Turismo

El universo bajo la panza de burro limeña

Redacción Fucsia, 27/12/2024

Lima es una ciudad con muchos rostros. Dunas de arena que parecen levantarse desde el centro de la tierra, un mar helado que se extiende entre fortalezas e islas, puntas de iglesias que surcan nubes, todo acá se esconde bajo la panza de burro: un cielo único que se extiende sobre la anatomía de la capital peruana.

Lima - Perú
Lima - Perú - Foto: NicolasRochaCortes

Es blanco. Liso. Infinito. Se ensancha sobre el cielo limeño durante casi todo el año y de su cuerpo pocas veces se desprende lluvia. Es una suerte de telón brillante detrás del que está el sol, aunque nunca asome. Se ve desde la punta más alta del Museo Convento San Francisco, en un campanario que acaricia las nubes; en medio de una lancha que rompe las olas en el mar de Callao mientras una bandera peruana se agita con violencia; sobre las dunas arenosas que rodean El Museo Nacional del Perú (MUNA), bajo las que se esconde otro universo y a las que interrumpe el verde espeso de árboles y vegetación que se abren paso entre la tierra árida.

Antes de aterrizar en Lima, amanece a miles de kilómetros del suelo. Desde la ventana, dos franjas, una roja y otra amarilla que se funden con el azul de cielo, cortan de tajo el paisaje. El bombillo del ala izquierda de avión titila. El morado y las letras blancas en las que se lee Wingo se pierden entre el albor de un día que todavía no se revela al mundo, pues solo quienes se pasean por el cielo mientras las aves todavía duermen son testigos de su belleza.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

Bajo la panza de burro está Lima y sus múltiples rostros. El de la ciudad histórica que habita en los huacos retratos que observan desde las paredes del Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera; la Lima de Blanca Varela, en la que «No importa la hora ni el día / se cierran los ojos / se dan tres golpes con el / pie en el suelo, / se abren los ojos / y todo sigue exactamente igual»; la de Antonio Cisneros en la que «En las tinieblas los cuerpos envejecen / sin que nadie repare en el escándalo». La Lima de los poetas. Los que contemplan el barranco y la niebla espesa que parece tragarse todo, montañas, edificios, islas y personas.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

Está la Lima que acontece desde la ventana del hotel Fairfield en Miraflores, esa en la que amanece tarde y que a las siete de la mañana suena como un solo silencio. La del café ligero, aromático y tristemente desconocido para muchos.

También está la ciudad de sonrisas amplias, rostros indígenas, relatos generosos que suenan como una canción heredada, aunque se trate de la historia más reciente del país y que se conoce gracias a la labor de PROMPERÚ, la oficina de promoción de turismo de ‘La perla del Pacífico’.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

Está la Lima desde la que se llega a Callao en menos de una hora. En donde se aborda una lancha y los turistas se dejan caer en el mar como gotas que se deshacen al entrar en contacto con el agua helada del Pacífico...

Lima
Lima | Foto: NicolasRochaCortes

...para nadar con lobos marinos con la promesa de que «en un rato el cuerpo se aclimata», aunque eso no llegue a suceder.

Lima
Lima | Foto: NicolasRochaCortes

La ciudad del pescado fresco, mariscos que parecen medicina en vez de alimento por la sensación de bienestar que inunda el paladar en cada bocado. La Lima de las porciones grandes, los platos amplios y el pisco sour sobre el que se dibuja una capa de espuma blanca que recuerda precisamente la panza de burro, siempre con un punto de amargo de angostura en el centro que juega a ser un sol caprichoso que se diluye un sorbo a la vez.

Se encuentra la Huaca Pucllana, evidencia del paso de las culturas Lima, Huari e Ychsma en Perú y un espacio acompasado por el tronar de las piedras bajo los zapatos. Un fragmento de la ciudad que recuerda también al paisaje infinito que rodea al MUNA, en Lurín; kilómetros de secretos arqueológicos que se revelan bajo la mirada atenta de investigadores que buscan evidencia de la experiencia humana previa a La Conquista bajo cada piedra.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

También acontece la Lima de los caballos de paso de la Hacienda Los Ficus, animales que rompen el ritmo con su suave andar a cuatro tiempos. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Parece que levitan. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Es como montar una nube. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Mientras acompañan el baile de su jinete. Uno. Dos. Tres. Cuatro.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

Hay tantas Lima como personas, pues la ciudad parece acomodarse a sus visitantes. Así como su gente, la capital peruana se adapta al mundo y se hace vasta para igualar sus márgenes. Lo hace a través de una propuesta gastronómica que conquista a cualquiera, pues propuestas como Cosme proponen un juego en el que el comensal siempre es el ganador. Lima también goza de una escena cultural que crece al ritmo de su gente, ensanchando el camino que artistas como Jade Rivera o Lucía Coz han abierto con elegancia.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes

La Lima que atardece cerca al Parque Kennedy, a través la ventana del hotel Courtyard, desde la que la ciudad se colorea con las luces rojas de hileras de carros en hora pico; imagen que se repite en cualquier capital latinoamericana y que se siente tan familiar como los abrazos que se acumulan al término del viaje. Por último, está la Lima que se despide cuando el avión atraviesa esa capa de espuma a la que llaman cielo y que se cierra como una puerta tras la que se guarda una promesa: volver.

Lima - Perú
Lima - Perú | Foto: NicolasRochaCortes