Personaje
Madre e hija: las karatecas colombianas que conquistan podiums como equipo
Diana Muñoz y Natalia Pachón son dos deportistas de alto rendimiento que están dejando una marca en áreas poco convencionales del país. Esta es su historia.
Diana Muñoz (madre) y Natalia Pachón (hija) son dos mujeres que construyeron un proyecto de vida en torno al karate. Diana conoció a su esposo, Marco Pachón, quien era entrenador de este milenario deporte, cuando era muy joven. Desde entonces, conformaron una familia cuyos integrantes se convirtieron en deportistas reconocidos por su alto rendimiento.
A pesar de que este deporte —así como muchos otros— aún mantienen una mayoría de participación masculina, Diana, Natalia y otras practicantes femeninas de alto nivel, tienen un profundo conocimiento sobre el arte del karate y más allá de los estereotipos sociales, que rodean las artes marciales, el amor que dicen tener por el deporte ha superado todas las barreras.
El legado madre e hija
En palabras de Natalia, sus padres le transmitieron su pasión por este bello deporte, pero también todo lo hay detrás del karate: la disciplina, el respeto, el carácter y el compromiso. Todos estos valores los fue aprendiendo gracias al ejemplo de su mamá en toda su carrera deportiva. “Recuerdo que la acompañaba a sus eventos, competencias, entrenamientos y siento que eso forjó lo que soy hoy. Hemos construido un proyecto de vida familiar a través del karate”, expresó la joven.
Para madre e hija competir como atletas, como compañeras, como mujeres y familia representando a Colombia en los Juegos Panamericanos y otras competencias, significa dejar un legado y, además, se trata de un acontecimiento que marcará la historia de las mujeres en el milenario deporte.
La familia de karatecas cada día forja una comunidad de cientos de estudiantes en la organización Karate Otosan Colombia. Para Natalia, su madre, que además es su entrenadora y su compañera, es una inspiración constante. Para Diana, su discípula, hija y colega, es un árbol que aún no para de crecer y una leyenda que aún sigue escribiéndose. Bajo el liderazgo de estas karatecas campeonas, nuevas generaciones de jóvenes colombianos crecen creyendo en el poder de la constancia y del respeto.
El resultado no es una medalla, es el amor
El karate, además de entrenar el cuerpo, busca forjar el carácter, fortalecer el espíritu del esfuerzo, ser constante y leal. Esos principios los aplica muy bien Diana, quien empleó 35 de sus 43 años de vida para cultivar este camino profesional. De hecho, es la mujer con mayor número de participaciones en competencias en el país; en el 2019, en su séptima participación, dejó su corazón en el dojo, así como lo hace cuando tiene que competir contra su hija.
“Los momentos que realmente han marcado mi vida en el ámbito deportivo son cuando he encontrado un triunfo más allá de las medallas y el reconocimiento, es cuando encuentras en ti, en tu equipo y familia, eso que cada día construyes con dolor, sudor, mente focalizada y es que serás un referente no por los resultados, sino por lo que construiste y parte de eso, es mi familia”, dijo Diana de manera muy emotiva.
Asimismo, uno de los instantes que marcó la carrera profesional de Natalia fue cuando participó en los preolímpicos, que aunque al final no pudo ir, la hizo crecer significativamente. “Me siento más fuerte. Me hizo replantearme el por qué creer, estar acá, hacer deporte de alto rendimiento y la razón nunca es una medalla, el oro o cualquier otro resultado, la razón es porque amo el deporte y gracias a él estoy aquí”.
El karate hoy
Cuando están en ring tanto Diana como Natalia ven un cambio de panorama. Cada vez más niños y niñas se interesan por la práctica más allá de su género o su aspecto físico. Sin embargo, el público en general sigue teniendo estereotipos con las mujeres y lo que en realidad significa el deporte o lo que enseña.
“Te tienden a encasillar y señalar; tú eres profesional, tú eres atleta, tú trabajas en esto y ya está. Pero por lo menos la carrera dual (tipo de estructura familiar que persiguen activamente carreras profesionales que requieren un alto grado de compromiso) nos enseña que todo es posible. Lo que quiero decir es que el karate te enseña a que podemos ser lo que queramos, independientemente de si eres niño o niña, tiene que ver con las capacidades”, explicó la deportista de 23 años que además es estudiante de Biología.
Recuerdos que inspiran
Natalia tiene un entrañable recuerdo sobre su madre y compañera de competencia: “tengo vivo el recuerdo, cierro los ojos y siento como ponemos el alma y el corazón en el tatami, abrazándonos, contentas de que casi logramos una medalla de bronce para la historia de Colombia. Ese ha sido uno de los momentos más felices”.
Asimismo, la madre también recuerda sus inicios cuando tenía 8 años “cuando entras al karate, las personas piensan que es puño, patada, algo masculino, me decían: ¿tú mujer, qué vas a hacer allá? Recuerdo que en mi infancia me decían que parecía un niño porque iba a practicar un deporte de contacto. Sin embargo, con los años, se convirtió en vivir de lo que te apasiona a pesar de la crítica. Evolucioné como mujer”, aseguró Diana.
Un mensaje contundente
La karateca aprovechó la oportunidad para enviarle un mensaje contundente a las mujeres: “no hay que pretender querer ser, sino ser auténtica, ser uno mismo, valorarse por lo que es y por lo que quiere proyectarse. Gracias a eso me empoderé y logré ser una de las mejores entrenadoras de Colombia en Karate. Lo creí. Nació. Fui capaz y valió la pena luchar”.
Por la misma línea, su hija considera que se trata de ser fiel a uno mismo, a quien eres, a los objetivos que tienes y quieres, “en medio de intentar ser para los demás, a veces se pierde un poco quien es uno mismo y en el proceso es crucial mantener la esencia. Al final, lo que compartes y las experiencias que has tenido con las demás personas es lo que realmente importa. Sí se puede. Es posible soñar. Hay que luchar y nosotras somos un ejemplo y referente para las mujeres y sus sueños”.
La Federación Internacional de Karate señala que en el mundo hay alrededor de 100 millones de practicantes, de los cuales hay muy pocas karatecas; por ese motivo, Diana y Natalia son un orgullo nacional.
Para conocer más #MujeresInnovadoras, visita el especial editorial de Fucsia y Google. No olvides compartir tus sugerencias sobre otras mujeres que consideres que debemos conocer a través de nuestras redes sociales.
*Con el apoyo de Google Colombia