Relaciones Sexuales

Fantasías sexuales

Ana Saladén, 9/3/2012

Lugares públicos en lugar de misteriosos, el hombre siempre dispuesto, el intercambio de parejas o swingers, y la infidelidad consentida, están convirtiendo en realidad algunos de los arquetipos de las fantasías sexuales.

Foto: Thinkstock

Todo hombre tiene recuerdos que no contaría a nadie más que a sus amigos. Otras cosas hay en su mente que ni siquiera revelaría a sus amigos, sino sólo a sí mismo, en absoluto secreto. Pero hay otras cosas que el hombre teme incluso contarse a sí mismo, y todo hombre decente tiene una cantidad de esas cosas guardadas en sumente”, escribía Fedor Dostoievski en Recuerdos de la Casa de los Muertos

Una retrato simple de lo que se debería hacer con las fantasías sexuales: mantenerlas; pues muchas veces al contarlas se reducen al morbo, o llevarlas a cabo resulta menos estimulante que en la imaginación. Y hasta problemáticas. Le sucedió a Lucía, una mujer de 32 años, con Jorge, su esposo, un guionista de televisión. Un día consultó en el computador de Jorge una carpeta que se titulaba ‘Clara, la subterránea’.

Abrió el archivo ‘Capítulo III’ y se encontró con un relato explícito de un encuentro sexual entre Jorge y Clara, la esposa de su mejor amigo. En la descripción, Jorge dedicaba párrafos y párrafos a los acercamientos que había tenido con Clara, y de lo excitante que le parecía su pelo recogido, desnudando su largo cuello, pasaba a besarla de la cabeza a los pies en el ascensor del edificio, a destrozarle el brasier y aguantar una relación sexual mientras hacían bajar y subir el ascensor del piso quinto al sótano. 

Para Lucía fue el colmo. Enfrentó a su esposo, quien le dijo que jamás había sucedido, sino que simplemente era una fantasía que había escrito como guión y nada más. La separación fue inminente y, ahora, Clara no sabe por qué Lucía no ha vuelto a aparecérsele por su apartamento.

Las fantasías privadas

A propósito de Lucía y Jorge, Ligia Osorio, sicóloga de la Universidad Nacional, especializada en Terapia de Parejas en la Universidad de Los Andes y con más de 15 años de experiencia profesional, indica que “cualquier fantasía sexual es buena. Una pareja saludable requiere cierto grado de estímulo mental y la fantasía lo aporta. “Aunque, en muchas oportunidades uno de los miembros de la pareja, el hombre o la mujer, pueden fantasear que están con una actriz o un actor de cine, en el momento que hacen el amor con su pareja y eso, aunque normal, puede causar problemas si el otro sabeque no está en el guión. 

Dentro del juego del amor hay realidades y fantasías que se combinan para generar una actitud erótica. Cuando un hombre y una mujer que son pareja se tratan con amor y deseo, muy rara vez se sienten solos, porque sus fantasías sexuales, pensamientos e imágenes los motivan. Esas fantasías pueden ser historias complejas, o fugaces imágenes cargadas de contenido sexual. Todas ellas otorgan un electrizante perfil erótico al acto sexual”.

Sin embargo, las fantasías suelen ser personales y privadas y, por lo tanto, nunca se sabe qué hay en ellas realmente. La mayoría de las mujeres no saben qué tipo de “películas se pasa” el marido o la pareja cuando van a hacer el amor, y tampoco saben si ellas estánen el “guión de esa película”.

De acuerdo con Osorio, las fantasías son pequeños viajes. Cada cual viaja por su cuenta eligiendo su ruta y los acontecimientos que deben suceder. Para una mujer, comprender que la ruta que sigue su pareja es diferente a la suya, es el primer paso para aceptar y utilizar la fantasía como una nueva forma de intimidad.

En oportunidades las mujeres quieren compartir las fantasías de su pareja, pero el problema se presenta cuando él relata sus fantasías y ella constata que no es protagonista de aquellos sueños. Por eso, cuando una mujer pide conocer las fantasías de él, debe estar absolutamente segura de ser capaz de entender cuando el relato no le sea del todo favorable.

Muchas mujeres preguntan a su pareja en qué está pensando, pero en realidad están preguntando si las quieren o si fantasean con ellas. ¿Qué pasa si él dice que se está imaginando con otra mujer? Osorio sostiene que ese comportamiento del hombre es perfectamente normal, aunque a la pareja no le guste. No significa que él no la ame o que esté sexualmente aburrido de ella, lo que ocurre es que él está en un viaje mental donde ella está encarnada en otra mujer fantástica e irreal.

El hombre siempre disponible

“¿Sabes lo que me excita —dice una ejecutiva de ventas de 31 años, con tres años de casada y uno de separada— la imagen mental de un hombre que esté siempre dispuesto al sexo en todas las formas imaginables. Como si fuera un cheque en blanco que uno puede llenar por la cantidad que desee. “En mi fantasía entro al cuarto y un hombre vestido sólo con un bóxer negro me cae. Busca, entre besos y caricias, la forma de quitarme la ropa y cuando lo consigue me acaricia entera y dice una y otra vez lo bien que se siente estando conmigo. Es un hombre que me busca porque le gusto y siempre quieremás...” Osorio denomina esta fantasía como “El hombre siempre disponible”.

En todo momento estará allí para su mujer, deseoso de complacerla en toda forma posible que ella desee, ya sea en el auto, en la oficina, bajo la mesa de un restaurante, “siempre listo y hambriento” por estar con ella. Este tipo de fantasías son generadas por arquetipos. Algo así como lo que significa en un hombre la mujer de una película pornográfica, o aquella de la portada de una revista que lo mira con cara de “¡te deseo!”

