Gastronomía

Perbacco: el lujo de disfrutar de la cocina mediterránea dejándose llevar por el chef

Una experiencia culinaria que transporta a la costa mediterránea, con platos frescos y cócteles que evocan la brisa del mar en pleno corazón de Bogotá.

Perbacco
Perbacco - Foto: ALEKOSPHOTO Alejandro Mendez

En cada bocado de la comida mediterránea se esconde un susurro de la brisa marina, el calor del sol acariciando la piel y la frescura de los ingredientes que solo la costa puede ofrecer. Es una cocina que invita a viajar sin moverse de la mesa, llevando a quien la prueba por senderos bañados en aceite de oliva, entre campos de olivos, viñedos y huertas rebosantes de color y vida.

Sumergirse en un plato mediterráneo es como rendirse al embrujo de un atardecer junto al mar. El primer bocado puede ser una simple aceituna, negra y brillante, que estalla en el paladar con la salinidad que trae consigo el recuerdo del mar. O quizás sea un trozo de pan recién horneado, impregnado de aceite de oliva virgen, que deja en la boca una caricia suave y persistente. Cada ingrediente, desde los tomates maduros hasta las hierbas frescas, parece haber sido besado por el sol.

En el entorno de la Zona T, se esconde un oasis que transporta a sus visitantes a las costas italianas: Perbacco. Esta terraza, que recrea las playas mediterráneas, ofrece mucho más que una simple comida. Es un lugar para aquellos que buscan una experiencia que despierte los sentidos y les haga olvidar, aunque sea por un momento, que están en pleno corazón de Bogotá.

Perbacco
Perbacco | Foto: Cortesía

La propuesta de Perbacco es clara: replicar la esencia de una escapada mediterránea. Desde su cocina, que ofrece una deliciosa selección de platos frescos y auténticos, hasta su carta de cocteles cuidadosamente seleccionados y a precios accesibles, cada detalle está pensado para crear una experiencia completa. Aquí, los comensales pueden disfrutar de un almuerzo o una cena bajo el cielo bogotano, mientras el sabor del Mediterráneo cobra vida en cada plato, cada sorbo de vino y cada cóctel refrescante que se sirve.

Sabores para iniciar y un plato principal que sorprende

Para comenzar, sugiero probar las empanadas de ossobuco. Estas delicias están rellenas con carne jugosa y tierna, cocida a fuego lento hasta alcanzar la perfección. La masa dorada y crujiente encierra un relleno que combina el sabor profundo del osobuco con especias cuidadosamente seleccionadas. Es un bocado reconfortante que te transporta a la cocina tradicional, pero con un toque sofisticado que lo convierte en una experiencia única.

Si busca algo diferente, las croquetas de cangrejo son otra excelente opción, acompañadas por un mousse de setas que ofrece una textura cremosa y un sabor rico en umami, complementado por un agridulce de pimientos que equilibra el plato con su toque vibrante.

Como plato fuerte, el pollo al limón es una elección que no falla. Servido sobre un risoni cremoso de espinacas, este plato combina la frescura del limón con la suavidad de la carne, mientras que el aceite de hierbabuena aporta un toque aromático que eleva cada bocado. Es una opción perfecta para quienes buscan un plato ligero pero lleno de sabor, con una mezcla de texturas que deja una impresión duradera.

Para quienes disfrutan de los sabores clásicos, las albóndigas en salsa de tomates son una elección irresistible. Preparadas con carne de alta calidad y especias que realzan su sabor, estas albóndigas son tiernas y jugosas, cocidas lentamente en una salsa de tomates frescos que aporta un equilibrio perfecto entre acidez y dulzura. La salsa, rica y bien condimentada, se impregna en cada bocado, haciendo de este plato una opción reconfortante y deliciosa, ideal para quienes buscan un plato tradicional con un toque casero que evoca la cocina mediterránea.

Para cerrar la experiencia con un toque dulce, no hay mejor opción que Il Gelato de pistacho. Este postre es una verdadera joya para el paladar, con su textura cremosa y suave que se derrite lentamente en la boca, liberando el delicado y auténtico sabor del pistacho. Cada cucharada es un tributo a la tradición italiana, un final perfecto que deja una sensación refrescante y satisfecha. Es el broche de oro ideal para culminar una comida que lleva a los comensales en un viaje culinario lleno de sorpresas y deleite.