El gusto de Anna Wintour por las joyas con historia no es casualidad.
A lo largo de los años, la editora de Vogue ha demostrado una predilección por piezas clásicas que evocan un aire de sofisticación y poder. En cada aparición pública, sus collares se han convertido en su firma personal, elevando cualquier atuendo con un toque de majestuosidad.
Anna Wintour, la influyente editora en jefe de Vogue, se convirtió en el centro de todas las miradas al asistir a una ceremonia en el Palacio de Buckingham presidida por el rey Carlos III. En esta ocasión especial, la legendaria figura de la moda fue honrada con el título de Compañera de Honor, un reconocimiento exclusivo otorgado a quienes han hecho contribuciones extraordinarias en diversos campos, desde la ciencia hasta el arte. Y, como era de esperarse, Wintour no solo deslumbró por este logro, sino también por su impecable elección de vestuario y accesorios.
Para el evento, optó por un sofisticado traje de cuadros grises de Alexander McQueen, perteneciente a la colección primavera/verano 2025. La pieza, compuesta por una blazer de hombreras estructuradas con un bajo drapeado asimétrico y una falda midi de corte tubo, reflejaba su estilo característico. Sin embargo, lo que realmente capturó la atención fue el collar que adornaba su cuello: una espectacular joya de amatistas con un pasado vinculado a la realeza británica.
Esta deslumbrante alhaja formó parte de un conjunto que incluía una tiara, pendientes y un broche, perteneciente a la reina Carlota, esposa del rey Jorge III. Tras su fallecimiento, la pieza fue heredada por su hija, la princesa Carlota, y más tarde pasó a la duquesa de York, quien lo lució en diversas ocasiones, incluyendo retratos oficiales y prestigiosos eventos de la alta sociedad londinense en las primeras décadas del siglo XX.
A lo largo del tiempo, el collar desapareció de los registros hasta reaparecer en 1993 en una subasta de Sotheby’s en Ginebra. Su precio estimado oscilaba entre 75.000 y 125.000 dólares, aunque finalmente fue adquirido por un comprador anónimo por aproximadamente 60.000 euros. Años después, volvió a ser visto en la feria de antigüedades Grosvenor House en Londres, lo que sugiere que pudo haber llegado a manos de Wintour en ese momento.
El collar de amatistas no solo es un tesoro histórico, sino también un reflejo de la conexión entre la realeza y el mundo de la moda. Al llevarlo en una ceremonia de tanta relevancia, Wintour reafirma la importancia del legado en el estilo personal y cómo una joya puede contar una historia a través de generaciones.