No son difíciles de conseguir y los puedes consumir a diario.
Cuando se piensa en la piel y en los cuidados que se deben tener para mantenerla uniforme, tersa y suave se suele recurrir de primera mano al dermatólogo, a cremas, tratamientos y sueros pensando en una solución externa de cualquier anomalía que se pueda notar en la superficie, y está bien.
Sin embargo, a veces se olvidan que en el cuerpo muchas veces el exterior es un reflejo del interior y por ello una de las medidas más importantes cuando se trata de salud en general y del aspecto físico de la piel en específico está en lo que consumes. Sin embargo, es importante antes de consumir alguna dieta o suplemento, siempre guiarse por un experto.
Si hablamos de piel, hablamos de colágeno, una proteína que se encarga de prevenir la degeneración de tejidos en todo el cuerpo y por ello también se relaciona con el aspecto y elasticidad de la piel.
Aunque es abundante en el cuerpo, lo cierto es que los expertos aseguran que desde los 23 años no se produce en igual cantidad e incluso se detiene, por lo que es importante adquirirla a través de alimentos o suplementos.
La sopa de huesos de pollo o de res es una muy buena fuente de colágeno, en general la gelatina animal cumple esta función.
En este grupo de alimentos que ayudan al cuerpo a generar colágeno o a aportarlo, encontramos frijol negro, guayaba, bayas, semillas de sésamo, camote (patata dulce), castañas y semillas de calabaza.
También están las lentejas y frutas que contengan vitamina C, como la sandía. Las semillas en general, el pescado azul, el aguacate, huevos y el tomate son aliados de la buena piel. Carne roja magra (balanceada y poca proporción).