Sexo y Relaciones
¿Cómo lograr un placer más allá del placer?
Es posible tener relaciones sexuales de tres horas y experimentar orgasmos en la cabeza, los hombros... en todo el cuerpo. Esas son algunas de las ventajas del slow sex que la facilitadora tántrica María Lucía Tarazona le explicó a FUCSIA.
Es posible tener relaciones sexuales de tres horas y experimentar orgasmos en la cabeza, los hombros... en todo el cuerpo. Esas son algunas de las ventajas del slow sex que la facilitadora tántrica María Lucía Tarazona le explicó a FUCSIA.
¿Cómo lograr un placer más allá del placer?
Cuando a uno le dicen que existe una práctica conocida como slow sex, se puede pensar que se trata de “sexo lento” versus los populares quickies, o rapiditos. ¿A eso se refiere?
Con el ritmo de vida frenético de hoy, la mayoría de personas andan en piloto automático y todo suele hacerse de manera mecánica. Esa actitud ha llegado, incluso, a los ámbitos en los que se supone deberíamos zafarnos de tanta rigidez, de la dinámica acelerada que nos ha impuesto el mundo, como ha sucedido con la intimidad, ese espacio donde se supone uno se conecta consigo mismo y con su pareja.
Muchas veces el sexo se convierte en una tarea más, y a este se llega con un libreto programado. Cuando eso ocurre se vuelve algo muy básico. ¿Te ha pasado que estás en medio del acto sexual y es como si estuvieras en otro lugar? Por eso me gusta usar el término “sexo despierto”, en el que tú estás presente. Es la ausencia de mente, de juicios.
¿Es algo así como saborear el momento?
Es dejarte sorprender por ese ser que es todo un universo diferente, a quien tienes que mirar con la curiosidad de un niño que se maravilla. Es una práctica en la que se exploran partes que, por lo general, se relegan y en la que tienes conciencia de todo tu cuerpo, de todos los poros de tu piel.
Esto permite dejar las fijaciones sexuales que dictan que es necesario tocar aquí o allá para producir una determinada sensación, como cuando se va tras un resultado, lo cual es un esquema cartesiano racional enfocado en objetivos.
Descubre el verdadero poder de una caricia.
¿Cómo se practica el slow sex?
La clave está en la respiración, que debe ser lenta, profunda y completa, desde el abdomen hasta la cabeza. Si miras a un bebé, notarás que toma aire desde la barriga; pero a medida que crece se acostumbra a hacerlo desde el pecho, agitado, como si estuviera en un estado de estrés permanente.
El segundo paso es sincronizar la respiración con la de la pareja. Esto es tan poderoso que al respecto hay estudios de programación neurolingüística dirigidos al sector de mercadeo, los cuales evidencian que si alguien quiere vender algo debe acompasar sus ritmos con los del cliente pues inconscientemente le está diciendo que están sintonizados.
Esa explicación llevada al sexo demuestra que los dos cuerpos empiezan a vibrar en la misma frecuencia. Como su nombre lo indica, en esta técnica todo es despacio. Se pierde la noción del tiempo, y es posible que la relación sexual dure más de tres horas gracias al manejo de la energía. Por eso hablo del “megasexo”, que significa “grandiosidad”.
Aprende a respirar para alcanzar la eterna juventud.
¿Eso se logra con penetración?
Es parte del proceso, pero el sexo despierto no apunta a la genitalidad. Además de la respiración, necesita de mucho contacto visual. Eso permite verle el alma al otro. Las caricias son sutiles y las yemas de los dedos se convierten en verdaderos sensores.
La razón es que existe una inteligencia erótica (así como se habla de la emocional), que funciona con la intuición, no a partir de un manual, y se desarrolla cuando nos conectamos con las sensaciones y sabemos lo que necesita ese cuerpo y cómo quiere ser tocado. La idea es despertar todos los sentidos. Los espacios envían millones de estímulos por segundos, por lo cual es buena idea ambientarlos: música, rosas, aceites, velas, aromas... Es importante explorar distintas partes del cuerpo. La zona erógena de la mujer es toda la piel.
Te revelamos las posiciones sexuales perfectas para estimular los 5 sentidos.
¿Cómo son los orgasmos?
En el sexo tradicional, eres un cuerpo que tiene orgasmos. En el slow sex eres un ser orgásmico. Estás tan despierto que sientes todo a la enésima potencia. En Occidente el éxtasis se experimenta únicamente con una descarga y con gritos.
Lo que la gran mayoría desconoce es que es posible “inyacular” porque los hombres pueden tener orgasmos sin eyacular y se vuelven multiorgásmicos, así como también las mujeres. Se generan conexiones impresionantes en el sistema nervioso y lo que comúnmente suele sentirse en los genitales se vive en la cabeza, en la espalda, en los hombros.
Por eso digo que, cuando los dos tienen un orgasmo al mismo tiempo, se fusionan en uno y atraviesan por la experiencia más cercana a la divinidad.
¿Esa es una forma elegante de decir que con este sexo se conoce a Dios?
El sexo que heredamos de Occidente solo tiene dos fines: reproducción y placer; la acción se concentra de la cintura para abajo, la fricción es fuerte y la respiración, jadeante y entrecortada. Pero nunca se nos habló de la energía sexual que es la fuente de poder más grande, algo que una ciencia milenaria como el tantra tiene claro.
Cuando empecé a practicar esto, lo que más me sorprendió fue lo altamente creativa que podía ser y no solo para producir ideas sino cómo conseguía plasmar en mi realidad todo lo que visualizaba mucho más rápido. Empodera y aumenta el magnetismo personal. En el sexo típico la energía desciende, se va para el piso; por eso, cuando el hombre eyacula termina drenado. En el megasexo no usas la energía sexual para agotarte sino que te revitaliza.
Cuando la persona se acerca al “punto de no retorno” debe respirar profundamente, haciendo subir el aire desde el estómago cuatro veces. Luego inicia el juego nuevamente hasta que otra vez esté al borde del clímax. Se trata de una secuencia que puede repetirse en tres o más oportunidades antes de estallar de placer.
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