Isabella Santo Domingo: Sin filtros sobre la nueva edición de “Los Caballeros las prefieren brutas”

Isabella Santo Domingo, conocida por su agudo sentido del humor y su estilo irreverente, regresa con una edición renovada de Los caballeros las prefieren brutas, un libro que marcó un antes y un después en su carrera al abordar las dinámicas de pareja y el rol de las mujeres en la sociedad con una mirada crítica y satírica. Ella no solo actualiza sus reflexiones, sino que las intensifica, trayéndolas al presente con un lenguaje aún más directo y sin concesiones. Desde su perspectiva única, cuestiona las estructuras del machismo y explora cómo las relaciones han evolucionado (o no) en un mundo que dice ser cada vez más equitativo.

Su visión, aunque controvertida, invita a la reflexión sobre las formas en que las mujeres enfrentan las expectativas sociales y redefinen su lugar en un entorno donde las normas tradicionales siguen vigentes, pero también están bajo constante cuestionamiento.

¿Qué aspectos destacan en esta nueva obra en comparación con tus trabajos anteriores?

Todo es novedoso. Aunque mantengo elementos que siempre me han gustado, los he fortalecido con ideas que hoy resuenan más fuerte en mí. Además, los he expresado de una forma más acorde al presente, sin filtros ni intención de ser políticamente correcta, porque nunca lo he sido, pero sí adaptándome a un público diferente que conecta con este momento.

Las relaciones humanas seguirán cambiando, ¿no? ¿Cómo te imaginas el futuro en ese sentido?

Sí, yo me imagino que sí que seguirán cambiando algunos aspectos de las relaciones humanas. Creo que todo evoluciona, pero, más allá de eso, yo pienso que el cambio vendrá cuando empecemos a incluir al hombre en la conversación. Nosotras hemos avanzado, pero ellos no se han adaptado. Ese es el gran desafío.

¿Te refieres a un cambio en la mentalidad de los hombres respecto a las mujeres? ¿Qué más ha cambiado?

Claro, antes ni se hablaba de feminismo, y ahora es un tema que está en todos lados. Lo que ha cambiado es que antes me daba pena hablar abiertamente sobre muchos temas, pero ahora ya no. El uso de palabras, bruta, por ejemplo, o que las mujeres ahora se ofenden más fácilmente. Pero también veo que hay mucha división, no solo entre hombres y mujeres, sino también dentro de las mismas mujeres. Cada vez hay más mujeres que se alejan del feminismo radical y prefieren una postura más equilibrada.

¿Y cómo ves este cambio dentro del feminismo? ¿Hay algo que no te guste?

Sí, hay muchas formas de entender el feminismo. Algunas mujeres piensan que todo este movimiento está perjudicando más de lo que está ayudando, especialmente porque está excluyendo a los hombres. Yo, por ejemplo, creo que necesitamos incluir a los hombres en esta conversación. No somos iguales, nunca lo seremos, pero debemos ser parejos. Y lo que me duele es que muchas mujeres ni siquiera conocen su propia historia. No conocen su cuerpo, no saben lo que les pasa durante la menopausia, por ejemplo, y hay muy poca información al respecto.

Entonces, ¿cómo crees que deberíamos educar a las mujeres?

Lo primero es que las mujeres necesitamos conocer nuestra historia. Debemos saber por qué nos quemaban en la Inquisición, por qué no nos dejaron estudiar o aprender a leer. Saber por qué tuvimos que luchar por el derecho al voto y todo lo que hemos pasado para estar donde estamos ahora. Pero hay dos formas de abordar esto: una es desde el resentimiento y el enojo, y la otra es desde la admiración por todo lo que hemos superado. Yo prefiero la segunda. Ver todo lo que hemos logrado, a pesar de las adversidades, me hace sentir muy orgullosa de lo que somos como mujeres.

¿Y qué opinas sobre el comportamiento de los hombres hoy en día, especialmente con la creciente cantidad de feminicidios?

Los feminicidios son una señal de que muchos hombres se niegan a evolucionar. Se niegan a aceptar que las mujeres ahora tenemos el derecho de estudiar, trabajar, decidir sobre nuestro cuerpo. Hemos evolucionado, pero muchos hombres no lo han hecho. Esto es lo que me indica la cantidad de feminicidios que estamos viendo, una reacción violenta a nuestra evolución.

¿Qué significa exactamente “machismo por conveniencia”?

Es una forma de ironizar sobre el machismo que está en todas partes. Hay mujeres que dicen ser orgullosamente machistas porque les gusta que las consientan y las atiendan, pero yo creo que también podemos atendernos a nosotras mismas. No estoy en contra del matrimonio, quiero dejarlo claro. Estoy en contra de pasar mi vida con alguien que me limite, que pretenda cortarme las alas o con quien tenga que pelear constantemente. Alguien que piense que la libertad es algo negociable. Mi libertad no está en juego ni se negocia jamás.

Es un tema muy fuerte. En cuanto a tu libro, me llamó mucho la atención la dedicatoria a tu hermana, a quien describes como una “guerrera de la vida”. ¿Qué nos puedes contar sobre ella y por qué la mencionas?

Mi hermana es un ejemplo de fortaleza. Llevamos 30 años de matrimonio, y para mí ella es la “surfista de la vida”. El matrimonio es como estar sobre una tabla de surf: subes y bajas, caes y te levantas. Pero lo importante es que te sigues levantando. Ella ha atravesado muchas dificultades, y sigue ahí, con su esposo, luchando, creciendo juntos. Lo admiro mucho porque yo no soy tan valiente como ella. En esos 30 años ha tenido que aguantar y luchar por lo que tiene, y creo que eso es digno de respeto.

¿Y cómo ves tú el matrimonio? Porque mucha gente tiene diferentes opiniones sobre la institución.

Yo nunca he entendido por qué uno tiene que casarse. Para mí, el matrimonio es solo un papel, un requisito social que a veces te impide ser libre, moverte. Pero también sé que muchas personas lo viven de forma muy bonita, como en el caso de mi hermana. No hay nada de malo en eso. Si alguien decide casarse y quiere que esa relación dure, está bien. Lo importante es que sea algo genuino, y no porque la sociedad te lo imponga.