Sexo
Las motivaciones detrás del sexo
Arnoldo Mutis, 21/11/2013
Hombres y mujeres se van a la cama para unirse más, pero también para evitar turbulencias en sus relaciones, concluye un nuevo estudio. Otras razones van desde querer dormir mejor hasta acercarse más a Dios.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto decidió indagar acerca de lo que motiva a las parejas a consumar su amor en la alcoba. Ya en 2007, un estudio de la Universidad de Texas había decantado un total de 237 motivaciones, desde las más obvias hasta las más traídas de los cabellos, lo que derribó el cliché de que la gente solo se une carnalmente a su pareja en busca de tres cosas: reproducción, placer y liberación de las tensiones.
El trabajo, publicado en el número de octubre del Personality and Social Psychology Bulletin, un prestigioso paper sobre conducta humana, aisló las razones más comunes y más relevantes en relaciones de largo término y las clasificó en dos categorías. De acuerdo con ello, las parejas tienen sexo para acercarse y para evitar. En el primer campo se ubican los motivos que van tras resultados positivos: “incrementar la intimidad con mi pareja”, “sentirme más cerca de mi pareja”, etc. En el segundo campo, se hallan los que pretenden mantener a raya efectos negativos: “no quiero sentirme culpable”, “no quiero conflictos”.
Como se lo explicó la doctora Amy Muise a The Wall Street Journal, el estudió dividió estas dos categorías en otras dos subcategorías tituladas “enfocado en sí mismo” y “enfocado en su pareja”, en la cual aplicaron un especial énfasis porque “tienen el impacto más grande en el desarrollo de la relación”.
Muise dirigió la investigación, cuya herramienta inicial reclutó a 108 parejas heterosexuales que sostenían un noviazgo. A lo largo de dos semanas y en los días en que hacían el amor, cada dúo contestó 26 preguntas sobre lo que los había llevado a hacerlo (“evitar que mi novio se ponga bravo”, “sentirme mejor conmigo mismo”), dándoles una calificación de uno a siete. Los voluntarios, además, debían evaluar el deseo que experimentaron cada día, su satisfacción sexual y con la relación.
En los días en que la motivación de la persona había sido de índole positiva, concluyó la prueba, ella o él se sintieron más complacidos tanto sexualmente como con el noviazgo, al tiempo que el grado del deseo fue alto. Resultados en la orilla opuesta se presentaron cuando las intenciones tenían su raíz en no desagradar o perjudicar la relación.
Una de las sorpresas del análisis es el modo en que el motor sexual de una persona influye sobre la satisfacción del otro. “Cuando alguien tiene sexo por razones positivas, su par experimenta un mayor deseo y se siente mejor con la relación”, se lee en el artículo del Personality and Social Psychology Bulletin. Y reacciones poco convenientes para conservar la armonía se verán venir si el encuentro se originó en pretextos negativos.
“En general, los hombres tienen el deseo sexual alto, pero no se diferencian de las mujeres en los motivos para satisfacerlo y la manera en que hacen sentir a los demás”, explicó la doctora Muise. Así mismo, estos índices no se vieron afectados por la frecuencia con que las parejas tuvieron intimidad.
La segunda parte del estudio se valió de 44 parejas que vivían en matrimonio o unión libre. Este primer grupo se sometió a los cuestionarios por tres semanas y los retomaron a los cuatro meses, con resultados muy parecidos a los que se evidenciaron en el grupo formado por parejas de novios. Las conclusiones se mantuvieron luego de la pausa.
Amy Muise destaca que otro de los fines de las pesquisas era saber si a quien tiene una relación le importa saber por qué su pareja quiere tener sexo, mientras esté obteniendo lo que desea. El estudio arrojó una respuesta afirmativa, según la especialista: “Si estoy teniendo relaciones en aras del acercamiento, ello acrecienta mi deseo y mi satisfacción, es muy probable que mi pareja lo detecte y contribuirá al buen desempeño de la relación. El efecto es acumulativo”.
La pregunta que surge luego es, si es mejor hacer el amor por motivaciones negativas que no hacerlo. “No es fácil responder a eso”, dice Muise, quien de todos modos recuerda que su reciente observación reveló que cuando una pareja tiene sexo se siente más contenta con su vínculo que cuando no lo tiene. Pero cuando se van a la cama por razones negativas, las malas consecuencias tienden a ir in crescendo. “A menos que la intimidad sea alta y frecuentemente motivada para evitar problemas, puede estar bien por un breve momento. Sin embargo, en definitiva, se obtienen mayores beneficios cuando se llega a ella con el ánimo de reforzar la unión”, concluye.
Hice el amor porque…
Un antecedente de la nueva investigación de la Universidad de Toronto fue el estudio realizado por la Universidad de Texas en 2007, según el cual las parejas tienen sexo por 237 causas diferentes. El análisis, publicado por Archives of Sexual Behavior, se valió de una encuesta entre 400 estudiantes y voluntarios, quienes citaron las más corrientes, pero también las más extravagantes e insanas razones, como estas:
-Quería ahuyentar los malos espíritus de mi pareja.
-Quería devolver un favor.
-Quería llegar a un amigo de esa persona.
-Quería ser usada o degradada.
-Me pareció un buen ejercicio.
-Estaba frustrado y necesitaba alivio.
-Quería elevar mi autoestima.
-Quería estar calientito.
-Quería castigarme a mí misma.
-Quería tener un aumento de sueldo.
