Ana Peña, directora de comunicación corporativa en Intel para las Américas, habla sobre cómo os videojuegos han pasado a ser una parte fundamental de nuestra cultura
Me atrevo a apostar que tienes un videojuego que ha marcado tu vida, desde alguna de las primeras plataformas de juegos como el famoso Pac–Man hasta de aventura, como Super Mario Bros. ¿Se te metió la nostalgia en el ojo? Te entiendo, a mí también. Muchos de nosotros crecimos de la mano de los videojuegos no solo como una forma de entretenimiento, también como una manera de expresión cultural.
Hoy, los videojuegos han dejado de ser simplemente un pasatiempo para convertirse en una parte fundamental de nuestra cultura y experiencia. La influencia de los juegos ha trascendido fronteras generacionales y geográficas, llegando a personas de todas las edades y estilos de vida.
Desde los clásicos juegos hasta los sofisticados títulos de realidad virtual, los videojuegos han evolucionado y se han adaptado a las diferentes épocas y tecnologías. Para muchos de nosotros, los recuerdos de pasar horas frente al computador, sumergidos en mundos virtuales, son parte de nuestra infancia y adolescencia.
La comunidad gamer es más diversa y numerosa que nunca. Las plataformas de streaming han democratizado la posibilidad de que las personas puedan compartir sus experiencias de juego con el mundo. Cada vez más gamers hacen transmisiones en vivo, mostrando sus habilidades, compartiendo sus aventuras y conectándose con una audiencia global.
Atrás debemos dejar ese falso imaginario que parte del mundo ha construido acerca de los gamers, que los hace ver como jóvenes que evitan el contacto humano, encerrados en una habitación y posponiendo otras tareas en su vida; así como también aquel supuesto que anota que en el mundo de los videojuegos las mujeres no son bienvenidas. Hoy ellas son parte fundamental de esta industria.
Lo pregunto porque es clave recordar que detrás de la pantalla, los gamers son seres humanos con historias propias. Recientemente, una persona de mi equipo nos contó que es una asidua gamer e incluso nos retó para que la encontremos en este universo digital y sepamos cuál es su nick.
Algunas personas pueden encontrar en los videojuegos una vía para escapar de su cotidianidad, un medio para explorar su creatividad o una forma de conectarse con amigos y personas afines. Para otros, los juegos pueden ser una fuente de desafíos intelectuales, un camino para aprender y mejorar habilidades, o incluso una plataforma para hacer una carrera profesional.
Es fascinante cómo los videojuegos pueden romper barreras y conectar a personas de diferentes culturas y creencias. La comunidad gamer ha demostrado ser un espacio inclusivo donde se fomenta la colaboración, el respeto y la amistad. Los avatares pueden ser la fachada de personajes ficticios, pero detrás de ellos, late el corazón de seres humanos reales que buscan una conexión significativa.
El anonimato que brindan los avatares ha sido una espada de doble filo. Por un lado, permite a los jugadores expresarse libremente y ser quienes deseen ser, sin prejuicios. Pero, por otro lado, también ha dado lugar a situaciones de acoso e irrespeto.
Los videojuegos son una poderosa herramienta para unir a las personas y crear una comunidad global. Detrás de cada avatar, hay una humanidad vibrante y diversa que busca disfrutar y compartir sus experiencias en un entorno virtual. Aprovechemos esta oportunidad para construir una comunidad gamer que se enorgullezca de su diversidad y sea un ejemplo de respeto y apoyo mutuo. Así como al mismo tiempo, para quienes no son cercanos a este tipo de actividades, respetar y cuidar a quienes la practican.
Compartimos una pasión común por los videojuegos, y juntos podemos hacer de este espacio digital un lugar en el cual la humanidad se refleje en cada interacción. Celebremos nuestro entusiasmo y recordemos la importancia de respetar y valorar a las personas reales detrás de los avatares en los videojuegos. En el Día del Gamer que se celebra este mes, el 29 de agosto, replantémonos cómo podemos hacer evolucionar toda la industria con respeto y empatía.