Trabajadores ferroviarios invadieron la sede de Louis Vuitton Moet Hennessy en la avenida Montaigne, en el distrito 8 de París.
Alrededor de 50 manifestantes invadieron la sede del gigante de la moda en la capital francesa, en el marco de las masivas protestas en contra de la reforma pensional impulsada por el presidente Macron. Los manifestantes atacaron el edificio un día después de que las acciones de la empresa, propiedad de Bernard Arnault, el hombre más rico del mundo, se dispararan a máximos históricos.
De acuerdo con Bloomberg, el grupo de Louis Vuitton se encuentra entre las 10 principales compañías del mundo, luego de un aumento en las ventas del primer trimestre provocando un aumento de 5 % en el precio de las acciones y un repunte del 29 % para el 2023.
Actualmente, la capitalización del mercado del grupo Louis Vuitton se elevó a 486 000 millones de dólares, ubicándose como la décima compañía más grande del mundo. Según analistas de este medio, si el grupo de Bernard Arnault, alcanza los 500 000 millones de dólares se convertiría en la primera empresa europea en lograr ese hito.
En medio de estos máximos históricos, Fabien Villedieu, militante de SUD-Rail, declaró para el medio francés Le Monde “hemos venido a darle simbólica y pacíficamente al Gobierno la idea de sacar dinero de los bolsillos de los multimillonarios”.
¿Por qué están protestando en Francia?
Las calles de Francia han sido escenario de una intensa serie de protestas en contra de la propuesta de reforma pensional presentada por el presidente Emmanuel Macron. Desde el 19 de enero, miles de trabajadores han salido a manifestar su descontento con la propuesta que, según ellos, podría afectar seriamente su calidad de vida en el futuro.
La reforma propuesta por el gobierno de Macron busca establecer un sistema de pensiones universal, en el que todos los trabajadores del país reciban una pensión básica sin importar su sector de trabajo o estatus laboral. Esta medida, según el gobierno, busca simplificar y hacer más justo el sistema actual de pensiones, que es conocido por su complejidad y por las grandes diferencias que existen entre las distintas categorías de trabajadores.
Esta reforma pensional propone elevar la edad de jubilación en Francia, pasando de los 62 a 64 años, mientras que los trabajadores del sector sanitario se verían obligados a trabajar dos años más hasta los 59.
Además, muchos trabajadores temen que la implementación de este sistema genere desigualdades entre los distintos sectores laborales, especialmente aquellos que tienen trabajos más precarios y con salarios más bajos.
Las protestas en contra de esta reforma han sido masivas y, en algunos casos, violentas. Los sindicatos han convocado a huelgas generales y a manifestaciones que han paralizado algunas ciudades del país. También se han producido enfrentamientos entre manifestantes y la policía, y se han registrado destrozos en edificios y mobiliario urbano.