Como no nacimos aprendidos, en Fucsia te compartimos un top de frases con las que matarás a tu pareja en la intimidad.
En el contexto de tener intimidad con otro individuo se ha creado el imaginario de que en la cama lo único “rico” o lo que vale es la penetración. Desde que tenemos nuestra primera experiencia clasificamos y dividimos todo lo que hacemos, si no había una penetración, sino que solo se habían tocado, no era sexo, pero esto ha ido cambiando con el tiempo y cada vez son más los individuos que se atreven a abrir sus mentes y a experimentar en otros campos.
Por ejemplo, antes de llevar a cabo el acto más cercano con las partes íntimas es necesario jugar, hablar, seducir, pero sobre todo saber qué es lo que le gusta y lo que no a la otra persona, porque con esto se pueden evitar todo tipo de situaciones incómodas.
Hay otro factor muy relevante además del lenguaje corporal para que todo fluya con la otra persona y es el lenguaje verbal. En ocasiones, ya sea por pena o porque no se nos ocurre nada realmente, se presentan silencios incómodos durante el coito, nos da miedo decir lo que pensamos en ese momento porque no hay confianza o porque nos da miedo que a la otra persona no le guste lo que mencionamos.
Pese a que claramente nos arriesgamos a decir algo pasado, grosero o muy caliente, es mejor arriesgarse a quedarse callado. Así, si usted es el primero en dar el paso, ya el resto fluirá. Y es que hay algo que no se tiene muy en cuenta y es que la voz tiene un factor erótico cuyos poderes pueden pasar desapercibidos.
Y si de pronto tiene poca imaginación para saber qué decir en la cama, en Fucsia le hicimos un listado de algunas frases con las que terminará de derretir a esa mujer u hombre con el que está compartiendo este espacio tan especial.
Recuerda que es muy importante que todo fluya muy natural porque si nos ponemos a pensar o a sobre pensar mucho qué decir o hacer puede que se distraiga y baje la líbido y así haya una desconexión que en un momento tan importante podría dejar mucho en qué pensar a la otra persona y que saque conclusiones como que ya no hay tanto interés o que está haciendo las cosas de manera muy forzada.
En ocasiones creemos sabérnoslas todas, pensamos que es lo que le gusta a la otra persona, pero, en realidad, mientras están en un momento de adrenalina es perfecto para preguntarle si lo que está haciendo le está gustando y le parece rico.