negocios
Karen Vinasco y William Vinasco
La hija del famoso locutor heredó de su padre el gusto por la radio. Es la segunda al mando de Radiópolis una frecuencia radial de su familia.
Recuerda que de niña siempre se sentaba al lado de su padre a verlo trabajar. Lo acompañaba al estadio y luego a estudiar los partidos. Hoy, es la vicepresidenta de Radiópolis, un conglomerado de emisoras de su papá, William Vinasco, excandidato a la Alcaldía y reconocido locutor de fútbol. Su función es establecer los objetivos y las estrategias del la empresa y verificar que se lleven a cabo. Además, hace programación musical en las emisoras Candela y Vibra, dos de las estaciones más populares de la cadena.
Aunque es abogada de la Universidad del Rosario, con especialización en Mercadeo Estratégico en el Cesa, un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, Karen desde chiquita quería dedicarse a la radio. Y es que en su casa su papá no es el único cercano a ese mundo. Karen creció viendo a su mamá escoger canciones para la emisora Acuario Estéreo, de la cual era programadora. De niña, en el colegio San Mateo Apóstol, en donde se inscribía en cuanta actividad extracurricular había, su amiguitas nunca entendían la frase “cuando sea grande quiero ser programadora”, que ella repetía con insistencia.
El cargo que ocupa Karen no viene pegado al título de ser la hija del dueño. Todo lo contrario. Un día le dijo a su papá que prefería trabajar en un lugar que no fuera su empresa para vivir la experiencia y el recorrido que el vivió. William le propuso que, en vez de irse a otro lugar, arrancara desde lo que él ya había construido y lo hiciera crecer. “Eso intento”, anota, desde su apartamento en Barcelona.
Empezó desde niña empacando los Cd para los clientes en las vacaciones de fin de año. A los 17 empezó a programar una pequeña franja en 104.9, luego en las noches y, mientras hacia la carrera, programaba varias emisoras. La cosa fue creciendo hasta ocupar el cargo que hoy tiene. Cuando le preguntan si ha sentido desventajas por su condición de mujer en un alto cargo, contesta: “Para el crecimiento de las emisoras familiares es necesario cambiar hábitos que parecen inofensivos, pero que establecen la diferencia entre un pequeño negocio y una empresa competitiva. Para una mujer liderar esos cambios frente a los hombres de la familia no siempre es fácil, se necesita tiempo, paciencia y dar resultados”, y parece que ella los ha dado, pues las emisoras de esta compañía radial son las más escuchadas en el país.
Trabajar al lado de su padre le ha enseñado que en este negocio no hay horario, la radio nunca se apaga, y es de 365 días al año, tiempo completo.
Karen acepta que no es fácil distribuir el tiempo entre su esposo, Pacho Cardona, una maestría en Historia que realiza actualmente en Barcelona, y dirigir una de las frecuencias radiales independientes con más niveles de sintonía.
Su día comienza a las siete de la mañana. Se levanta y adelanta lo que tenga pendiente del trabajo y de la universidad, a las doce, hora de Barcelona, comienza el programa al aire hasta las cuatro. Después sale para clases y a las nueve regresa a casa y se conecta con Bogotá para hacer las reuniones pendientes, contestar mensajes, resolver asuntos y hacer la programación musical. Así le dan casi siempre las dos de la madrugada, acepta que tiene el mal hábito de dormir muy poco.
Dice que vive feliz de poder hacer lo que le gusta, estudiar, trabajar en radio y caminar con su esposo por las calles de Barcelona.