Opinión

Inclusión más allá del marketing

Ana Peña, 21/6/2023

¿Qué tal si mejor todo el año nos vestimos de inclusión por medio de programas a largo plazo?

Ana Peña, columnista de Fucsia | Foto: Fucsia

Estamos en el mes del Orgullo LGBTIQ+ y, desde que inició, empezamos a ver el arcoíris en todos lados: en las calles, fachadas, firmas corporativas y en los logotipos de las empresas. Nuestro alrededor se viste de las seis franjas de colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta), haciendo de este mes un momento muy significativo. Sin duda, es un gesto simbólico y bien intencionado, pero no debe ser el único compromiso que asuman las empresas en este ámbito. Así es, me refiero a que con ponerse la bandera LGBTIQ+ en la foto de perfil no es suficiente. Definitivamente eso no hace que una empresa sea verdaderamente diversa e inclusiva.

¿Sabías que existe un término que describe esta situación? Se llama rainbow washing o pink washing y es considerada una estrategia de marketing en la cual las empresas aprovechan el Mes del Orgullo (junio) y el símbolo del arcoíris asociado con la comunidad LGBTIQ+ para promocionarse a sí mismas como inclusivas y aliadas de este colectivo, sin respaldo o acciones reales detrás de sus afirmaciones. ¡Justamente es a estas actitudes a las que hago referencia!

¿Qué tal si mejor todo el año nos vestimos de inclusión por medio de programas a largo plazo que tengan objetivos medibles e indicadores clave de progreso dirigidos a las minorías?

Este año, un integrante de mi equipo fue invitado a participar en el pódcast especial de 10 años del Forum de Empresas LGBTIQ+ en Brasil, en el cual analizaron el papel del entorno empresarial brasileño en relación con la garantía de la igualdad de derechos y el trato justo y respetuoso a las personas LGBTIQ+. Fue muy inspirador escucharlo hablar y confirmar a través de sus palabras que en la empresa donde trabajo han abordado con acciones y políticas reales las desigualdades y las brechas de género desde hace muchos años. Y no solo en la empresa, sino que nos hemos aliado con otras corporaciones para hacerlo a nivel industria.

Bandera comunidad LGBTI. | Foto: Getty Images / Cristina Moliner

La innovación nace de la diversidad, nunca de la monotonía

Los equipos diversos con diferentes puntos de vista son más creativos e innovadores. Para esto, es necesario esforzarse por crear un entorno en el que los colaboradores tengan la confianza y el espacio de ser quienes quieran ser para aportar todas sus habilidades y capacidades al trabajo cada día de manera abierta.

Esto puede sonar sencillo, pero no lo es. Existen obstáculos como los prejuicios, el sesgo (cultural, de afinidad, primeras impresiones, cualidades o defectos) y el metasesgo —“yo no tengo sesgos”—. Romper estos sesgos en las empresas e implementar políticas de inclusión efectivas requiere un enfoque integral y un compromiso por parte de todos los niveles organizacionales.

Entre las estrategias que pueden ayudar en este proceso, nos encontramos con la capacitación y sensibilización sobre diversidad, inclusión y sesgos inconscientes dirigida a todos los empleados. Hablo de sesgos porque es necesario romperlos para que las políticas de diversidad e inclusión puedan ser verdaderamente representativas y funcionales para la comunidad. Sobre todo, es necesario darnos cuenta de que hay prejuicios que ni siquiera sabemos que tenemos, pero el primer paso es reconocerlo para fomentar la autoconciencia y el autoconocimiento.

Como líderes tenemos una gran responsabilidad dentro de las empresas. Por ejemplo, debemos comprender el contexto con respecto a la comunidad transgénero y escucharlos de cerca. En la empresa donde trabajo contamos con una cartilla que nos permite entender la terminología y los temas relacionados con la transexualidad. También podemos acceder a un kit que contiene detalles sobre los pasos del proceso de transición de género para proporcionar un entorno laboral seguro, productivo y libre de acoso.

Todo esto lo menciono para que reflexionemos cada vez que veamos a una empresa haciendo rainbow washing o pink washing, para que cuestionemos cuáles son sus políticas de diversidad e inclusión y concluyamos si de verdad están contribuyendo a un verdadero cambio. Todo esto logrará a largo plazo que las empresas piensen dos veces antes de querer apegarse a una fecha y se pregunten si realmente cuentan con una cultura diversa e inclusiva desde los procesos de contratación de personal hasta en los esquemas de retención.

¡Seamos coherentes y creemos un entorno laboral seguro para nuestros colaboradores todo el año!

Sobre la columnista

Ana Peña es directora de comunicación corporativa en Intel para las Américas.

Opinión
LGBTIQ
Diversidad
empresa

Entradas Relacionadas

Opinión

Grasas saludables para mujeres fuertes y con buena salud después de los 40

Opinión

Navegando hacia el futuro: Tendencias tecnológicas que marcarán el 2024

Opinión

De lo virtual a lo auténtico: el renacer del lujo presencial

Opinión

Del ‘like’ al éxito