Descubre cómo ellas no sólo lucharon por la igualdad sino que también reinventaron la moda femenina.
Piensa en los lindos pantalones anchos y el blazer que llevas puesto hoy y lo bien que te hacen sentir cada vez que te los pones. Bien puedes agradecerle al feminismo por ello, pues desde las sufragistas hasta la segunda ola de los sesentas y setentas no sólo lucharon por la igualdad sino que también reinventaron la moda femenina.
Conscientes del papel de la moda en la autoexpresión estas pioneras cambiaron nuestra forma de vestir a través de su política. Aunque, por supuesto, su intención o su objetivo no era este, pero en su batalla por la igualdad de género lograron subvertir los paradigmas dominantes que dictaban cómo debía verse una mujer. Lo interesante es que muchos de estos estilos continúan influyendo en cómo nos vestimos hoy. Estas son las prendas que más allá de estar en tendencia son un símbolo de las mujeres que lucharon contra las limitaciones impuestas a nuestro género.
Minifaldas
Las minifaldas son una prenda polémica, pero cuando surgieron por primera vez como una tendencia en los años sesentas se las consideraba liberadoras. Fue pensada por primera vez por su practicidad, como un medio para liberar a las mujeres de dobladillos onerosos y la ropa a veces sofocante que debían usar por modestia. Por eso, las feministas vieron la minifalda como una una declaración en contra de las ideas restrictivas sobre la sexualidad femenina dictada por las normas patriarcales y un símbolo de rebelión cultural.
Blazers oversize
Los blazer oversize o “boyfriend” surgieron como un contra ataque feminista. En esa época fue escandaloso que las mujeres usaran trajes de hombre y se convirtió en la forma ideal de representar el distanciamiento del género binario impuesto en nuestra forma de vestir.
Pantalones anchos
Aunque la minifalda surgió como una prenda liberadora, polémicamente también se tornó representativa de la objetificación y el deseo masculino. Así que las feministas adoptaron los pantalones anchos. Por lo tanto, los pantalones palazzo y los culottes nacieron como un síntoma de rechazo a las normas patriarcales en la moda.
Camisas oversize
Al igual que los blazers “boyfriend”, los tops oversize están en furor. ¿Su origen? Para muchas era una forma de rebelión al ser una prenda básica de la clase trabajadora y, como el feminismo buscaba no solo rechazar los anticuados ideales sobre feminidad sino también buscaba involucrarse con una estética populista fácilmente reconocible por la sociedad como una esfera en la que las mujeres no solían "pertenecer", se convirtió en un must.
Mocasines
El feminismo de la segunda ola rechazó por completo el uso de tacones altos. Por lo tanto, los mocasines, -el zapato du jour- se convirtió en la norma.
Jeans
Los pantalones vaqueros, un elemento básico en la mayoría de los closets de las mujeres, fueron adoptados por las feministas en la década de 1960 como otra manera de reclamar la moda tradicional de los hombres. El uso casual de los jeans tuvo como objetivo minimizar la importancia del género al poner énfasis en el abismo entre la feminidad del viejo mundo y la nueva generación de mujeres que buscan la igualdad entre los sexos. Con el uso de los jeans, que eran tanto masculinos como de clase trabajadora, el feminismo de la segunda ola comenzó una revolución de estilo. Después de todo, los jeans hoy en día se consideran de género neutral.
#FreeTheNipple
Durante la lucha feminista se dice que los sujetadores y brassieres eran quedamos en las protestas, junto con otras representaciones de la opresión, incluyendo fajas, tacones altos, pestañas postizas y copias de revistas masculinas. Los brassieres se consideraban restrictivos y formaban parte de un régimen patriarcal que obligaba a las mujeres a usar prendas incómodas. Así que no usar un sujetador era una declaración en sí misma y continúa siéndolo hoy en día.
Vintage
Como parte de su rechazo a la feminidad restrictiva, las feministas evitaron la carga del consumismo impuesto a las mujeres y optaron por comprar su ropa en tiendas vintage. Esto sigue siendo (tal vez más ahora que nunca) inmensamente popular entre las fashionistas. No solo promueve la sostenibilidad ecológica, sino que es una forma de evitar las tendencias dictadas por la industria patriarcal.
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