La intimidad puede ser a veces incómoda, pero te mostramos cómo sacarle el mejor provecho con estas posiciones.
No cabe duda de que el sexo es uno de los aspectos más importantes y fundamentales no solo de la vida de una pareja sino también de una persona desde su aspecto más personal e individual. Es más, la sexualidad no solo hace parte de un ámbito físico sino que toca espacios que van desde lo cultural hasta lo místico. Por ejemplo, en muchas tribus en América Latina creían que el sexo era un regalo de los dioses pues no solo se trataba de un acto de reproducción.
Con el tiempo y la modernidad, la religión logró que el encuentro íntimo tuviera una connotación íntrinseca al concepto de familia y no como un acto de placer momentáneo, llegando incluso a que los métodos anticnceptivos como el condón fueran vistos con ojos negativos por parte de algunos movimientos religiosos.
Sin embargo, la ruta de los derechos sexuales fue agarrando más espacio (en especial si se trata de la libertad sexual en las mujeres) y el sexo es visto como un acto de placer y autodescubrimiento, pero tampoco todo es perfecto en este sentido. Hay ciertas posiciones que causan mayor dolor en la mujer, pero aquí te mostramos con qué movimientos puedes experimentar mientras le sacas todo el provecho a este momento de intimidad.
Es común que en ocasiones las relaciones sexuales (bajo términos normales) puedan doler un poco. Esto se debe al roce constante en toda la región genital y perianal, la cual sabemos que puede llegar a ser muy sensible en especial si no cuenta con una buena lubricación, lo cual facilita las lesiones. Sin embargo, más allá de esto, gracias a las posiciones también podemos minimizar un poco más el dolor.
Esta es la pose favorita de muchos que no quieren hacer mucho esfuerzo, pero la ‘pereza’ no les impide tener un encuentro íntimo con su pareja. Como la penetración no es tan profunda, la oportunidad de generar daños es muy poca.
Esta es una de las poses más clásicas, pero la mujer es la que debe estar arriba y como tiene la oportunidad de controlar los movimientos y la profundidad, pues a su vez minimiza los riesgos de lastimarse.
En esta posición, la mujer debe sentarse en una superficie elevada, como el mesón de la cocina, y el hombre deberá penetrarla así. Como es una pose muy excitante, lo más seguro es que haya un buen nivel de lubricación lo cual permitirá que el dolor en la mujer sea prácticmanete nulo.
Esta pose permite una penetración suave pues el hombre está sentado en la cama y la mujer está encima controlando todos los movimientos. Además de esto, se relajan todos los músculos evitando tensiones y con ello también se disminuye la posibilidad de que las mujeres sufran algún tipo de lesión.