‘Incrementar los ingresos de las mujeres reduce la pobreza en un 30%"
Fucsia.co, 29/10/2014
¿Cuáles son dificultades encuentra la mujer latinoamericana para que su empoderamiento no sea una realidad? Hablamos con María Teresa Villanueva, del Banco Interamericano de Desarrollo, para conocer la respuesta.
Desde junio de 2012, María Teresa Villanueva ha dirigido la iniciativa de empoderamiento económico de la mujer del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Desde allí ayuda a las mujeres a iniciar y hacer crecer sus negocios y les proporciona el acceso a la formación en finanzas, mercados y otros servicios que les permite aumentar sus ingresos.
Fucsia.co la entrevistó en su paso por Bogotá para asistir al foro internacional Women Working for the World promovido por la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar. Este es el diálogo con este portal del mundo de la mujer.
¿Qué iniciativas está realizando el BID en la región en pro de las mujeres?
Nuestra tarea fundamental es aliarnos con los gobierno de la región para formalizar programas que fomenten que las mujeres desarrollen todo el potencial que tienen. Especialmente, en la cuestión del empoderamiento económico de la mujer, que los proyectos que el banco financia promuevan equidad de género en ese ámbito; que hombres y mujeres puedan acceder a los productos y servicios facilitados con nuestros recursos. Así, diseñamos programas específicos de empoderamiento económico de la mujer en áreas de acceso a financiamiento, acceso a mercados, acceso a capacidades empresariales y acceso a servicios básicos.
¿Cuáles son los principales problemas de la región que actúan en detrimento del empoderamiento de la mujer?
Los problemas de inequidad de género son grandísimos. Especialmente en el tema de accesos y en lo que se refiere al reto de cambiar roles de comportamiento tradicional. Por ejemplo, que es posible que tanto el hombre como la mujer se responsabilicen del cuidado del hogar y de los niños para que ambos puedan trabajar y generar ingresos. Así mismo, reducir la violencia contra la mujer, fomentar la educación de las niñas, brindar a las adolescentes oportunidades que las permitan tener la motivación y el conocimiento necesario para integrar o educarse en sectores no tradicionales, como ingenierías, ciencias, matemáticas. Generar oportunidades para que las mujeres que quieran emprender, lo puedan hacer.
¿Cómo afecta el mantenimiento de estos roles en relación con el empoderamiento o no de la mujer?
Culturalmente en nuestra región hay ciertos roles que son comunes a las mujeres y otros comunes a los hombres y se retroalimentan mutuamente. La intención no es cambiar la cultura de un país, pero sí demostrar que un hombre por cuidar a un niño o por apoyar el trabajo en casa no es menos hombre. Con ello, puede contribuir a que su pareja, si así quiere, encuentre un trabajo y contribuya al ingreso.
Estamos en países, como Colombia, con una clase media en crecimiento. La manera en la que se está logrando ese surgimiento de la clase media es que tanto el hombre como la mujer están yendo a trabajar. Pero en la medida en la que el hombre no se responsabilice del cuidado del hogar y de los niños, terminamos con mujeres que tienen una doble jornada de trabajo, la remunerada y la no remunerada. Acabamos con mujeres cansadas, porque los hombres no asumen el rol que les corresponde. Es necesario replantearse esos roles, que los niños y las niñas puedan saber que el rol del hombre va mas allá de ser un proveedor; que el hombre violento no es más hombre; que las mujeres pueden tener mayores aspiraciones que las de tener un hogar. No es que todas las mujeres tienen que trabajar, si no que tienen que tener la opción de poder integrarse a la fuerza laboral si así lo desean.
¿Cómo se cambia ese ideario cultural de roles tan marcados y arraigados?
La educación es la piedra angular de todo, pero la educación tiene varios ámbitos de aplicación. Por un lado, cómo educa la familia al niño y a la niña, qué roles, patrones, qué responsabilidades tienen los niños y niñas, los papás y mamás dentro de una familia. Segundo, la escuela, cómo la escuela asegura que la calidad de la educación es accesible para un niño y para una niña, cómo a una niña se le motiva para que pueda aprender matemáticas, cómo a una niña se le dice tú puedes ser tan buena en el deporte como un hombre, cómo a un niño se le dice si te gusta la cocina, puedes ser cocinero, cómo rompemos ese estereotipo de que las niñas están hechas para hacer unas cosas y los niños otras. Si la escuela y la familia no trabajan conjuntamente, no es posible, porque vas a tener una escuela tratando de generar patrones y roles en los cuales la mujeres y los hombres puede desarrollar los roles y responsabilidades que quieran, pero los patrones culturales en las familias siguen enraizados.
María Teresa Villanueva durante su participación en el foro. Foto: Reconciliación Colombia
¿Qué se consigue cuando se empodera a las mujeres?
Un estudio que se hizo demostró que en los últimos 10 años, incrementar los ingresos que iban hacia las mujeres tuvo un impacto en la reducción de la pobreza del 30%. Las mujeres reinvierten un 90% de sus ingresos en sus familias, en sus comunidades, en educación, en salud, lo que tiene un impacto directo en la reducción de la pobreza. El hombre lo hace sólo en un 30 y 40%. Lo que, por otro lado, significa que a la mujer le queda únicamente un 10% para reinvertir en sus negocios. Esto explica porque las empresas lideradas por hombres crecen más que las que lideran las mujeres. Pero eso no está bien tampoco. En la medida en que el hombre esté dispuesto a invertir más porcentaje de su ingreso en su familia, para que la mujer pueda invertir en opciones económicas que le permitan generar mayores ingresos, la reducción de la pobreza se puede acelerar.
Es decir, resulta necesario que el hombre se involucre para acabar con los problemas de equidad…
Sí. En la medida en la que todos estemos en el mismo barco, todos estemos conscientes que tenemos que luchar por la equidad de género, que tenemos que generar programas, que nuestros líderes tienen que representar la diversidad de género, que los medios tienen que mandar los mensajes correctos sobre los roles y romper los esquemas de los estereotipos tradicionales, se van a generar cambios a este respecto. Si involucramos a los hombres en estos procesos, los cambios se aceleran. Los hombres son parte de la solución y tenemos que dejar de pensar que sólo las mujeres lo podemos hacer.
Las mujeres están cada vez más empoderadas, pero el mundo es cada vez más individualista. ¿Cómo se salva esta contrariedad?
El tema de que la sociedad se está volviendo más individualista puede ser un reto. Cada vez hay mujeres más exitosas al nivel de los hombres, pero exhaustas porque esa lucha por empoderarse la llevan a cabo solas. Sin embargo, yo creo que en la medida en la que las mujeres están teniendo acceso a más educación, se casan más tarde, están decidiendo cuántos hijos quieren tener, los hombres están viendo a sus parejas como un complemento, como un equipo, yo creo que en esa medida va a haber una mayor equidad que hará frente a la individualidad.