las manos de los maltratadores en Colombia. Para intentar entender cuál es el impactante panorama de esta situación, los números y los datos son fundamentales.
La Fiscalía General de la Nación, al ver la cantidad de casos de maltrato que la ciudadanía intentaba resolver a través de la entidad, creó el Grupo Especial para la Lucha Contra el Maltrato Animal (Gelma), dicha organización asegura que desde el 2021 hasta principios de 2022 se registraron casi dos mil denuncias, de las cuales se procesaron 173 que resultaron en apenas 71 condenas.
¿Qué pasa aquí? En Colombia sí hay normas contra el maltrato animal. La Ley 1774 del 6 de enero de 2016 entabla un marco de “respeto, solidaridad, compasión, ética, justicia, cuidado, prevención del sufrimiento, en la erradicación del cautiverio y el abandono” en el trato de los seres humanos hacia los animales.
Además, estipula que quien lesione a un animal puede tener una multa entre los 5 y los 50 salarios mínimos. Si le provoca la muerte, podrían estar en prisión de 12 a 36 meses y una inhabilidad de estar en cualquier cargo profesional que implique el contacto con animales.
Sin embargo, la abogada María José Rojas explica para Fucsia que, como en otros ámbitos, la desconfianza en las leyes sigue primando, es un obstáculo, y muchos prefieren hacer justicia por mano propia o simplemente no denunciar, y esto es en los casos que se llegan a conocer. Por otro lado, la experta afirma que tampoco la ley es suficiente:
“Tengo claro cuál es mi profesión y cuál debería ser mi postura, pero en un tema como el maltrato animal tengo que decir que las leyes no lo son todo. De nada nos sirve tener un millón de normas contra los maltratadores y que todos estén en la cárcel porque no cambia nada, porque considero que este es un acto estructural y un reflejo de la sociedad. Vemos cómo una persona realiza actos sexuales con su perro y creemos que porque hay una ley todo se arregla. No, es un problema cultural, social, mental, la ley lamentablemente no es la salvadora”.
Dejando atrás al maltratador, ¿qué sucede con las mascotas maltratadas?
En primer lugar, cabe decir que son muchas las entidades públicas y privadas que tienen el propósito de recibir los casos de maltrato contra mascotas, pero también de acogerlas, cuidarlas y protegerlas.
Entre ellas encontramos el Gelma de la Fiscalía, el Escuadrón Anticrueldad (conformado por veterinarios y abogados, el cual puede ser activado en cualquier estación de Policía o en la línea 123), el Instituto de Bienestar Animal de la Alcaldía de Bogotá y muchas fundaciones que se dedican a cuidar a perros y gatos maltratados.
El Instituto de Bienestar Animal incluso tiene algunos criterios para identificar daños ejercidos contra un perro, un gato o cualquier mascota: negligencia (privar de alimentos y cuidados básicos), crueldad, explotación comercial, maltrato físico o emocional, abandono y abuso sexual. Contra estos preocupantes actos, hay más de una fundación que se encarga de proveer ayuda y refugio a los perros y gatos agredidos.
Una de ellas es la Fundación Rescatadogs. Su cofundadora María Alejandra Checa explicó para Fucsia que cuando reciben a un animalito casi siempre hay que hospitalizarlo por las condiciones en las que llega y que para pagar los procedimientos, medicinas y comida, intentan buscar ingresos por todos los medios, como vender materas. Además, recalca la importancia de la adopción:
“Es muy importante porque los rescatados vienen con muchos dolores emocionales y traumas de su maltrato o vida pasada. Es una tarea difícil, no es raro que se orinen del miedo o intenten responder bruscamente tratando de proteger su vida ante ruidos o movimientos bruscos. Pero siempre decimos que el amor y la paciencia borra las marcas del difícil pasado”.
Desde su experiencia y los más de 800 casos que la han conmovido, María Alejandra asegura que falta mucha educación por parte de la sociedad para disminuir los casos de maltrato hacia las mascotas por parte de los ciudadanos, “nos falta mucha educación para entender que los animales son seres sintientes. Y ojalá adopten, en Colombia hay más de un millón de animales domésticos abandonados en las calles, corriendo el riesgo de morir o vivir en muy mal estado”.