El perfume, una obra de arte
Revista FUCSIA, 12/5/2015
Se le conoce como el Mozart de la perfumería. Jean-Claude Ellena, el responsable del universo olfativo de Hermès, le concedió una entrevista en exclusiva a FUCSIA con motivo del lanzamiento de su última creación, Le Jardin de Monsieur Li.
En junio de 2004, la casa Hermès le confió a Jean-Claude Ellena su patrimonio olfativo, un universo que se empezó a construir en los años treinta, con dos clásicos como Eau d’Hermès, creado por Edmond Roudnitska, y Calèche, el primer perfume para mujer, que después de 56 años sigue vigente.
Ellena es el autor de numerosos perfumes que podrían ser catalogados como “best sellers”. El First para Van Cleef & Arpels; Déclaration para Cartier; Eau Parfumée au thé Vert para Bulgari, y Eau de Campagne para Sisley. Hoy es el perfumista exclusivo de la casa Hermès, un artista de las emociones olfativas, un esteta de la pureza y de la materia que en su momento advirtió: “Si voy a trabajar con ustedes, no quiero encuestas de mercadeo. La decisión se tomará únicamente entre el presidente de la compañía y yo”.
Usted viene de una familia de perfumeros. ¿Cuándo y cómo descubrió ese talento?
Mi padre nunca hablaba de su trabajo, ese era su universo y a mi madre no le interesaba el tema. Mal alumno en el colegio, mi padre sin saber qué hacer conmigo me mandó a buscar trabajo. Entré a este oficio a los 17 años como cuando uno entra a una religión, desde entonces jamás dejé ese monasterio: fue el terreno en el que finalmente nos encontramos mi padre y yo.
Ingresé a la industria del perfume en Grasse, en la empresa de Antoine Chiris, hoy desaparecida, que era en su momento la más grande de Grasse. En 1968 me presenté donde el señor Givaudan en Suiza. Él venía justamente de abrir una escuela de perfumería. El curso debía durar tres años, yo me quedé nueve meses. Pasado un tiempo, me convertí en asistente del jefe perfumero.
Ellena es el autor de numerosos perfumes que podrían ser catalogados como “best sellers”. El First para Van Cleef & Arpels; Déclaration para Cartier; Eau Parfumée au thé Vert para Bulgari, y Eau de Campagne para Sisley. Hoy es el perfumista exclusivo de la casa Hermès, un artista de las emociones olfativas, un esteta de la pureza y de la materia que en su momento advirtió: “Si voy a trabajar con ustedes, no quiero encuestas de mercadeo. La decisión se tomará únicamente entre el presidente de la compañía y yo”.
Usted viene de una familia de perfumeros. ¿Cuándo y cómo descubrió ese talento?
Mi padre nunca hablaba de su trabajo, ese era su universo y a mi madre no le interesaba el tema. Mal alumno en el colegio, mi padre sin saber qué hacer conmigo me mandó a buscar trabajo. Entré a este oficio a los 17 años como cuando uno entra a una religión, desde entonces jamás dejé ese monasterio: fue el terreno en el que finalmente nos encontramos mi padre y yo.
Ingresé a la industria del perfume en Grasse, en la empresa de Antoine Chiris, hoy desaparecida, que era en su momento la más grande de Grasse. En 1968 me presenté donde el señor Givaudan en Suiza. Él venía justamente de abrir una escuela de perfumería. El curso debía durar tres años, yo me quedé nueve meses. Pasado un tiempo, me convertí en asistente del jefe perfumero.
¿Se aprende o se nace con el talento para ser perfumero?
No descubrí “mi” talento, fueron las personas que trabajaban o me veían trabajando quienes dijeron: “Tú tienes talento”. Yo no les creí y hoy todavía no sé cómo definir el talento. No es por humildad o por falsa humildad que creo eso, es simplemente que el trabajo es para mí la cosa más importante, y eso sí lo puedo definir perfectamente.
¿Cómo sabe cuando ha hecho un perfume perfecto?
No tengo una definición de la perfección para darle. Lo que yo sé es que la cultura cristiana hace de la perfección una meta que se debe alcanzar, pero al mismo tiempo ella introduce en este concepto una serie de obstáculos, pues para los cristianos solo Dios puede ser y representar la perfección. Yo propongo definir la perfección como el momento en el que la intención del artista concuerda con su pensamiento.
¿Cuál es su flor favorita?
Como jardinero, el iris. Como perfumero, el jazmín, la flor del iris y la peonia.
¿Cómo describiría en pocas frases el arte de hacer un perfume?
