Gastronomía
¿Cómo preparar la taza de café perfecta según la ciencia?
Estos son los aspectos que no debes olvidar para una taza inolvidable de esta bebida.
En la mañana, en la tarde y a veces en la noche, una taza de café es la opción de millones de personas en el mundo para aumentar su energía durante el día o simplemente para disfrutar del aroma y sabor de este grano molido y tostado.
Como ocurre en gran parte de las preparaciones que se hacen de cualquier receta, cada persona tiene su propia forma de disfrutar el café, pero sí hay algunas recomendaciones para obtener una taza humeante aceptable para los mejores expertos en todo el mundo.
Los consejos de la ciencia para preparar la taza de café perfecta
Cuando se piensa en el café, tenemos en cuenta aspectos como el tipo de grano, la cafetera, el dulce añadido y hasta el proceso de tostado de los granos, pero olvidamos otros criterios que también son muy importantes.
El profesor Christopher H. Hendon es un químico de materiales y fundador del Smithsonian, y explica algunos detalles para tener en cuenta la próxima vez que quieras preparar una taza de café inolvidable.
Según el experto, es importante tener en cuenta aspectos como la granulometría luego de moler el café (el tamaño del grano que queda), la composición química del agua y la relación de la cantidad entre agua y café.
La temperatura es clave, la concentración ideal está entre 1.2 y 1.5 % y es fácil alcanzarla si se está utilizando procedimientos como el turco, cafetera de émbolo o prensa francesa.
Aunque muchos no estén pendientes o sepan cómo hacerlo, la composición del agua altera el sabor del café. Aguas ricas en calcio y bicarbonato harán que la bebida tenga un sabor parecido a la tiza, por lo que se busca un punto medio de acidez, el cual se pude lograr con un filtro de agua.
La frescura es esencial, es preferible contar con un café recién tostado para luego molerlo en casa.
Por otro lado, también se ve la relación entre la cantidad de café y agua en comparación al grado de molienda. Por ejemplo, un grano molido finamente necesita menos agua, pero un tiempo corto de infusión para lograr un sabor más intenso.