Editorial

La fórmula mágica para evitar el divorcio

Lila Ochoa, 8/10/2013

¿Tiene la mujer sacrificarlo todo para no verse abocada a un divorcio? Un nuevo libro parece tener la respuesta ante el dilema de balancear carrera, un matrimonio e hijos felices y bien educados.

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Se supone que a estas alturas del partido uno no se debe sorprender cuando se entera de que una pareja conocida se divorcia. Según las estadísticas, más del 50 por ciento de estas lo hacen, pero debo confesar que no deja de impresionarme este hecho pues, digan lo que digan, un divorcio es devastador. No importa si es el de Michael Douglas y Catherine Zetta-Jones; el del fundador de Google, que después de seis años de matrimonio dejó a su mujer, de 40 años, y a sus dos hijos, por una joven de 27, o el de nuestros vecinos.

Las parejas que trabajan y tienen hijos pequeños pueden entender la complejidad y las dificultades de esos primeros años. Si los dos laboran, se enfrentan durante un tiempo a los problemas de la oficina, los pañales y las noches en vela. Lo que en un momento dado era euforia se convierte rápidamente en frustración; el impulso se vuelve rutina. No es raro entonces que se hagan la pregunta: “¿y a dónde se fue la pasión?”. Hasta hace poco eran dos personas jóvenes que se divertían juntas, sin responsabilidades y locamente enamoradas. Cuando llegan los niños, todo cambia.

Surge entonces el interrogante de si a la mujer le toca sacrificarlo todo para no verse abocada a un divorcio. Me niego a aceptar esta premisa y creo que un libro que acaba de salir al mercado tiene la respuesta. Se llama 50/50: Cómo los papás que trabajan sí pueden tenerlo todo, de Sharon Meers y Joanna Strober. No es que crea en las recetas mágicas, pero me parece que existe una fórmula para combinar hijos con profesiones sin acabar con la relación. Las autoras entrevistaron a cientos de parejas que trabajan, y basadas en esas experiencias armaron el libro.

Para empezar, no es posible que un matrimonio sobreviva hoy sin el salario de los dos, o al menos son muy pocos los casos en que sucede de ese modo. Esta premisa debería morigerar el sentido de culpabilidad que sienten las mujeres cuando salen a trabajar, pues los hombres nunca han sabido qué es ese sentimiento. Según el libro, sí se puede tener una carrera exitosa, un matrimonio exitoso y unos hijos felices y bien educados. La clave está en pedir ayuda al mejor aliado: la pareja. Este detalle cambia toda la ecuación. Si uno no comparte las pequeñas cosas de la vida que ayudan a mantener trabajo y familia de una manera equilibrada, los dos se arriesgan a un fracaso. No sé si soy muy optimista, pero las nuevas generaciones tendrán que poner en práctica la teoría del 50/50 para evitar esta racha de divorcios, para que los niños tengan lazos fuertes con sus padres, para que los hombres no se conviertan en unos extraños para sus hijos y solo se hagan presentes con dinero.

Este asunto debería ser casi un acuerdo prematrimonial que surja de algunas preguntas que pueden hacerse las mujeres como: ¿A qué edad tener hijos?, ¿qué clase de mamá quiere ser?, ¿qué tan exitosa necesita ser en su trabajo para sentirse feliz?, ¿cuánto dinero requiere? No son, ciertamente, preguntas muy románticas, pero sí definitivas para mantener una relación estable y gratificante.

Las épocas en que la mujer se dedicaba de tiempo completo a la casa, en que se sentía aburrida y desesperada, y dependía del marido hasta para comprar un par de medias, ya pasaron. Así como aumenta el número de divorcios en parejas que están entre los 50 y los 60 años, cuando los hijos se van de la casa y descubren que ya no tienen nada en común, es importante tener desde el principio una relación equilibrada. Todos se benefician cuando los dos se comprometen a compartir el cuidado de los niños y las tareas del hogar. Las mamás trabajan sin sentirse culpables, los papás crean lazos estrechos con sus hijos y estos florecen bajo la atención de los dos. No suena tan difícil, ¿verdad? Solo se necesita que los hombres entiendan que deben cambiar de actitud.

Muchas veces una mano amiga ayuda a que esto sea posible y allí entran a desempeñar un papel muy importante los abuelos. Las parejas necesitan tiempo para fortalecer su relación, compartir tiempo juntos y disfrutar. Por eso, mi consejo es que cuando el trabajo la agobie, los niños la abrumen y piense que perdió el control sobre su vida, es el momento de invitar a su marido a un fin de semana romántico. No es una garantía de que las cosas mejoren ciento por ciento, pero sí puede que haya menos posibilidades de que él se vuele con una de 20.