El claro ejemplo de que la edad no es impedimento para cumplir los sueños.
¿Quién dijo que después de los 50 no se puede llegar a destacar en una pasarela nacional? Pilar Villamizar o Pili, como la conocen sus amigos, es el más claro ejemplo de que la vida da vueltas.
Esta cartagenera le hace homenaje a sus canas, es una bohemia empedernida y tiene una gran sensibilidad hacia los demás. Bastó solo con intercambiar unas palabras con ella mientras caminaba por los pasillos de Ágora Centro de Convenciones para darnos cuenta de su encanto.
Curiosamente, fue una de las modelos que más apareció en las diferentes pasarelas de la Bogota Fashion Week 2023 y los flashes de las cámaras no fueron ajenos a su presencia. Tal vez fue una de las que más miradas se robó y su pasarela no fue en vano, esta dejó un gran ejemplo para los asistentes a uno de los eventos de moda más importantes del país.
Su sonrisa iba de oreja a oreja, sus pies hacían contacto directo con el piso y ella iba como danzando por los diferentes stands que estaban mostrando sus productos en la Bogota Fashion Week. Los asistentes solo podían contemplarla, era como si el mundo se hubiese rendido a sus pies.
“¿Hace cuánto te dedicas al modelaje?”, le preguntamos, y ella con ese acento caribe y con sabrosura dijo que llevaba pocos años en esta profesión. “Desde que cumplí 52 años y este 2023 cumplo los 60.
Nunca lo había hecho porque estaba dedicada al mundo de la hotelería. “Mi esposo y yo la pasamos viajando por el mundo, volvimos a Colombia hace poco”.
Reconoce que dese muy pequeña vibró con la moda. “Mi papá era de la armada, era muy bohemio, piloso, pero un día dijo que no podía permitir que esta bohemia se metiera en el mundo de las artes porque seguramente la perdería”.
Ella también es amante al baile, aunque su papá curiosamente no la quiso en ninguno de estos escenarios. “¿Sabes qué pasó al final?, pese a que mi papá me dijo que yo con mi estatura no iba a llegar a ningún lado (en el mundo del entretenimiento), llegué a momentos que me engordé como escultura de botero y fueron mis papás quienes me ayudaron a bajar de peso”, dijo.
Perdió 12 tallas y residiendo en Estados Unidos le pidieron que fuera modelo de Elizabeth Arden. “En esa época era joven, pero tenía la concepción de que ya estaba muy vieja para ser modelo”, dijo. A pesar de que medía 1.58 la marca puso sus ojos en ella. Por cosas del destino fue trasladada de nuevo a Cartagena, su tierra natal y no participó en la campaña.
Nuevamente la industria del modelaje tocó las puertas de esta mujer. Cuando Paola Turbay lanzó una línea de productos cosméticos la llamó para que fuera la imagen del segmento de mujeres mayores.
“Yo soy una modelo con muchas condiciones raras, pero por temas médicos”, narra. Es una mujer creyente que ama lo que hace.
“Era el momento para hacerlo porque ya no estoy criando, soy mamá y abuela”, dice. Su hijo se siente muy orgulloso de lo que ella hace.
Reconoce que tiene una gran sensibilidad por la naturaleza y en su familia se ha ido transmitiendo ese ADN. Muchos la consideran como un personaje porque es supremamente desparpajada, alegre y sobre todo muy profesional. Ella es el claro ejemplo de que la edad no es límite para darle un sentido nuevo a la vida.