A lo largo de la noche, lució también piezas de diseñadores como Zuhair Murad, Guarav Gupta y Jawara Alleyne.
Shakira no solo conquistó a sus fans con su energía arrolladora y su impecable interpretación en el inicio de Las Mujeres Ya No Lloran World Tour, sino que también deslumbró con un espectacular despliegue de vestuario. La cantante colombiana, fiel a su estilo, apostó por looks diseñados para potenciar cada momento de su show en Río de Janeiro, convirtiendo la moda en un elemento clave de su narrativa escénica.
El martes 11 de febrero, en el estadio Nilton Santos, ante 47.000 asistentes, Shakira ofreció un concierto de más de dos horas y media, en el que sorprendió con hasta 13 cambios de vestuario. Lo que más impactó fue la manera en la que estos atuendos fueron presentados: lejos de los tradicionales cambios fuera de escena, la artista permitió que el público fuera testigo de su transformación en tiempo real. Durante Chantaje, por ejemplo, una cámara la siguió tras bastidores mientras su equipo la ayudaba a cambiarse, creando un efecto cinematográfico y envolvente.
Para el gran arranque, Shakira apostó por un conjunto de Versace hecho a su medida, que combinaba la sensualidad y el brillo característicos de la firma italiana con su esencia vibrante.
El primer atuendo del espectáculo es, posiblemente, el más sobrio de la noche: un conjunto deportivo en blanco, decorado con cristales y un patrón distintivo que revela su diseño exclusivo. Para completarlo, la cantante eligió unas llamativas botas de tacón cubiertas de brillo en tono rosa. Esta estética marca el inicio de una serie de looks deslumbrantes, entre los que destacan varias creaciones de una reconocida casa de moda italiana.
Al iniciar el segundo bloque del concierto, Shakira dejó atrás el conjunto deportivo blanco para revelar un deslumbrante minivestido de malla rosa. La prenda, adornada con cristales y estratégicas aberturas, incorpora detalles metálicos que realzan su diseño con un efecto moderno y sofisticado.
Otro de los looks llamativos fue el vestido azul que simulaba una sirena, este vestido de alta costura es una verdadera obra de arte, con un corsé estructurado y una falda esculpida que imita el movimiento de las olas, representando simbólicamente las lágrimas que la cantante ha derramado. Durante este emotivo momento del espectáculo, Shakira interpreta Acróstico, una canción profundamente personal en la que también participan sus hijos, Milan y Sasha.
La colombiana continuó el show con cuatro temas icónicos: Copa Vacía, La Tortura, La Bicicleta y Hips Don’t Lie. Para esta parte del concierto, lució un vestido de ganchillo con un diseño inspirado en una red de pesca, similar al que lleva en el videoclip de Copa Vacía. La prenda, con un acabado rasgado y delicadas lentejuelas bordadas, capta la luz de los reflectores, añadiendo un sutil destello a su actuación.
Para el conjunto de dos piezas evocó la estética Y2K con un top corto de escote en forma de mariposa y una minifalda acampanada, adornada con pedrería en el borde. Para completar el look, Shakira lleva unas botas a juego en tono cobre, decoradas con cristales en tonos rojos, morados y amarillos, similares a las que luce al inicio del espectáculo.
A lo largo de la noche, lució también piezas de diseñadores como Zuhair Murad, Guarav Gupta y Jawara Alleyne. Entre los accesorios más llamativos, destacaron los brazaletes Tiffany & Co. Elsa Peretti, elaborados por primera vez en platino con un pavé de diamantes y grabados a mano con el nombre de la gira.
Uno de los vestuarios de la gira estuvo a cargo del diseñador brasileño Dario Mittmann, quien trabajó en colaboración con el estilista de Shakira, Nicolas Brum. Mittmann, emocionado por la oportunidad, detalló que el proceso creativo duró tres meses y que cada pieza fue desarrollada en función de la temática del espectáculo. La aprobación de Shakira no solo reafirmó su visión, sino que también llevó la moda brasileña a un escenario global.