Maquillaje
¿Cómo conseguir un bronceado ideal en segundos?
Sigue estos consejos y tendrás un look natural, ligeramente tocado por el sol, durante todo el año.
Las memorias del verano nos recuerdan a pieles de color dorado y melocotón -que junto con tonos rosa- se impone como el maquillaje estrella de la temporada. Lo cierto es que nada aporta un aspecto más favorecedor y fresco que el efecto recién tocada por el sol, o sun kissed.
Pero ¡cuidado! Antes de usar los polvos bronceadores debemos saber cómo escoger el tono ideal, dónde hay que aplicarlo, qué herramientas necesitamos e incluso qué acabado es el que más nos favorece según nuestro tono de piel. Los expertos nos avisan y más vale hacerles caso. Atrévete a conseguir el efecto sun kissed pero no sin antes leer esta guía de aplicación.
¿Para qué sirve?
Aunque es uno de los clásicos del neceser, la mayoría tal vez no lo tengan muy claro. Los polvos bronceadores se usan para dar calidez y dimensión a tu rostro. En definitiva es un método que cuando es bien utilizado, hace que la piel se vea más saludable.
¿Cómo, cuánto y dónde?
Lo primero de todo es escoger polvos bronceadores de dos tonalidades, uno claro y uno más oscuro –en algunos estuches vienen ya los dos colores–. Lo ideal es aplicar el tono más claro en todo el rostro, bajando incluso hasta el cuello. El tono más oscuro servirá para destacar las facciones donde naturalmente nos tocaría el sol: el nacimiento del pelo en la frente, la barbilla y el puente de la nariz.
¿Y cómo escojo el tono de mis polvos bronceadores? Según el tono de piel, si tienes la piel clara te puedes permitir tonos en tostado claro, nunca muy oscuros, y terminaciones mate. Y si eres morena, obviamente, más oscuros. Pero ¡cuidado! porque si eres muy morena y escoges unos polvos demasiado oscuros y con acabado mate las facciones se endurecerán mucho, apuesta por un acabado brillante mejor, pero ten cuenta (especialmente) si eres muy morena, que no lo debes usar en todo el rostro, sólo en los puntos que quieras enfatizar un buen tono de piel y dar luz. Si no, el acabado brillante se volverá en tu contra y se creará una sensación de piel grasa, advierten los expertos. Por eso para pieles oscuras es ideal que los polvos incluyan algunos tonos rosados, corales o anaranjados para "encender" el tono de tu piel. (Descubre aquí cómo conseguir un maquillaje imponente en pieles oscuras). Si tu piel es de un tono medio, eres una afortunada: cualquier tono te sentará de maravilla.
¿Qué brocha debo utilizar?
La respuesta es sencilla: una grande y esponjosa. Además asegurate de no bañar la brocha en producto, o crearás una cantidad demasiado concentrada y arruinaras el efecto natural. Para evitar que sea obvio que está usando un bronceador, los expertos recomiendan pasar únicamente los lados de una brocha cónico y esponjosa sobre el bronceador. Con este truco distribuyes el bronceador de manera más uniforme por toda tu cara. Ni muy bronceado ni muy pálido, el efecto que se lleva en el rostro este verano es un sobrio y favorecedor sun kissed. "Como si vinieras de un primer día de playa", comentan los expertos.
¿Dorado o rosado?
La mayoría creemos que debemos elegir: o polvos bronceadores en tonos dorados o polvos rosados (rubor). Pero lo cierto es que no tienes que escoger entre uno o el otro. ¡Se pueden combinar los dos! Con los polvos bronceadores puedes esculpir el rostro y recurrir al blush, siempre en tonos afrutados, para usar sobre las mejillas. El efecto es súper sano y favorecedor. De hecho, muchos polvos de sol vienen con ambos tonos rosas y marrones, precisamente porque esos son los colores naturales del rostro en verano.
Escote, ¿sí o no?
