Esta es una de las épocas más esperadas y respetadas por los religiosos. Alrededor de ella se han tejido una serie de historias que a más de uno le causan curiosidad.
Ha llegado una de las semanas más esperadas por los creyentes, la Semana Santa. Este tiempo es considerado como de reflexión y se conmemora, para católicos y cristianos la venida del rey de reyes, el salvador o Jesucristo, entre otros nombres que recibe por parte de quienes rinden devoción a estas manifestaciones religiosas.
Alrededor de esta semana se han tejido una serie de mitos urbanos, como por ejemplo que el Viernes Santo, después del medio día es imposible que las personas se bañen pues en vez de salir agua por la regadera se encontrarán con un chorro de sangre. Lo mismo sucede cuando llega esa fecha con respecto a la alimentación. Los más creyentes tienen terminantemente prohibido consumir carne roja pues de una u otra forma le están faltando el respeto a “nuestro señor Jesucristo”, esto bajo el argumento de que se están comiendo su carne.
Pero más allá de ello, también se han tejido una serie de creencias que van relacionados con la sexualidad. Estos mitos se escuchan desde hace muchas generaciones, aunque hoy a los jóvenes parece no importarles y rompen las “reglas” impuestas esta semana. Una de las que más se ha popularizado es que el Viernes Santo no se pueden sostener relaciones sexuales porque los protagonistas se pueden quedar pegados.
Hay otro mito que se extiende desde el jueves hasta el domingo y es que si las parejas llegan a “fornicar” durante estos días recibirán un castigo divino de ahí que varios abuelos se hubiesen abstenido de tener relaciones por esos días, esto se lo pasaron a sus hijos y estos ahora quieren hacer lo propio con esta generación.
También se ha vuelto muy popular el hecho de que las personas no se pueden meter en los ríos, no pueden bailar y mucho menos pueden jugar juegos de azar.
Esto es cierto, pero no sucede porque se tengan relaciones sexuales en Semana Santa, se debe más que todo a una condición biológica que puede llevar a que la mujer tenga una contracción involuntaria de ciertos músculos vaginales y de cierta manera quede aprisionado el aparato reproductor masculino.
Esto se puede resolver, según los expertos usando algún relajante muscular. Pero obviamente hay quienes prefieren no arriesgarse en estos días y guardan sus ganas por un tiempito y ya después se desahogan de lo que no hicieron durante los llamados días santos.
El hecho de no consumir carne roja el Viernes Santo va ligado a una costumbre que viene desde 1950 y se considera un acto de sacrificio. Como decíamos anteriormente, cuando una persona consume este alimento durante este día es visto como un irrespetuoso.
Con respecto a lo de no meterse en los ríos, se tiene la creencia de que quien lo hace se convierte en un pescado. Lógicamente no hay sustentos científicos sobre esto. Hay quienes dicen que les salen escamas, pero esto puede deberse a una condición médica.
Con respecto a las apuestas, se cree que quienes hagan este tipo de acciones durante estos días no tendrán muy buena suerte porque Judas Iscariote de alguna manera con su traición dejó marcado este fin para los apostadores. Antes de hacer cualquier cosa en Semana Santa, piénselo muy bien, pues si es posible que no se convierta en pescado o no le salga sangre de la regadera, podrá ofender a sus abuelos y este puede ser un buen tiempo para pasar juntos.