“Así como en la vida, en la equitación también hay caídas y momentos difíciles” Ariadna Gutiérrez

El 20 de diciembre de 2015 quedará grabado en la memoria colectiva como el día en que Ariadna María Gutiérrez Arévalo, Señorita Colombia en 2014, se convirtió en protagonista de uno de los momentos más inolvidables y controvertidos en la historia del certamen de Miss Universo.

Aquella noche, las luces del escenario brillaban intensamente, y la emoción era palpable en el aire cuando el presentador Steve Harvey anunció a Ariadna como la gran ganadora de Miss Universo 2015. El mundo celebraba su triunfo, y la colombiana se preparaba para llevar la corona con orgullo. Sin embargo, la alegría que inundó su corazón duró apenas unos segundos.

En un giro inesperado, se confirmó que se había cometido un error en la lectura del nombre. El título que Ariadna había acariciado con ilusión se le escurría entre los dedos. Con la mirada atónita de millones de espectadores en todo el mundo, Steve Harvey corrigió su error y otorgó el título de primera finalista a Gutiérrez.

Ese inolvidable incidente no solo marcó a Ariadna, sino que también generó un enorme impacto mediático. Pero lo que el mundo no vio detrás de las cámaras fue el profundo sentimiento de desilusión que invadió a la exreina. Más allá de las sonrisas forzadas y las declaraciones públicas, Ariadna se sumió en un duro estado de depresión que afectó profundamente su salud mental.

A pesar de que la también modelo ha sido reacia a hablar sobre las secuelas emocionales de aquel fatídico episodio, recientemente abrió su corazón en una entrevista con la revista FUCSIA. En esta conversación sincera, la modelo reveló detalles impactantes de la lucha interna que tuvo que enfrentar en los años posteriores a Miss Universo.

¿Cómo influyó ser elegida la mujer más bella del universo por un instante en tu vida personal y profesional, y cuáles consideras que fueron las mejores y las peores consecuencias de esa experiencia?

Las oportunidades que llegaron tras el reinado, la exposición a nivel mundial, las conexiones, el recibir el apoyo del mundo entero fue increíble, incluso darle la oportunidad a mi familia de tener una mejor vida a raíz de todas esas oportunidades que llegaron. La visibilidad y el reconocimiento me permitieron incursionar en proyectos significativos, conocer personas inspiradoras y contribuir a causas que me importan profundamente. Sin duda, esta experiencia me brindó un escenario inigualable para crecer personal y profesionalmente.

De las cosas malas...en realidad no creo que nada fuera malo, simplemente tu vida cambia de un segundo a otro. No soy la dueña de mí misma ahora, sino del mundo entero que desde ese instante ya tenía palabra sobre mí. Es decir, la gente tuvo y tiene acceso a la privacidad, saben de tus relaciones familiares, personales, etc., y pienso que entre todo, lo único fue perder privacidad. Sin embargo, es algo que sucede, algo que trae el reconocimiento. Pero en general, el concurso fue algo muy positivo en mi vida. Claro, al principio todos lo vimos como una tragedia (risas), pero al final estuvo bien, tenía que pasar por esa experiencia. Aprendí a lidiar con la exposición pública y a valorar la autenticidad en un mundo donde la imagen a veces puede eclipsar la esencia.

¿Cómo afectó tu salud mental lo que pasó en el Miss Universo?

Fui a terapia, me encerré, comí, dejé de comer, me deprimí, me puse feliz, me volví a deprimir (…) Uno vive en negación, uno no se imagina cuando ve las cosas de ‘¡ay anorexia!’, y uno se imagina a alguien que está a punto de morirse, flaquísimo y esto empieza desde la gente que no se ve delgada, bulimia y todos estos trastornos ya venían desde hace mucho tiempo y te das cuenta cuando el cuerpo ya no puede más.

¿Cómo llegaron los caballos a ti?

Es algo relativamente nuevo, porque la equitación comenzó durante la pandemia por esa incertidumbre de hace falta algo grande en mi vida que es esa reconexión con mi parte espiritual, con ese amor que tenía desde niña por la naturaleza. Reconectar con los animales y empezar esa faceta ecuestre que fue lo que me devolvió como esa gran pasión y esa luz a mi vida y bueno, ese gran amor que son los caballos para mí.

¿Representan algún desafío para ti?

Ha sido el desafío más grande de mi vida porque son unos animales que te mantienen súper humilde, un día estás arriba otro día estás abajo y claro, hemos tenido caídas, hemos ido al hospital, hemos tenido que parar por algunas semanas por alguna lesión, así que siempre están altos y bajos, pero eso hace parte del deporte y pienso que la equitación es lo que más se parece a la vida ¿No? un día estás arriba, un día estás abajo y la clave está en seguir levantándote y seguir trabajando y volverte a levantar cada vez que tengas que levantarte.

La relación entre un jinete y su caballo es una de confianza mutua y perseverancia. A lo largo de mi carrera en la equitación, he aprendido que la clave del éxito radica en la determinación para superar los obstáculos, tanto dentro como fuera de la pista. Los caballos son criaturas impredecibles, y cada día es un nuevo desafío. Sin embargo, esto me ha enseñado valiosas lecciones sobre la resiliencia y la paciencia.

Así como en la vida, en la equitación también hay caídas y momentos difíciles. Pero lo importante es no dejar que esos momentos definan nuestro camino. En lugar de ello, debemos seguir adelante, aprender de nuestras experiencias y continuar trabajando hacia nuestros objetivos.

¿Algún accidente que recuerdes con ellos?

He tenido unos caballos que son súper picantes como le dicen y bueno, un día terminé en el hospital. Me caí, me abrí un poquito la cabeza, tuvieron que tomar dos, tres puntos y fue un poquito traumático porque tuve que tener una contusión pequeñita. Y en la otra ocasión, bueno, montaba a una yegua súper caliente y también salí volando, pero bueno, eso hace parte del deporte.

La equitación es un deporte apasionante pero no exento de riesgos. Montar caballos temperamentales puede llevar a situaciones inesperadas y, en mi caso, aterricé en el hospital en dos ocasiones. La primera vez fue un poco traumática, con una pequeña herida en la cabeza que requirió unos cuantos puntos y una contusión. Fue un recordatorio de que incluso en un deporte que amo, la seguridad es primordial.

La segunda ocasión, mientras montaba a una yegua enérgica, también tuve un aterrizaje forzoso. Pero a pesar de estos incidentes, sigo amando la equitación y reconozco que los desafíos y las caídas son parte integral del deporte.

En un mundo donde las expectativas de belleza son cada vez más exigentes, ¿cuál es tu consejo para las mujeres que luchan por sentirse seguras y aceptadas tal como son?

La presión para cumplir con estándares de belleza poco realistas es una lucha que muchas mujeres enfrentan en la sociedad actual. Mi consejo es que recuerden que la verdadera belleza no se encuentra en la apariencia externa, sino en la confianza en sí mismas y en la autenticidad.

En lugar de compararse constantemente con las imágenes retocadas que vemos en las redes sociales y en los medios, es importante reconocer y celebrar lo que nos hace únicas. La autoaceptación y la autoestima son fundamentales para sentirse seguras en uno mismo. Cada mujer es hermosa a su manera, con sus imperfecciones y singularidades.

Además, es esencial rodearse de personas que aprecien y valoren la verdadera esencia de cada uno. El amor propio es una práctica diaria, y a medida que aprendemos a amarnos y respetarnos a nosotros mismos, transmitimos un mensaje poderoso a quienes nos rodean.