El problema es el arrunche
Por Ánkar Brito
Esta primera columna del 2023 va dedicada a aquellos encuentros sexuales casuales, esporádicos, de una sola noche, pero que a veces o, mejor dicho, la mayoría de las veces a las mujeres se nos complica.
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¡He vuelto!, como la película Matrix: recargada. Con más historias para contar en este espacio, gracias a que en el fin de año me dediqué a la vida social y me alejé un poco del celular. Precisamente, ese fue mi plan y lo cumplí tan bien que mi consumo de tiempo en pantalla se redujo en un 38 %. Lo sé, aún sigue siendo elevado, pero vamos mejorando el tema de mi adicción al teléfono.
Esta primera columna del 2023 va dedicada a aquellos encuentros sexuales casuales, esporádicos, de una sola noche, pero que a veces o, mejor dicho, la mayoría de las veces a las mujeres se nos complica, como dice Karol G en la canción Cairo: “juré que no me iba a coger de ningún c… Y aquí me tiene hablándole bonito”.
Esa es la historia del cuento de nunca acabar, decimos que no queremos compromiso, que solo sexo y cuando el encuentro es muy bueno, se disfrutó mucho, hubo química y la cosa fluyó, pues nos imaginamos enseguida que ese puede ser el nuevo amor de nuestras vidas. Pero ¿por qué nos pasa eso? ¿En qué momento pasamos del sexo esporádico a sentirnos encantadas, comprometidas o enamoradas? La variable principal es: “el arrunche es lo que encoña”.
Resulta que hablando con mis amigas surgió este tema y esa frase del arrunche se la debo a una de ellas, a la misma sensei que me guió sobre el tema de la masturbación en épocas de pandemia. Justo ella estaba contando que la mejor manera de escapar al plan de dormir juntos después de tener sexo es preguntarle a la persona “¿Viniste en tu carro o te pido el Uber?”. Sin rodeos, concisa y contundente, para que no se dé el siguiente paso.
El punto es que cuando convenimos tener encuentros íntimos casuales, deben estar claras las expectativas: es solo sexo, nos buscamos por placer sexual y el nivel de compromiso es nulo. Parece sencillo o muy frívolo, dirán algunas mientras me leen, pero es real. Al dormir nos conectamos mucho más, le metemos sentimiento al arrunche, nos emocionamos con las caricias, el abrazo o el beso antes de dormir, nos imaginamos cómo será al despertar y enseguida viene a la mente: “¡qué rico, quiero que se repita!” Y otras, las que van más allá con el “¡Ay, lo quiero en mi vida!”.
Pero muchas se estarán preguntando ¿qué es encoñarse? Bueno, según la Real Academia de la Lengua, es el verbo que significa: “obsesionarse sexualmente con una persona o encapricharse con algo o con alguien”.
Y yo me ilusionaba o encaprichaba fácil, pero voy mejorando gracias a que he trabajado mi inteligencia emocional. A mitad de año puse en práctica la teoría de mi amiga y cerré el 2022 sin encoñarme (risas).
Precisamente, conocí a un tipo guapísimo, inteligente y, sobre todo, decidido. Estando juntos me dice “mientras estés dormida”… yo no lo dejé continuar, con mi mano tapé su boca y le dije: no, tú y yo no dormimos juntos. Refutó, peleó, insistió, porque para él era increíble que yo le dijera eso, pero era real, yo no quería amanecer con él, porque era tan encantador, pero infiel, que me podría encoñar enseguida e iba a terminar repitiendo este pedazo de la canción de Karol G: “dije que solo sexo una vez, no repito y ya quedarme en tu cama es mi plan favorito”.
Aquí viene también el cuento de otra amiga que se daba cuenta que su expareja le era infiel cuando encontraba cepillos de dientes nuevos en el baño del hombre, pues resulta que su exmarido tiene la costumbre de llevar a las mujeres a su apartamento, estar con ellas, se arrunchan, en la mañana les prepara desayuno y les da un cepillo de dientes. Por supuesto, todas caen rendidas, se encantan con el hombre que se muestra como un príncipe, sin saber que ese es su modo de operar, no es que sean especiales para él. Después, no les aparece más o cuando no tiene plan, ahí sí las busca.
Por eso, queridas lectoras, es fundamental tener claro qué queremos, porque el autosabotaje nos lleva a ilusionarnos y nos aleja de la realidad. Mi mensaje es: estemos claras, para evitar hacernos daño o hacérselo a la otra persona. Las expectativas siempre son las que nos matan.
La idea no es culpar más a los otros de lo que nos sucede en nuestra vida sentimental y sexual; por el contrario, debemos estar más alerta a todas las señales, banderas rojas y creer más en nuestra inteligencia emocional. Las mujeres sabemos, tenemos ese sexto sentido que nos dice: ¡ojo, hay algo que no me cuadra! por eso mejor no te involucres en una relación sentimental, pero creemos muchas veces que los podemos cambiar y ahí se daña todo, porque una vez más, como dice Karol G:
“Mis amiga’ me dicen que él es medio ‘perrito’
Lo de bandido fresco yo te lo quito
Dije que solo sexo una vez, no repito
Y ya quedarme en tu cama es mi plan favorito
No estoy enamora’ pero falta poquito
Yo sé, que me falta poquito”.
Sobre mí
Me apasiona contar historias que causan impacto en el público y eso me ha destacado como periodista en estos 15 años de carrera en los que he explorado los diferentes formatos de los medios al trabajar en Noticias RCN, Diario El Heraldo, Terra.com, ‘Lo sé todo’, y en la revista TV y Novelas, que fue mi casa por seis años. En 2010, obtuvimos el premio de periodismo Semana Petrobras- Serie por El retorno (2010).
Después de la pandemia, comprendí que la vida es muy corta para sentirme atada, renuncié al medio en el que trabajaba e incursioné como relacionista pública de marcas y personalidades, sin dejar de escribir. Ese mismo pensamiento me llevó a liberarme en muchos temas y aquí me tienen contando en esta columna lo que hablo con mis amigas.