-Quería cambiar el tema de la conversación.
-Quería terminar la relación.
-Quería transmitirle una enfermedad a alguien.
-Quería reafirmar mi orientación sexual.
-Pensé que me ayudaría a dormir.
-Quería asegurar que había compromiso en la relación.
-Me sentía rebelde.
-Quería sentirme cerca de Dios.
El trabajo, publicado en el número de octubre del Personality and Social Psychology Bulletin, un prestigioso paper sobre conducta humana, aisló las razones más comunes y más relevantes en relaciones de largo término y las clasificó en dos categorías. De acuerdo con ello, las parejas tienen sexo para acercarse y para evitar. En el primer campo se ubican los motivos que van tras resultados positivos: “incrementar la intimidad con mi pareja”, “sentirme más cerca de mi pareja”, etc. En el segundo campo, se hallan los que pretenden mantener a raya efectos negativos: “no quiero sentirme culpable”, “no quiero conflictos”.
Como se lo explicó la doctora Amy Muise a The Wall Street Journal, el estudió dividió estas dos categorías en otras dos subcategorías tituladas “enfocado en sí mismo” y “enfocado en su pareja”, en la cual aplicaron un especial énfasis porque “tienen el impacto más grande en el desarrollo de la relación”.
Muise dirigió la investigación, cuya herramienta inicial reclutó a 108 parejas heterosexuales que sostenían un noviazgo. A lo largo de dos semanas y en los días en que hacían el amor, cada dúo contestó 26 preguntas sobre lo que los había llevado a hacerlo (“evitar que mi novio se ponga bravo”, “sentirme mejor conmigo mismo”), dándoles una calificación de uno a siete. Los voluntarios, además, debían evaluar el deseo que experimentaron cada día, su satisfacción sexual y con la relación.
En los días en que la motivación de la persona había sido de índole positiva, concluyó la prueba, ella o él se sintieron más complacidos tanto sexualmente como con el noviazgo, al tiempo que el grado del deseo fue alto. Resultados en la orilla opuesta se presentaron cuando las intenciones tenían su raíz en no desagradar o perjudicar la relación.
Una de las sorpresas del análisis es el modo en que el motor sexual de una persona influye sobre la satisfacción del otro. “Cuando alguien tiene sexo por razones positivas, su par experimenta un mayor deseo y se siente mejor con la relación”, se lee en el artículo del Personality and Social Psychology Bulletin. Y reacciones poco convenientes para conservar la armonía se verán venir si el encuentro se originó en pretextos negativos.
“En general, los hombres tienen el deseo sexual alto, pero no se diferencian de las mujeres en los motivos para satisfacerlo y la manera en que hacen sentir a los demás”, explicó la doctora Muise. Así mismo, estos índices no se vieron afectados por la frecuencia con que las parejas tuvieron intimidad.
La segunda parte del estudio se valió de 44 parejas que vivían en matrimonio o unión libre. Este primer grupo se sometió a los cuestionarios por tres semanas y los retomaron a los cuatro meses, con resultados muy parecidos a los que se evidenciaron en el grupo formado por parejas de novios. Las conclusiones se mantuvieron luego de la pausa.
Amy Muise destaca que otro de los fines de las pesquisas era saber si a quien tiene una relación le importa saber por qué su pareja quiere tener sexo, mientras esté obteniendo lo que desea. El estudio arrojó una respuesta afirmativa, según la especialista: “Si estoy teniendo relaciones en aras del acercamiento, ello acrecienta mi deseo y mi satisfacción, es muy probable que mi pareja lo detecte y contribuirá al buen desempeño de la relación. El efecto es acumulativo”.
La pregunta que surge luego es, si es mejor hacer el amor por motivaciones negativas que no hacerlo. “No es fácil responder a eso”, dice Muise, quien de todos modos recuerda que su reciente observación reveló que cuando una pareja tiene sexo se siente más contenta con su vínculo que cuando no lo tiene. Pero cuando se van a la cama por razones negativas, las malas consecuencias tienden a ir in crescendo. “A menos que la intimidad sea alta y frecuentemente motivada para evitar problemas, puede estar bien por un breve momento. Sin embargo, en definitiva, se obtienen mayores beneficios cuando se llega a ella con el ánimo de reforzar la unión”, concluye.
Hice el amor porque…
Un antecedente de la nueva investigación de la Universidad de Toronto fue el estudio realizado por la Universidad de Texas en 2007, según el cual las parejas tienen sexo por 237 causas diferentes. El análisis, publicado por Archives of Sexual Behavior, se valió de una encuesta entre 400 estudiantes y voluntarios, quienes citaron las más corrientes, pero también las más extravagantes e insanas razones, como estas:
-Quería ahuyentar los malos espíritus de mi pareja.
-Quería devolver un favor.
-Quería llegar a un amigo de esa persona.
-Quería ser usada o degradada.
-Me pareció un buen ejercicio.
-Estaba frustrado y necesitaba alivio.
-Quería elevar mi autoestima.
-Quería estar calientito.
-Quería castigarme a mí misma.
-Quería tener un aumento de sueldo.
-Quería cambiar el tema de la conversación.
-Quería terminar la relación.
-Quería transmitirle una enfermedad a alguien.
-Quería reafirmar mi orientación sexual.
-Pensé que me ayudaría a dormir.
-Quería asegurar que había compromiso en la relación.
-Me sentía rebelde.
-Quería sentirme cerca de Dios.