Su pregunta amerita un libro, que ya escribí, se llama El diario de un perfumero. Ha sido traducido al portugués, inglés y a diez idiomas más. Por lo demás, es un proceso complejo, pero sepa que el perfume preexiste a la idea, a la inspiración. La idea, el motivo, la inspiración son solo la cristalización, el momento en que mis pensamientos se unen para crear. Detrás de la fuente de inspiración hay múltiples fuentes de reflexión, de deseos que son el origen.
¿Qué diferencia, desde el punto de vista creativo, hay entre un perfume de mujer y uno para hombre?
Creo que los olores no tienen género, como tampoco lo tienen los colores, los sonidos o los sabores. Desgraciadamente en algunos países la sociedad ha creado unos códigos que son difíciles de ignorar. Esos códigos son un marco de referencia que nos ayudan a vivir en un mundo cada vez más complejo, pero del que quisiéramos liberarnos. Para mí los perfumes son obras de arte y en ese sentido no se dirigen a mujeres o a hombres, sino a la humanidad. La sociedad occidental ha inventado códigos para perfumarse que privilegian la compra de perfumes femeninos, masculinos o mixtos. Esos códigos no existen en India o en Oriente Medio, allá los hombres utilizan perfumes femeninos porque generalmente estos son más fuertes, es la única razón. El perfume existe por sí mismo, no necesariamente para quien está destinado.
¿Cuál es su perfume favorito de los que ha creado para la casa Hermès a partir del 2004?
No respondo jamás esa pregunta. Mis creaciones no se pueden resumir en un solo perfume y prefiero ser juzgado por el conjunto de las creaciones, que son la vida de un hombre. Dicho de otra manera más prosaica, ellos son todos mis hijos. Los amo a todos.
Hablando de la colección de Jardines: Jardin en Méditerranée 2003, Jardín sur le Nil 2005, Jardin àpres La Mousson 2008, Jardin sur le Toit 2011, Jardin de Monsieur Li 2015 para Hermès, ¿cómo se imaginó ese proyecto y cuál es el hilo conductor de la propuesta?
Desde el 2004, de un jardín al otro, viajé por el agua, el agua es el hilo conductor de la colección de Jardines, el agua es fuente de inspiración para lograr una manera diferente de expresarse. Desde el 2004 la colección de Jardines, se puede decir, es el testigo del encuentro entre el alma y un lugar, el espíritu de Hermès y mi inspiración, pues cada año la casa Hermès se deja inspirar por un tema que enriquezca la creación de todos sus oficios, entre ellos el del perfume.
Para este 2015 el tema es el paseo, la flânerie, en francés, íntimamente ligado a la idea del jardín, que es sinónimo de vagabundear por el espíritu y los sentidos, un tema que permite deambular, pasear más allá de la imaginación. Es un tema que me ha conducido a ese más allá que me atrae y me fascina, la China…
Usted parece tener una predilección por las flores, las frutas, las maderas, las especias, etc., ¿cuál es la diferencia entre un perfume de origen sintético y uno natural?
A partir de finales del siglo XIX todos los perfumes están compuestos de materias de origen natural o químico, ninguno es 100% natural o químico. Uno no le pregunta a un pintor si sus colores son químicos o naturales, el pintor utiliza los colores por el color en sí; es lo mismo en el caso del perfumista: el olor por el olor. Para mí los ingredientes son los olores, todos los ingredientes, sean naturales o artificiales. Los amo a todos. No hago ninguna diferencia entre ellos en cuanto sirvan a mi propósito. La aparición de la química nos ha permitido tener una paleta olfativa más rica. Es una verdadera suerte. Pero antes que todo y una vez más, es el perfumero quien le imprime la belleza a los perfumes y no los ingredientes.
¿Cuál es su creación más reciente y cuál es la historia detrás de esta?
Creo que la vida comienza el día en que se empieza un jardín, así que me fui a China y visité jardines, cada uno de ellos único, pero todos con dos cualidades comunes: fluidos y precisos.
Como en los jardines chinos, que solo se consideran terminados cuando cada uno de sus elementos —el quiosco, los estanques…— han recibido un nombre, así mismo surgió el nuevo perfume de la colección: Le Jardin de Monsieur Li. Un perfume que inspira paz y tranquilidad. Recordé el olor de los estanques, el olor a jazmín, a ciruelo, el kumquat y del bambú gigante. Todo estaba ahí; tenía incluso a las carpas en los estanques esperando tranquilamente a convertirse en centenarias. No solo el perfume es una obra de arte, una pintura del artista Li Xin fue escogida para envolver como un regalo el frasco. Es una forma de cerrar el círculo según la tradición china. Es un eco a la naturaleza y a la tradición, corona el estuche e ilumina el frasco un amarillo imperial matizado con un verde crudo, ácido y anisado.