Los 5 objetos más sexualizados de la moda: Tacones inocentes
Revista FUCSIA, 17/2/2015
Hacemos un recorrido por los cinco objetos que se han vuelto fetiches, y las razones por las que el sexo se ha valido y sigue valiéndose de esas prendas clásicas de la moda para desplegar sus encantos.
Una mujer en zapatos altos está más cerca del cielo”. Eso solía creerse en el pasado no solo por la natural elevación que le concedían las plataformas de madera de la podredumbre que inundaba las calles, sino porque la altura estaba asociada a dignidad moral y social. Las mujeres que usaban chopines estaban literalmente más cerca de Dios.
Sin embargo, esa buena fama de la que gozaban los tacones fue cambiando radicalmente, una vez que los excesos a los que se llevó su altura los hizo los zapatos favoritos de las cortesanas. “La asociación entre los chapines y las mujeres de mala reputación se acentuó en la cultura visual del Renacimiento(...). Los innumerables retratos de mujeres públicas en tacones ayudó a reforzar una indeleble conexión entre el zapato femenino de plataforma y las licencias de la sexualidad femenina”, explica la historiadora Caroline Weber, en el libro Killer Heels.
Justamente, por esa propensión a los excesos, los zapatos de tacón que habían permeado también el mundo masculino una vez que les habían permitido a ellos sujetarse mejor sobre los estribos del caballo, fueron finalmente prohibidos por Napoleón y condenados al mundo de los artilugios femeninos.
Pero a pesar de la evidencia de que los tacos altos gozaron por siglos de esa sospecha de capricho, no fue sino hasta que Freud publicó en 1927 su ensayo sobre el fetichismo, en el que reemplazaba el pene perdido de la madre por sus tacones, que este objeto de la moda ganó una lectura erótica que jamás se le desprendería.
Esos ecos de sensualidad que trasformaron los zapatos de tacón en un fetiche se acentuaron después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se pudieron producir por primera vez tacones tan delgados como una aguja. Los bautizados stilettos terminaron por dictaminar los movimientos cadenciosos de todas las mujeres de la época, incluyendo a las divas del cine como Marilyn Monroe y así su fama se hizo imparable. La feminidad y todos sus misterios fueron contenidos en esa inocente prenda.
Lee los cuatro objetos sexualizados restantes de la moda:
1. Pieles desnudas
2. Guantes, la segunda piel
3. Piernas veladas
4. Corsés
Sin embargo, esa buena fama de la que gozaban los tacones fue cambiando radicalmente, una vez que los excesos a los que se llevó su altura los hizo los zapatos favoritos de las cortesanas. “La asociación entre los chapines y las mujeres de mala reputación se acentuó en la cultura visual del Renacimiento(...). Los innumerables retratos de mujeres públicas en tacones ayudó a reforzar una indeleble conexión entre el zapato femenino de plataforma y las licencias de la sexualidad femenina”, explica la historiadora Caroline Weber, en el libro Killer Heels.
Justamente, por esa propensión a los excesos, los zapatos de tacón que habían permeado también el mundo masculino una vez que les habían permitido a ellos sujetarse mejor sobre los estribos del caballo, fueron finalmente prohibidos por Napoleón y condenados al mundo de los artilugios femeninos.
Pero a pesar de la evidencia de que los tacos altos gozaron por siglos de esa sospecha de capricho, no fue sino hasta que Freud publicó en 1927 su ensayo sobre el fetichismo, en el que reemplazaba el pene perdido de la madre por sus tacones, que este objeto de la moda ganó una lectura erótica que jamás se le desprendería.
Esos ecos de sensualidad que trasformaron los zapatos de tacón en un fetiche se acentuaron después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se pudieron producir por primera vez tacones tan delgados como una aguja. Los bautizados stilettos terminaron por dictaminar los movimientos cadenciosos de todas las mujeres de la época, incluyendo a las divas del cine como Marilyn Monroe y así su fama se hizo imparable. La feminidad y todos sus misterios fueron contenidos en esa inocente prenda.
Lee los cuatro objetos sexualizados restantes de la moda:
1. Pieles desnudas
2. Guantes, la segunda piel
3. Piernas veladas
4. Corsés