El famoso «moscow mule» toma un importante giro a través de Aguardiente Nectar.
Uno de los cocteles más reconocidos en el mundo es el moscow mule. Esta combinación de licores, aunque su nombre se traduce al español como la ‘mula de Moscú', se cree que tiene un origen norteamericano.
La historia cuenta que hacia 1941, el cantinero de un bar en Manhattan, Nueva York, necesitaba limpiar su bodega con rapidez y mezcló lo que le quedaba: vodka y cerveza de jengibre.
A este coctel estadounidense, la bartender Tatiana Morales le agregó un importante ingrediente colombiano, el Aguardiente Nectar Rojo, ya que para la experta en licores, así se genera una enérgica mezcla:
“El aguardiente representa la fuerza de la colombianidad, en especial el robusto sabor del rojo. También representa anís, representa un tema muy clásico en nosotros y es amenizar las fiestas. El guaro siempre ha estado presente en Colombia, en nuestra tradición”.
Para esta preparación se utiliza el icónico vaso de cobre del moscow mule, material que no solo mantiene el frío, sino que se cree que aporta un sabor especial. Allí se colocan de tres a cuatro hielos secos en el fondo, después se le coloca encima el hielo tradicional.
En el vaso mezclador o shake, se agitan todos los ingredientes: el zumo de limón, el azúcar simple (dos medidas de azúcar blanco con una de agua), el jengibre, el Aguardiente Nectar Rojo y unas hojas de yerbabuena.
Cuando este líquido toca el hielo seco en el vaso de cobre, se evapora y empieza a salir una especie de humo que le da un toque muy especial al coctel. Para finalizar, se vierte un pequeño chorro de soda y gotas amargas al gusto. La preparación se decora con media rodaja de toronja deshidratada y hojas de yerbabuena.