Descubre si la relación que mantienes es lo suficientemente estable y respetuosa
Las relaciones tienen que pasar por unas etapas hasta alcanzar una estabilidad y un respeto que va más allá del enamoramiento inicial.
Tratar de sentir y experimentar lo mismo que te impulsaba en el inicio de una relación es totalmente imposible, pues las relaciones van cambiando a medida que pasa el tiempo y es necesario irse adaptando a estos cambios, aceptando esas virtudes y defectos que tu pareja tiene y amoldándonos a las circunstancias.
La etapa del enamoramiento inicial es una etapa preciosa, superintensa, explosiva, fogosa, todo se vive como nuevo, los sentidos se agudizan, la sonrisa la tenemos puesta de manera permanente y se recuerda a posteriori como una época maravillosa.
Es el momento para que ambos se muestren como realmente son, por eso se llama también la etapa de ‘conocer’ al otro.
En esta fase se va a ir desarrollando y construyendo poco a poco, lo esencial es ir construyendo la mutua confianza. Es habitual que aparezcan los primeros roces, discusiones, puntos de desencuentro e incluso momentos de crisis. Una vez superada las crisis el fortalecimiento será mayor.
Es una etapa mucho más tranquila, más pausada, más calmada. Tras la fase del noviazgo, llega la estabilidad propiamente dicha. Por lo tanto, si la pareja va a avanzando y la confianza se convierte en uno de los pilares de la relación, se llegará a esta etapa de unión y de amor maduro.
Una relación madura se caracteriza por una comunicación abierta y honesta. Ambas partes están dispuestas a escucharse. La comunicación efectiva es esencial para una relación saludable y duradera.
Uno de los signos para identificar que tu relación ya es madura consiste en el respeto mutuo. Ambas partes respetan los sentimientos, necesidades y decisiones de su pareja y trabajan juntos para encontrar soluciones a cualquier problema que puedan enfrentar.
En una relación madura, ambas partes se aceptan y apoyan mutuamente. Esto implica aceptar al otro como es y apoyarlo en sus decisiones. No busques nunca tratar de cambiar a tu pareja, sino que hay que aceptarla por quien es y trabajar juntos para lograr un futuro.
Si no hay confianza no hay nada. Es un trabajo de dos para tratar de manejar las cosas bajo el lema de la honestidad. La falta de confianza puede conducir a problemas de comunicación e inconvenientes en el futuro.
Cuando ambas partes son capaces de resolver conflictos de manera efectiva y respetuosa, ya se puede hablar de una relación madura. Es alejarse de la discusión destructiva, para darle paso a la búsqueda de soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes.
En una relación madura, ambas partes son capaces de mantener su propia identidad e independencia. Ambas partes tienen sus propios intereses, pasatiempos y amigos, y no dependen completamente el uno del otro para su felicidad y bienestar.
Una relación madura requiere compromiso y apertura al cambio. Esto quiere decir que ambas partes están dispuestas a trabajar juntas para enfrentar los desafíos y cambios que pueden ocurrir a lo largo del tiempo. El compromiso se convierte entonces en la clave para darle estabilidad a tus relaciones.
En una relación madura, ambas partes están dispuestas a aprender y crecer juntas, y apoyar los sueños y metas de su pareja.