“No sé como excitarlo a él, si no es con la penetración vaginal”, escribe una lectora. ¿Cómo pueden las mujeres cambiar totalmente su patrón sexual con un hombre? Apréndelo aquí.
Un problema latente: una mujer escribe que con el tiempo su relación a nivel sexual ha llegado a ser monótona, y desea efectuar el cambio, ¿pero cómo? Para comenzar, ella no sabe cómo excitar a su marido sin la necesidad de la penetración de su vagina, es decir, continuando el patrón sexual que han construido entre los dos, y que tal cual se ha definido por siglos en la humanidad.
Ella escribe: “Soy una mujer de 31 años. Desde hace 13 años comparto mi vida con un hombre. Ahora nuestras relaciones sexuales están cayendo en la monotonía. Al principio había mucha excitación y mucha pasión cuando estábamos en la cama… luego esto se acabó. Entonces él cambió su forma de hacerme el amor y yo simplemente lo sigo... pero llega el momento de que yo innove y no sé cómo hacerlo... no sé cómo excitarlo si no es con la penetración”.
Tácitamente, lo que nuestra lectora está experimentando es un bloqueo, para lo cual no hay solución o respuesta automática, pero que muchas personas ahora enfrentan, pues la razón del bloqueo está admitida socialmente. Al igual que ella, otros, por todas partes, que están intentando rediseñar y reajustar la sexualidad sin ningún itinerario establecido —justamente para hacerla nueva e interesante—, también se encuentran parados, bloqueados, preguntándose cómo avanzar sin el foco en el coito como hasta ahora ha sido, o aun más, tratando de cancelar totalmente la fabricación establecida del coito.
Pero si no va atener sexo con coito, ¿entonces qué se hace? Es bueno que ella haya podido poner este dilema en palabras, notar su propio proceso de pensamiento. Nuestra lectora establece implícitamente la penetración como su contribución al ‘sexo’, una contribución que la mayoría de los hombres, a propósito, dan por sentado, asumiendo que es el comportamiento ‘automático’ de una mujer. Quizás con sus palabras, podemos empezar a resolver el dilema.
Comencemos por pensar en lo que de verdad desean expresar nuestros cuerpos, lo que deseamos hacer, y así creemos nuevos comportamientos. Algunas mujeres chocan con otro bloqueo después de idear la situación sexual: su pareja no quiere diseñar una manera alterna de sexo que no se centre en el coito; tanto así que cuando una mujer intenta mover su cuerpo de otro modo, él responde negativamente, o no puede responder, indicando su deseo de continuar con la forma tradicional.
Raramente la mujer tiene la oportunidad de llevar el papel principal, es decir, conducir en un territorio nuevo, con excepción de el de invertir papeles, haciendo de ‘dominatrix’ (o sea, igual, pero haciendo de él). Desde la perspectivade un hombre, se cree que mientras estimule el clítoris hasta el orgasmo, él ‘la dejó tener sexo su manera’. Incluso si él ha estimulando manual u oralmente a su pareja hasta ‘antes de’, cree que quedará excitada y satisfecha ‘más adelante’, cuando comience para él el acto principal’. Después, la mujer detectará eso y se sentirá desinflada o derrotada, incluso asaltada en su buena fe, másque excitada.
Va una sugerencia para mujeres y hombres: comiencen a pensar en el ‘clímax’ del sexo como un estupendo momento de supererotismo, prolongando esa vibrante sensación, ese hormigueo, del deseo; no piense en el ‘punto máximo’ como la ‘penetración’ o ‘el acto’.
Enfócate en el ‘sexo’ como ese momento cuando se desbloquean sus sensaciones más frenéticas y descontroladas y de las de su pareja; una vez ocurre un intercambio erótico, los cuerpos hablan, el uno al otro. Cuando usted accede al espacio de la intimidad, sólo lo puede abrir con su imaginación. Atrévase a compartir su imaginación (y esperemos que la otra persona esté lista para escuchar).
Creer que ‘algo más’ que no sea ‘el acto’ es menos o secundario, es el peor prejuicio, pues bloquea y no permite explorar en la sábana algo más grande para descubrirse, y por expresar.