Preguntar cuál es el número de parejas que han pasado por la cama de la pareja puede causar risa y vergüenza al principio, pero con el tiempo puede convertirse en una tragedia. ¿Cómo manejar este tema sensible?
¿Con cuántos te has acostado? ¿Cuál ha sido tu mejor polvo? ¿En qué sitios lo has hecho? ¿Qué fantasías ya cumpliste? Preguntas que pueden ser normales si aparecen en una tarde de onces con las amigas… O muy incómodas si quien las pregunta es el nuevo novio/a, levante, o prospecto de amor.
Indagar en el pasado sexual de alguien es un ejercicio complicado que normalmente aparece por curiosidad y al inicio de una relación. Cuando dos personas se están conociendo y están libres de compromisos y sentimientos no las afecta mucho saber cómo ha sido la vida íntima de cada uno. El problema aparece después, cuando la relación evoluciona, hay compromiso y los implicados quisieran no haber conocido el pasado sexual de su nueva pareja.
Según Esther Balac, famosa columnista y autora del libro el Club del buen Sexo, al comienzo estas autoproclamadas mentes abiertas sonríen y comprenden, de dientes para afuera, las “confesiones” de su conquista reciente. Pero en no pocos casos, y luego de algún tiempo, el pasado sexual de la pareja empieza a formar parte del presente, al punto que hasta termina traído, metido en la cama y entre los dos.
¿Preguntar o no preguntar? … ¿Contar o callar?
Como en cualquier tema sexual, depende de los implicados. Sin embargo, Balac recomienda no sufrir innecesariamente, “empiecen por entender, de una vez por todas, que si la actividad sexual es una función tan normal como respirar, hace parte indisoluble de la vida y el historial de todo el mundo. Mejor dicho hace parte del equipaje”.
Es bueno tener claridad sobre qué y para qué se quiere conocer la historia sexual del nuevo amor. Aunque es apenas normal, y hasta sano, conocer el estado de salud actual de la nueva pareja, si su prueba del sida y de las demás enfermedades de transmisión sexual está al día y en orden, o cuáles son los métodos de planificación a los que están acostumbrados y que irán a usar en adelante; entrar al detalle del número de polvos, nombres y características de los que fueron y no serán; sí puede ser innecesario y mal sano.
Es un tema en el que, según Balac, vale la pena aplicar el dicho popular de “no buscar lo que no se le ha perdido”, no preguntar por lo que no necesita saber, ni contar lo que no le han preguntado.
“Quédese con el presente y con lo que el otro tiene para ofrecerle, así como está. Acéptelo. Es más, evite hacer preguntas tontas, recrear situaciones o hurgar en este aspecto de la vida de su pareja (…) Piense mejor que todo polvo pasado no fue el mejor. Viva el de ahora.”, recomienda Balac en su libro.