No se considera una genio, aunque acaba de recibir una beca en Estados Unidos por ello. Esta colombiana es vista como una ‘rareza’ dentro del campo de la física atómica, un área de pocas mujeres.
Ana María Rey fue catalogada la científica del año en Estados Unidos en 2005. Este año recibió la beca MacArthur para genios, una de las más prestigiosas en ciencia. Tiene 36 años y es doctora en física y química. Estudio en la Universidad de los Andes, luego en la Universidad de Maryland donde hizo el doctorado y luego, un postdoctorado en el Instituto de Física Molecular y Atómica de Harvard. Ahora hace parte del equipo de física cuántica de la Universidad de Colorado. El reconocimiento lo recibió gracias a su teoría de átomos ultrafríos, que permitirá simular, manipular y controlar nuevos estados de la materia. Fucsia.com habló con ella telefónicamente desde Estados Unidos, sobre el papel de la mujer en la ciencia. 1. En su especialidad hay pocos expertos, pero sobre todo, poquísimas mujeres…. En física en los Estados Unidos, las mujeres juegan un papel minoritario. Menos del 10 por ciento en total de los físicos somos mujeres y esto ha sido una gran preocupación a nivel mundial, porque las mujeres tenemos poca presencia en este campo y, en general, en las ciencias naturales. Pero es interesante en que en la Universidad de Colorado el número de mujeres en Física Atómica no es bajito. Entre el equipo que está acá, somos cinco en el departamento, que hemos logrado destacarnos. Somos 3 MacArthur, yo soy la tercera. Eso es increíble para muchos y por eso he tenido muchas entrevistas acá en Estados Unidos. En la historia de la Universidad solo ha habido 7. Y que seamos 3 mujeres es impactante, porque es cierto que nuestro papel de la ciencia ha sido minoritario. En Estados Unidos se ha querido fomentar nuestra participación y nos han incentivado con programas, ayudas y becas. 2. ¿Cuál puede ser el factor que influye para que las mujeres no participen tanto en la ciencia? Yo creo que hay dos factores. Uno es por la mujer misma. Nosotras somos más inseguras. Pensamos que es muy difícil, que no podemos y eso es una limitación personal. También la limitación en que las mujeres en cierta forma quieren tener un hogar y se piensa que hay una imposibilidad de ser mamá y científica. Es difícil, pero se logra. Y no tenemos por qué inculcar ese sentimiento de inseguridad. ¿Yo por qué voy a ser menos que un hombre? Y sí podemos ser mamás y científicas. 3. ¿Ha sentido algún tipo de discriminación por estar en un mundo predominantemente masculino? En mi caso ha sido al revés. Por ser minoría tenemos posibilidades que no tiene la mayoría. Si uno aplica a una asignación, por ser mujer –minoría-, tienden a escogernos para fomentar la ciencia. Pero algunas veces sí he sido discriminada. En la Universidad de Harvard, un profesor ruso era muy machista y me trataba muy mal. Me decía: “Estoy perdiendo el tiempo hablando con usted”. Pero cuando la cosa es así tan clara, uno sabe que la persona que tiene problemas es él, entonces yo prefiero no acercarme.
4. ¿Se siente alguna diferencia entre hombres y mujeres de ciencia? A mí me gusta tratar de ‘tú a tú’. Pero si estoy en una conferencia y soy la única mujer, realmente sí llamo la atención. Las mujeres creamos un ambiente de cordialidad, porque así somos nosotras, más suaves y se siente cierta amabilidad entre la gente hacia mí. Por mi parte, siento que las mujeres atraemos más estudiantes graduados para los grupos de investigación, porque el trato no es el mismo que da un hombre; las mujeres a veces prefieren trabajar con mujeres, porque es una forma de identificarse. Aunque claro, también hay algunas mujeres rígidas e, incluso, agresivas. 5. Cuénteme de otra mujer científica, Aldona Gabriunas. Aldona ha sido mi modelo de vida. Yo siempre fui una estudiante número uno en la Universidad de los Andes, porque todas mis notas eran 5. Y ella fue la primera persona con la que me rajé. Ella tenía una forma de enseñar muy buena y me abrió el mundo de la física como yo no lo veía. La emoción hacia la física fue tanta que me cautivó. Yo intenté tomar todas las clases que ella daba. Decía que apenas terminara la clase le recordáramos botar todas las notas para prepararla desde cero para otros estudiantes. Ya falleció hace unos años. Yo quise hacer la tesis con ella, pero entonces la hice con su esposo. 6. ¿Se considera usted una genio? Yo no soy genio. Soy completamente disciplinada. Cuando quiero alcanzar algo pongo el esfuerzo de mi parte y soy rígida en alcanzar las metas que me propongo. Yo estudié en el Gimnasio de Nuestra Señora (Nena Cano) en Bogotá y ella decía: “Si quieren llegar alto en la vida cojan el camino difícil”. Y eso lo tengo en mi cabeza, porque la satisfacción cuando algo se alcanza es mayor. Siempre quería encontrar problemas difíciles, por la satisfacción de solucionarlos. Siempre me han gustado los retos. Es gusto y amor por la carrera. Cualquier persona podría lograr lo que yo logré. Pero solo con pasión; si a uno le gusta, cualquier persona puede hacerlo. La inteligencia requiere un nivel básico, pero la mayoría de las personas la tienen. 7. ¿Entonces cualquier persona hubiera podido crear su teoría de átomos ultrafríos? Con disciplina, sí. 8. ¿Qué falta para que las mujeres se abran más espacio en la ciencia? Yo creo que falta todavía un poco, nunca sé si se va a lograr cambiar la diferencia entre hombres y mujeres, ojalá se pueda. Pero es cuestión de uno. Si los demás lo miran como un ‘bicho raro’, yo no me siento así. Lo importante es que las mujeres que hacen ciencia no se sientan así y progresivamente haremos que nos vean diferente.