La activista pakistaní es es productora del cortometraje documental ‘Stranger at the Gate’.
La Nobel de Paz de 25 años, Malala Yousafzai, llegó a la alfombra roja de los Premios Óscar 2023 esperando llevarse la estatuilla a mejor corto documental por Stranger at the Gate. La paquistaní de acudió con un look totalmente en plateado con un vestido manga larga de lentejuelas que cubría su cabeza diseñado por Ralph Lauren. Esta es la primera vez que asiste a la ceremonia de los Óscar.
La activista Malala Yousafzai, que en 2014, a los 17 años, mereció el Premio Nobel de la Paz, ha sido una de las sorpresas de la noche en el teatro Dolby de Los Ángeles. Asistió a los Premios junto a su esposo Asser Malik originario de Lahore, Pakistán. Actualmente, de acuerdo con su perfil de LinkedIn, es director general de la Pakistan Cricket Board (PCB), en la que colabora desde mayo del 2020 y desde la que ha impulsado a los equipos femeniles, apoyo que ha hecho visible con el hashtag #PlayLikeAGirl.
Distribuida por la revista New Yorker, el corto producido por Malala Yousafzai, cuenta la historia de Richard, un marino islamofóbico, quien, después del 9/11, planeó matar los asistentes a una mezquita en un pequeño pueblo estadounidense. En esta planificación, convive con las personas a las que planeaba matar, quienes a través del amor, lograron cambiar su formar de pensar.
La activista aseguró para Reuters que “es muy importante que hablemos de conexiones, hablemos de la importancia de nuestros valores, incluida la compasión y la bondad hacia los demás”. Yousafzai se mostró entusiasta al señalar que el miedo y la discriminación no se limitan a la comunidad retratada en la película.
“Cuando pienso en el papel de Bibi, me recuerda a mi padre. Le preguntaron sobre la islamofobia y por qué se retrata negativamente a los musulmanes y su respuesta fue que en lugar de conocer a un musulmán a través de lo que ves en la pantalla de tu televisión, debes ir y llamar a la puerta; en la puerta de tu vecino musulmán, habla con ellos, pasa tiempo con ellos, cena con ellos, ten una conversación y se aplica a todos y eso es lo que hizo Bibi”, también explicó Malala.
Malala Yousafzai se convirtió en un símbolo internacional de la lucha en pro de la educación de las niñas después de que en 2012 le dispararan por oponerse a las restricciones de los talibanes a la educación de la mujer en su país natal, Pakistán.
En 2009, Malala había empezado a escribir un blog bajo pseudónimo sobre la creciente actividad militar en su pueblo de origen y sobre el temor de que atacasen su escuela. Una vez que se reveló su identidad, Malala y su padre, Ziauddin, siguieron pronunciándose en favor del derecho a la educación.
El ataque talibán a Malala, el 9 de octubre de 2012, cuando volvía a casa de la escuela con sus amigas, recibió una condena mundial. En Pakistán más de 2 millones de personas firmaron una petición por el derecho a la educación y la Asamblea Nacional ratificó el primer Proyecto de Ley sobre el Derecho a una Educación Gratuita y Obligatoria del país.
En 2013, Malala y su padre fundaron de forma conjunta el Fondo Malala con el objetivo de sensibilizar acerca de los efectos sociales y económicos de la educación de las niñas y de empoderarlas para demandar el cambio. En diciembre de 2014, se convirtió en la receptora más joven del Premio Nobel de la Paz. El Secretario General, António Guterres, nombró a Malala Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas en 2017 para ayudar a sensibilizar acerca de la importancia de la educación de las niñas.