Otra duda que nos asalta es ¿debemos maquillar también el escote, la clavícula, los hombros? Es muy sencillo, si estás muy pálida sí debes igualar el tono del rostro y el cuerpo, sobre todo en el cuello y el escote. Pero ojo, no recomendamos aplicar demasiado producto sobre los hombros pues lo último que quieres es que se corra y manche la ropa.
Estas son las formas atemporales de usar los polvos bronceadores:
Para afinar la nariz
Lo primero a tener en cuenta es que todo lo que marquemos con un bronceador será para obtener profundidad o hundir. Así que para afinar la nariz, aplica el producto en los laterales consiguiendo un efecto visual reductorio.
Para acortar un rostro demasiado largo
Puedes poner un toque de bronceador en la frente, concretamente en la base del cuero cabelludo donde nace la primera línea del pelo, para oscurecer y acortar la zona. El segundo lugar clave para acortar el rostro es la barbilla. ¿Cómo? Difuminando bajo el mentón en dirección al cuello.
Para marcar el pómulo
Siguiendo los mismos lineamientos del contouring, el oscurecimiento de ciertas zonas del rostro crea hundimientos.
Para dar profundidad a la mirada
¿Alguna vez te has planteado el uso de los polvos bronceadores como sombra de ojos? El resultado te sorprenderá.
Para conseguir un efecto natural de piel sana
Aplica toques sutiles de bronceador, especialmente en las mejillas para dar un aporte de tono extra y, con suavidad, un toque en la frente y barbilla para conseguir dar una esencia homogénea, y sobre todo, no te excedas.
En definitiva, los polvos bronceadores siempre consiguen alegrar un poco la cara, siempre y cuando sepas usarlos bien, sino puede ser un arma de doble filo: mal aplicados pueden apagar por completo la piel y darnos un aspecto súper artificial. Para evitar esto último, sigue estas recomendaciones para no volver a equivocarnos nunca con los polvos bronceadores.
1. Aplicarlos en toda la cara. Tal vez sientas que te ves mejor, pero el resultado, créenos, no funciona: te suma años y se lleva por delante toda la luz de la cara. Los polvos bronceadores se concibieron para aplicar en el hueso de los pómulos, en el puente de la nariz, en la barbilla, en las sienes ¡y ya!
2. El color sobre tu piel no funciona. ¿Has experimentado alguna vez la sensación de mirarte al espejo y encontrar un parecido razonable con un oompa-loompa (los ayudantes de Charlie en la fábrica de chocolate)? Probablemente se debía al tono anaranjado de tu piel. Y es que con los polvos bronceadores, igual que con la base de maquillaje, no valen todos los colores.
3. No estás cómoda en tu piel. Si tienes la piel seca, aplicarte polvos puede empeorar las cosas. Al fin y al cabo, estos absorben parte de la grasa natural de la piel, así que puedes llevar a sentirla tirante y sin vida. Por suerte, la evolución de la cosmética ha encontrado varias soluciones a tu problema, opta por una opción liquida o hidratante como las BB y CC creams.
4. De brillar… a cegar. Este punto está directamente relacionado con el primero, el que trataba la aplicación. Algunos polvos bronceadores incorporan partículas brillantes que atrapan la luz, y siempre y cuando te los pongas en las zonas pautadas y en ligeros toques, el resultado suele funcionar bien. ¿Qué pasa si te los aplicas por toda la cara? Pues, además de convertirte en un foco de luz, habrás acabado con el deseado "efecto natural".
5. Sólo te aplicas polvos bronceadores. Sí, sabemos que lo último que quieres es añadir más pasos a tu rutina de maquillaje, pero los polvos bronceadores no funcionan solos. Necesitas una base en un tono más claro, o crear contraste aplicando polvos en otro tono, o un poco de rubor, o polvos de acabado que maticen y difuminen bien el maquillaje que llevas en la cara.
¿Y el error que nunca debemos cometer? Aplicar unos polvos bronceadores demasiado oscuros o en exceso: siempre es mejor quedarse corto que pasarse.
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