Al parecer, no muchos conocen la importancia de esta parte de nuestras vidas. Aquí te explicamos todo.
En la sexualidad se produce una cantidad de sentimientos y sensaciones en el que hormonas como la testosterona, la oxitocina, la dopamina y unos neurotransmisores pueden provocar que surja el amor.
Además, son múltiples los beneficios que conlleva tener una vida íntima buena, por ejemplo, de acuerdo con la Universidad de Princeton, se tienen evidencias de que la gente mayor que es sexualmente activa tiene menos probabilidades de desarrollar demencia, además, incrementa la producción de prolactina, una hormona que podría estimular el desarrollo de nuevas neuronas.
Esta actividad hace que además de percibirnos mucho más atractivos, nos sintamos mejor con nosotros mismos y con nuestro cuerpo, aumentando la seguridad y empoderamiento propio.
Uno de los datos más curiosos es que, según un experto de la Universidad de Oregón, si mantenemos una buena rutina sexual ayuda a que los individuos estén más felices, concentrados y comprometidos con las labores a las que se dedican a diario.
El psicoterapeuta en servicio de sexología, David Barrios Martínez, estuvo a cargo, junto a otros investigadores, de llevar a cabo un estudio en el que se analizará la relación directa de la vida íntima y el desempeño laboral y los resultados fueron impactantes.
“En la cultura empresarial, salvo notables excepciones, no se le ha dado gran importancia a la sexualidad de quienes laboran. Esto es erróneo, puesto que la generación de endorfinas y el bienestar emocional y orgánico que genera una sexualidad sana y placentera incide en una cultura del trabajo propositiva, creativa y entusiasta… El ‘buen sexo’ es un factor esencial en el desempeño laboral, ya que las parejas se muestran muy felices, a diferencia de cuando el erotismo es ‘miserable’, porque este presenta disforia o malestar anímico que no genera comodidad y bienestar en el área de trabajo”, asegura el experto en el tema.
Por otra parte, Keith Leavitt uno de los compañeros de estudio del sexólogo, explicó que según los análisis que hicieron es primordial que se le dé la importancia debida a esa parte de la vida o puede llegar a tener consecuencias negativas a corto, mediano o largo plazo.
“Las relaciones sexuales son como una especie de ascensor del estado de ánimo. Producen la liberación de dopamina, neurotransmisor asociado con los centros de recompensa del cerebro, así como oxitocina, hormona relacionada con el apego y los vínculos sociales. Hacer un esfuerzo para mantener una vida sexual saludable debe considerarse un tema de sostenibilidad humana y una prioridad”, afirma.
No obstante, a veces no se le da la importancia necesaria a este ámbito de la vida que de no ser activa o no ser la mejor: “produce frustración, agresión, ansiedad, depresión, conductas displicentes y desmotivación, a tal punto que puede llegar a producir disfunciones de la vida erótica como inhibición del deseo, anorgasmia, disfunción eréctil ansiógena y otras. La intimidad sexual se empobrece notablemente”, afirma Barrios.
Por otra parte, hicieron énfasis que el espacio con la pareja se debe respetar, no debe estar pensando en trabajo o problemas externos porque eso influiría en la energía y conexión que podría distraer bastante y que no haya gozo o disfrute del momento.
“Estar pendientes del teléfono y de los correos electrónicos una vez en casa afecta el contacto directo con la pareja… Cuando el trabajo lleva a un empleado a sacrificar hábitos como el sexo, su desempeño en el trabajo puede declinar”, sentenció Leavitt.