El cuento de la cigüeña es la primera fantasía sexual que a los niños les inventaban los padres de antaño, decía un profesor de Antropología. De acuerdo con este especialista, la falta de conocimiento, lo que no se dice, también generafantasías a cada miembro de la pareja. “Lo importante es abrir espacios a la imaginación”.

Intercambios, Swingers e infidelidad consentida

Muchos dirán que en el sexo no hay nada nuevo, que desde que el mundo es mundo, hombres y mujeres han experimentado distintas sensaciones y situaciones en busca de placer. Pero, cada cierto tiempo, nos sorprenden algunas tendencias que encuentran adeptos en todo el mundo. Desde la década del 70 aproximadamente, miles de personas se han abierto a la posibilidad de incorporar más personas a sus experiencias sexuales.

Quienes buscan el sexo grupal, los llamados swingers, están en todas partes, publican avisos en Internet. En Colombia, son más discretos. No fue fácil dar con Stella, una bacterióloga de 29 años.Ella no quería sentirse entrevistada. Por ello, la entrevista real fue tres días después en cada café y bar que circunda el parque de la 93. Hace cuatro años se inició en los swingers, vivía en un apartamento con una amiga y la confianza extrema que se comenzó a generar entre ellas y las parejas de ambas, lentamente dio origen a este tipo de vínculo.

Se reía al contar que todo comenzó cuando se les dañó el equipo de sonido y con su novio no tuvieron mejor idea que ir a comprar vino y brindar y brindar, hasta que los cuatro a modo de juego comenzaron a quitarse la ropa. Los ánimos fueron subiendo hasta que cada pareja hizo el amor frente a la otra. Según Stella, hasta ese momento y pese a la libertad que se estaba viviendo, los límites estaban marcados. La regla era respetar el territoriodel otro.

“Recuerdo que desde hace tiempo había indicios de lo que queríamos hacer. Con mi amiga lo habíamos hablado como fantasía y a ambas nos gustaba la idea. Al llegar a la casa, desde la puerta preguntaba a mi amiga dónde estaba y él contestaba: ¡en el cuarto!, yo iba y la encontraba medio desnuda en la cama. La sensación cada vez fue generando mayor relax. Incluso pensaba: Qué bueno quedos mujeres puedan estar en la cama, entrar un tercero y que no pase nada más. 

Me sentía contenta de poder compartir esos espacios, no me sentía excitada con la situación. “Nos conectábamos con una sexualidad sana. Todos podíamos jugar y estaba bien. Mi amiga tenía su novio, yo el mío... era como ‘cosificar’ el sexo, pero viniendo de otro mundo, donde los límites estaban mucho más claros. Es extraño quizás hablar de eso, pero era agradable vivir la sexualidad sin que la restringieran, sin críticas, daño o límites externos. Esos los poníamos nosotros. 

Los límites tenían qué ver con que todos estuviéramos bien, y punto. “¿Cómo se dieron las cosas? Lentamente fuimos sintiendo que queríamos más. Era darse el lujo de vivir fantasías que mucha gente no experimenta por represión. La sensación era agradable, la estábamos compartiendo los cuatro y hacía bien. No había daño,dolor, ni celos... nada negativo.

“El topless y los besos entre nosotras, también formaban parte de la diversión. Pero el juego en realidad comenzó cuando, después de haber hecho el amor con mi novio y mi amiga con el suyo, nos intercambiamos. Eso era como ver vidas distintas, pero a la vez poder participar. Además, se generaba una excitación mucho más grande que la que se da en pareja.

“Siento que en ese momento y los que siguieron, nos conectamos con espacios de libertad muy grandes, porque nadie se podía meter, ni decir nada. Éramos sólo los cuatro y cada uno aportaba lo suyo. Nos conectamos tanto, que los lazos que se formaron entre nosotros pensamos que nunca se iban a romper. Siento que en ese momento todos sentíamos amor... mucha pasión ytambién ternura.

“Inicialmente era algo nuevo, pero después no me gustó porque me asusté, me dio pena. Y luego porque vi a mi pareja con otra persona. Pero traté de concentrarme y disfrutar de mis fantasías cumplidas. Creo que lo que ocurrió con el tiempo y quebró nuestra relación de amistad, fue que precisamente teníamos relaciones afectivas entre nosotras: nos queríamos, nos cuidábamos y apoyábamos.

“Lo que se rompió de alguna manera fue que aparecieron los celos de la comparación con el otro y con uno mismo. Eso de pensar: ‘mí novio está con mi amiga, mientras yo estoy con la pareja de ella’. “En el fondo, tenía que ver en la reflexión de cuán bien está nuestra pareja con la otra persona. Y eso abrió muchos fantasmas... temores. Po rejemplo, que mi novio se pudiera satisfacer mucho más con la otra persona.

“No soy celosa. Lo que me pasaba era eso de sentir que estás permitiendo —no porque haya algo que permitir o no— que tu pareja está con otra persona y lo sabes, pero al mismo tiempo tienes la compensación de estar con otra. Es como el cuento de las infidelidades dobles. 

Era imposible que lo pasara bien, sabiendo que la persona con quien estaba no hacía otra cosa que pensar en su pareja.. Mientras haya lazos afectivos, el intercambio es divertido. Sólo en la medida en que no existen, puedes intercambiar. De hecho, después de eso he tenido otros intercambios, pero siempre preocupándome de no conocerlos más de la cuenta.”

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