Lina viste de verde y botas negras. Hace alusión al uniforme militar, a
su manera. La rodean sus asesores antes de que comience el evento en el
que se presentará una nueva colección. Mientras tanto, en dos sofás
cercanos, un grupo de militares vestidos en sudadera de uniforme,
empieza a sacarle gusto a posar para las cámaras y responder
entrevistas. Pero, ¿qué tienen en común la diseñadora y estos soldados?
Todas las mañanas, cuando Lina Cantillo sale de su casa, ve a los
militares en la esquina cercana, de pie, impertérritos y casi sin
respirar, a sol y a sombra. Mientras ellos, en su labor, desconocen por
completo quién es Lina Cantillo.
Pero fue ese encuentro anónimo diario
el que la inspiró para visitar el Batallón de Sanidad del Ejército,
donde se encontró de frente con esa realidad a la que los colombianos ya
estamos acostumbrados, pero casi nunca vemos: soldados
mutilados y discapacitados como consecuencia de la guerra.
“Esa visita me tocó el corazón de una forma impresionante, al ver a
estos muchachos con ganas de vivir, de hacer cosas distintas. Y uno que a
veces se queja por bobadas como que la camisa está sin planchar o
situaciones que no valen la pena. Y estos muchachos salen a la jungla,
al monte, a la selva a cuidarnos. Pierden sus partes por salvar a un
amigo, a su superior, a sus compañeros. Cuando nacieron mis ganas de ayudar,
pensé que coser algo para ellos no era suficiente. Entonces quise
dejarles un legado de lo que yo sé, porque
tenía más importancia
enseñarles mi labor y mi arte que coser en un taller satélite y mandar a
hacer 100 o 500 chaquetas, para recoger dinero. Lo que me parecía
importante era darles mi conocimiento, para que ellos supieran cómo
trabajar y que la industria los apoye para darles esperanza de vida”.
La tarea empezó por buscar un taller de trabajo donde cupieran las
cortadoras. Después de tres o cuatro visitas, se había logrado la tarea.
Luego, lo más difícil: encontrar la confianza. Muchos vieron la visita
de Lina como la de una persona más que llega al Batallón de Sanidad a
querer ayudar. “Me recibieron como diciendo: “Ya viene otra persona acá a
darnos la misma lora que todos nos dan”. Por eso, la primera clase
consistió en presentarse como profesional y contar los alcances de su
nombre como marca.
La historia comenzó el primer jueves de febrero de este año. Un mes
después de que el soldado profesional Ómar Téllez perdiera la pierna
derecha en un campo minado por la guerrilla en el Tolima, donde
patrullaba desde el comienzo de su carrera hace casi 10 años. Ómar se
inscribió por curiosidad y se encontró con el equipo de Lina, que en
tres o cuatro horas de clase les enseñaban acerca de producción, cómo
extender las telas para que respiren y poderlas cortar.
Así fue como durante estos meses, Lina y su ejército de soñadores
empezaron a crear una colección inspirada por ellos mismos, en un
proceso que comenzó enseñando lo básico hasta terminar en una colección
de tres diseños: dos chaquetas para hombres y una de mujer en azul,
camel y verde militar. “Empezaron de cero, con algo sencillo, para que
pudieran entender este arte. Si hacíamos hombreras, internos, forros,
quedarían solo tres tratando de hacer esto”, explica la diseñadora. “Yo
pienso que puede haber un apoyo no solo del Ejército sino de la
industria. Yo le decía a alguien de una fábrica de confección que ellos
podrían trabajar en proceso de calidad ya después de estas clases”.
Ómar, padre de un niño de 5 años y otro de 2, quiere profundizar en los conocimientos que obtuvo de Lina, porque no tiene otro objetivo que el de trabajar para su familia. “No todo son armas y guerra”, puntualiza.
Los invitados al evento podían hacer un aporte mínimo de un millón de
pesos por chaqueta. El dinero de esta preventa de la edición limitada se
empleará para comprar dos camillas de bipedestación para el gimnasio en
el que se recuperan y, además, un reconocimiento económico para cada uno de los militares que
pasaron sus días confeccionado estas piezas.
Si quieres saber quiénes asistieron a este evento, no dejes de ver la galería de fotos sociales aquí.