Sicología
No tomarse las ofensas de forma personal: La clave para ser feliz
Las ofensas son un círculo vicioso de violencia. Una tras otra, ofendemos y somos ofendidos, pero ¿Sabes cuál es la clave para no tomar personal una palabra dicha en el tono y/o el momento equivocado?
“¡No sabe a quién tiene al frente!” es una de las frases que, cegadas por la ira, hemos llegado a decir alguna vez ante una ofensa. Sin embargo, cuando una ofensa transgrede el campo personal puede tener consecuencias nefastas, que van, entre otras cosas, desde rompimientos de largas relaciones de amistad, noviazgo y familia, hasta agresiones físicas y psicológicas y, en el peor de los casos, asesinatos.
Así lo asegura la psicoterapeuta y autora de best sellers, Bärbel Wardetzki, en su obra No te lo tomes de forma personal, en la que se refiere a las ofensas como un qué hacer diario y cuyo éxito se encuentra en no acudir a los sentimientos negativos como la única solución , sino mas bien actuar con cabeza fría, para que una ofensa, con o sin intención, no se convierta en un espiral de violencia. “Dondequiera que surjan malentendidos, conflictos, pesares, odios, violencia y desavenencias, podemos estar seguros de que detrás hay confictos no resueltos, relacionados con ofensas que se oponen a una solución constructiva”, cuenta.
¿Cómo salir bien librada de una ofensa?
Ante cualquiera que sea la sensación que nos haya causado la ofensa, lo primero que debemos pensar antes de dejarnos dominar por los sentimientos negativos es que reaccionar con ira no nos va a curar la herida que ya tenemos. Es decir, reaccionar con rabia, venganza y odios ahondará más la herida. Hacernos ver ante los demás como las víctimas tampoco es la opción.
La alternativa, según afirma Wardetzki, es perdonar y perdonarnos, pues solo de esa forma tendremos un corazón sano y dispuesto a amar sin que de por medio estén resentimientos del pasado.
Asimismo, hay un factor que influye antes de que la ofensa cale en nosotros y es la decisión que tomamos en el momento justo en el que sucede. Es en ese instante en el que decidimos si la vamos a aceptar o no, si dejamos pasar el menosprecio o acudimos a la vía fácil y lo devolvemos.
En ese orden de ideas, la gravedad de las ofensas tiene que ver más con un aspecto personal y no con los demás, pues puede ser posible que algo en nuestro interior esté fallando y culpemos a los demás en vez de atender la raíz íntima de las inseguridades: nosotros mismos.