Mandamientos del buen viajero: las lecciones que me dejó viajar sola
La periodista Carolina Morales relata su experiencia viajando en solitario durante un año. Estos son sus consejos para viajar sola y no morir en el intento.
Por Caro Morales / @CaroEscarlata
Hace poco vi una ilustración muy bonita en Internet, se trataba de un gigante que se presentaba de manera muy amable con un diminuto ser humano diciéndole "Hola, soy un pensamiento recurrente y lo acompañaré el resto del día". Realmente no sé si la frase es celebre o algo así, pero eso era viajar para mí, y cuando me dormía pensando en recorrer el mundo y me despertaba pensando en tomar un avión, me di cuenta de que era el momento de tomar la decisión y hacer el viaje que había soñado. Hacerlo no fue fácil, pues los miedos, las inseguridades y los "Y si tal vez...", me ganaron algunas veces. Al final el deseo fue más fuerte y ahora, casi un año después, siento que ha sido uno de los mejores regalos que le he hecho a mi vida.
Nunca me ha gustado hablar o escribir exclusivamente desde mi condición de mujer. Sin embargo, cuando decides emprender un viaje como el mío, es inevitable escuchar comentarios sobre el hecho de viajar sola como mujer y sus "riesgos". Existen muchos prejuicios por el simple hecho de abandonarlo todo para tomarse un año sabático, muchos más si tienes 36 años, eres soltera y eres de un país como Colombia, en donde no es una costumbre salir a ver el mundo.
He aprendido muchas cosas en este viaje y muchas de ellas tienen que ver con la confianza en nosotros y en los demás. Durante estos meses recorriendo América Latina he renovado mi creencia en que cualquier lugar puede convertirse en tu hogar, porque en todas partes siempre hay gente dispuesta a convertirse en tu familia y a cuidarte, como lo hizo conmigo una alemana desconocida con la que compartí un dormitorio en Santiago de Chile y que estuvo pendiente de mí cuando me dio una gripa fortísima. Qué si es peligroso viajar sola como mujer, por supuesto que sí, lo es siempre y lo es si eres mujer o si eres hombre.
Viajar solo no es probarlo todo
Hacer un viaje en solitario y hacerlo por un año, como en mi caso, no significa escapar de las reglas o de la vida "común". Esa quizá es una de las grandes enseñanzas de este viaje. Algunas veces he pensado en que quizá esperé mucho tiempo para hacerlo pero luego recuerdo quién era yo a los 25 o a los 27 y confirmo que el momento fue perfecto. Este viaje fue un llamado en las circunstancias exactas y precisas para disfrutarlo de la manera más sana y gratificante. Hay días que simplemente no quiero hacer nada, aunque tenga una montaña en frente que escalar. No tengo que probarlo todo, algunas veces solo quiero sentarme a esperar que pase el tiempo.
Con un viaje no cambias, te reconoces
Cuando comencé este viaje lo hice pensando en "cambiar" cosas de mí. Dejar mi miedo al agua y a las alturas, cambiar mi timidez para hablar en público, cambiar para "merecer" enamorarme de nuevo. Un día, tomándome un café en Cuba, pensé en lo mucho que podemos hacernos daño a nosotros mismos tratando de forzar cambios de aspectos que son parte de nuestra esencia y entonces llegué a la conclusión de que, más que cambiarte, un viaje te ayuda a reconocerte y a aceptarte. Que seguiré siendo miedosa, muy rebelde, muy terca, muy vulnerable, pero que al aceptarlo, estaré más feliz y satisfecha con lo que soy, y así mismo lo proyectaré en los demás.
No voy a dejar de viajar
Pero debo detenerme. Viajar por un año me enriqueció y reafirmó la necesidad que tengo de conocer el mundo. Sé que eso no cambiará, así tenga 40, 50 o 60 años. Extraño mi casa, tener un hogar decorado por mí al cual llegar para descansar y hacer las cosas que me gustan. Puede que regrese a mi vida anterior, a mi ciudad, con mi familia y amigos. Aunque lo haga, estaré pensando en la próxima aventura, ahora con menos miedos y preguntas.
Mis mandamientos del buen viajero
1. Sé amable siempre y no juzgues
2. Comparte desde un consejo hasta una cerveza, no te arrepentirás :)
3. Acepta siempre una conversación, confía y aprende a afinar tu intuición
4. Conoce tus límites y no hagas nada con lo que no te sientas a gusto
5. No pienses tanto, trata de aferrarte al presente y vívelo
6. Desahógate, en los días malos y en los buenos también. Llora o ríe pero no te quedes con nada. Viajando solo te encontrarás siempre en una montaña rusa de emociones y de ti depende encontrar el equilibrio
7. Escribe
8. Haz un trabajo voluntario y aprende un nuevo oficio
9. Ve liviano: de equipaje, de mente y de espíritu
10. Gratitud
Un auténtico viajero sabe cuándo es tiempo de comenzar y también cuándo es momento de detenerse. Escúchate y verás cómo la energía comienza a fluir.
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