Sexo y relaciones
Porno de inmersión
Cambiar de sexo y vivir una noche loca con una estrella triple X son algunas de las posibilidades que ofrece la realidad virtual. La industria del entretenimiento para adultos está alcanzado dimensiones que solo parecían posibles en la ciencia ficción, al punto que algunos expertos vaticinan el fin de los clubes de striptease e, incluso, de la prostitución.
Me pregunto si quieres tener sexo conmigo”, es la propuesta que en 2032 le hace una policía a un colega que viene de 1996. El hombre emocionado ante tal avance empieza a desvestirse y revisa que su aliento esté fresco para la faena. Pero en lugar de contacto cuerpo a cuerpo, la amante lo invita a ponerse un casco. Él no entiende que ella gima de placer, por eso detiene abruptamente el experimento: “¿Por qué no lo hacemos a la antigua?”. A principios de la década del noventa, la escena protagonizada por Sandra Bullock y Sylvester Stallone en la cinta, El demoledor, era una cuestión de ciencia ficción, como hablar de carros voladores y teletransportación. Sin embargo, el futuro parece haberse adelantado y en pleno 2016 la realidad virtual podría dar inicio a una revolución sexual, al transformar las maneras en que los seres humanos viven la intimidad.
Los seguidores de la tecnología tienen un viejo adagio que reza que cada avance prueba verdaderamente su valor en el sector de la pornografía... El sexo mueve al mundo. Hay quienes responsabilizan al entretenimiento para adultos del éxito del VHS, el DVD, el Blu-Ray, el formato de alta definición, los videos online y dicen que ocurrirá lo mismo con el Occulus Rift, una especie de pantalla para poner sobre los ojos y sumergirse en ficciones muy realistas. No es casualidad que en 2014 Facebook haya invertido 2.000 millones de dólares para adquirir la compañía que desarrolló este producto. Las razones se entienden cuando se conocen las cifras: se trata de una de las industrias más grandes y rentables globalmente. Según el Virtual Reality Reporter, las páginas triple X dominan alrededor del 40 % de la web. En cualquier segundo del día puede haber más de 30 millones de personas visitando estos sitios. Cada año se producen 13.000 filmes que generan ganancias superiores a los 13.000 millones de dólares; en comparación con las 500 películas que lanza Hollywood con sus casi 9.000 millones. Se estima que, para 2025, el contenido porno que genere la sensación de inmersión será un negocio de mil millones de dólares.
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El cine rojo siempre ha aspirado a ofrecer experiencias cada vez más vívidas y que la realidad virtual esté a su servicio es un gran hito: el espectador es el protagonista de aquello que está observando. Si tiene la posibilidad de volverse actor en una escena, y presenciar la imagen de un cuerpo sudoroso a escala humana prácticamente encima, ¿por qué habría de conformarse con ver una acción lejana y diminuta en 2D?
Aunque estén vestidos, cuando los usuarios de estas tecnologías miran hacia su entrepierna se encuentran con unos genitales desnudos, mientras la boca de alguien se dispone a realizar un blowjob. Y en su primera vez no faltan los que impresionados se van de espaldas tratando de esquivar que el final del acto les salpique la cara. De todas maneras, hasta ahora la mayoría de producciones están dirigidas a cumplir las fantasías del público masculino heterosexual y por eso se elaboran para simular su perspectiva en 3D y a 180 o 360 grados: ellos pueden desde presenciar un baile erótico hasta participar en un trío. ¿El fin de los clubes de stripers? Después de todo, se trataría de una práctica similar a la de las CamGirls, aquellas mujeres que, desde sus domicilios y a través de una webcam, cumplen los deseos picantes de sus clientes que tampoco tienen que dejar la comodidad de sus casas. Compañías como Naughty America, BaDoink, Virtual Real Porn y VR Bangers, ven en la audiencia femenina y en la gay la gran oportunidad de seguir expandiendo el mercado. Lo cierto es que uno de los atractivos de esta ciencia es poder habitar un cuerpo ajeno y, por qué no, tratar de descifrar cómo es tener relaciones íntimas desde el punto de vista del sexo opuesto, algo que quizá sirva para generar empatía.
La doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica del Instituto de Endocrinología Laura Maffei, en Buenos Aires, explicó a FUCSIA que el riesgo está en que el mismo nombre, “realidad virtual”, posibilita que los consumidores se confundan: “En lugar de conocer a alguien y de afrontar los altibajos que implica construir una relación personal, surge la pregunta acerca de si estos jóvenes poseen recursos emocionales y psíquicos suficientes para vincularse de verdad y si los conceptos de empatía, tolerancia, paciencia, seducción, cortejo, ternura, responsabilidad y compromiso tienen algún significado para los nuevos modelos de vínculos, en los cuales lo importante es el placer individual y la inmediatez. Permiten el anonimato sin exposición alguna, sin miedo al fracaso o a tener algún inconveniente en el desempeño sexual. Todo lo va a ocultar la pantalla (por eso se llama ‘pantalla’, porque esconde). También favorecen el egocentrismo, ya que nadie tiene que hacerse responsable por el otro. ¿Qué es más cómodo y fácil? No hay que usar preservativos, cada uno se ‘arregla’ como puede y quiere, no hay que satisfacer a nadie, ni física ni sentimentalmente”. Agrega que algunos psiquiatras opinan que tales tecnologías ofrecen una estrategia útil para los tímidos y reprimidos, como una suerte de “ensayo antes del debut”. De hecho, no faltan los especialistas que señalan que se evitarían muchos actos terribles motivados por impulsos sexuales desbordados. Es más, hay quienes apuntan al declive de la prostitución. “Mi expectativa es que frente a este nuevo ‘juguete’ no se pierda de vista que la sexualidad tiene una dimensión humana, interpersonal y espiritual que trasciende infinitamente esta limitada experiencia sensorial egoísta, por más divertida que sea”.
En la sección de quejas y reclamos podría anotarse, entre las principales, que es extraño ver partes de un cuerpo que pretende ser el propio pero que tienen un bronceado perfecto, una tonicidad de gimnasio y unos centímetros extra que no se reconocen. Además, hay quienes critican el hecho de que ver en un primerísimo primer plano hasta el más milimétrico recoveco de una vagina solo es una ayuda más a la hora de masturbarse, porque pese a que el espectador está “dentro” de la película, solo puede ver y no tocar... ni ser tocado de verdad. Aun así, esto apenas comienza. En cuanto al primer obstáculo, existen firmas que desarrollan hologramas en conjunto con sensores de movimiento para que, por ejemplo, las manos del cliente intervengan en la acción. Para que haya una sensación real de placer, y la interactividad combata la pasividad, la industria ha elaborado accesorios tipo vibradores que se fijan en zonas clave del cuerpo, se sincronizan con el video y así logran producir una mayor estimulación física. Hasta puede haber succión de por medio. Los avances apuntan a que el usuario tenga la opción de “invitar” a estrellas del porno a su propia cama o a cualquier escenario que escoja, por más inverosímil que parezca. Curiosamente son muchos los que están pidiendo un nivel mayor de intimidad emocional y que prefieren la ilusión de contacto visual y las charlas calientes a las piruetas sexuales.
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Los expertos consideran que este es un asunto generacional que tendrá un mayor impacto en quienes hayan nacido después de 1980. Por eso quizá, más temprano que tarde, lo que va a generar extrañeza es que alguien se atreva a confesar que todavía no ha probado el sexo en realidad virtual. El doctor Xiaochu Zhang, profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, comentó a esta revista que todos los avances suelen recibirse con recelo debido a su capacidad para transformar las formas habituales de la interacción: “Para quienes crezcan con ellos simplemente esto formará parte de su cotidianidad. En un futuro, los amantes no solo serán seres humanos sino también robots y personajes de ficción. Es posible pensar que estos pueden, en algunos aspectos, incluso desempeñar un mejor papel”.
Más información: Dra. Beatriz Literat
www.drabeatrizliterat.com.ar