En ‘la isla del encanto’ hay planes para todas las personalidades y gustos. El lugar perfecto para descansar, pero también para culturizarse.
Puerto Rico es, sin duda alguna, ‘la isla del encanto’. Situada entre el mar Caribe y el océano Atlántico, es una joya donde el arte, la gastronomía, el turismo, la música y la moda se combinan a la perfección.
La cultura puertorriqueña se respira en cada rincón. De acuerdo con Discover Puerto Rico, el turismo en la isla tuvo grandes cifras durante el 2023 y comenzó muy bien el 2024. Por ejemplo, las reservas de hotel mostraron un alza del 14 %.
‘La isla del encanto’ cuenta con más de 130 hoteles, cada uno de ellos con una personalidad propia. La transformación de la industria hotelera allí es clarísima: ya no son únicamente espacios para hospedarse, comer o dormir, ahora también son la puerta de entrada a la cultura de este destino. El Aloft San Juan (perteneciente a la familia Marriot), es una muestra de ello.
Desde el año pasado, Aloft San Juan se ha convertido en una ventana para diferentes artistas de Puerto Rico. Lo ha hecho a través de su programa Art Meets Fashion Series, y cada cuatro meses el vestíbulo del hotel se transforma en una galería de arte o en una pasarela de moda.
Por ejemplo, la primera edición mostró el trabajo del diseñador de modas puertorriqueño, Jaer Cabán, quien ha presentado sus colecciones en importantes eventos como: Puerto Rico High Fashion Week y The Lab New York Fashion Week, entre otros. Además, también ha vestido a grandes celebridades del mundo de la música, así como a diversas actrices.
“Hemos tenido la fortuna de compartir con nuestros huéspedes las mejores piezas, prendas y exhibiciones de diseñadores de moda y artistas plásticos de nuestra isla. Lo mejor de todo es que cualquier persona es bienvenida, no tiene que tener una reservación o habitación. Nuestro objetivo es que el mundo entero conozca estas obras tan originales, que nos hacen sentir tan orgullosos”, le contó a Fucsia Christian Nieves, General Manager de Aloft San Juan.
Otros de los artistas que han hecho parte de este proyecto han sido Waded Alvarado con su instalación, Fragmentos; Laura Serrano, quien presentó una muestra de la interacción entre la arcilla y la pintura; y Gabriela y Patricia Urrutia, mejor conocidas como Dos Pinceles, quienes mostraron una pieza retrospectiva que englobó las diversas facetas de su carrera en el arte.
“Con esta idea no solamente queremos que los artistas de la isla tengan un espacio para mostrar sus creaciones, sino también, que las personas que tienen gustos en común puedan encontrar un lugar para charlar, debatir y por qué no, hacer grandes amistades”, agrega Shirley Rosa-Santiago, Director of Sales de Aloft San Juan.
Un buen lugar para explorar la cultura y costumbres puertorriqueñas es el pueblo de Loíza, que se encuentra a pocos minutos de San Juan, justo después de la zona turística de Isla Verde.
De acuerdo con Discover Puerto Rico, “lo que distingue a Loíza de cualquier otra parte de la isla es su rica herencia africana. El municipio fue poblado en el siglo XVI por miembros de la tribu Yoruba que fueron traídos como esclavos. En los tiempos modernos, la mayor parte de la música, la danza, las tradiciones culinarias y el arte que se produce en Loíza es afropuertorriqueño”.
Las máscaras son una expresión cultural muy importante en ‘la isla del encanto’ y Loíza es el hogar y epicentro de las mismas. Representan el sincretismo entre las costumbres españolas y africanas.
Castor Ayala Carrasquillo por más de cincuenta años se dedicó a crear artesanías y máscaras hechas con coco, higüera y bambú. Con sus piezas no solamente sacó adelante a su familia, sino también, hizo que esta tradición se conociera y expandiera a través de sus exhibiciones en Estados Unidos, Alemania y España.
Tras el fallecimiento de Castor, su hijo, Raúl Ayala, se ha encargado de mantener el legado. “Las máscaras son parte de Loíza durante todo el año, pero su mayor protagonismo es durante las Fiestas de Santiago Apóstol. Allí, nos encontramos con dos personajes principales: el vejigante y el caballero. El primero representa a los moros que combatió Santiago Apóstol, y el segundo a los españoles”, comenta Raúl.
Loíza también es el hogar de Samuel Lind, uno de los artistas plásticos más importantes de Puerto Rico y que conecta perfectamente dentro de su obra la naturaleza, sus orígenes costeros y la vida simple, pero feliz.
Quien pasa por Loíza debería visitar su estudio. En este lugar fácilmente se pueden pasar horas y horas disfrutando y analizando cuadros, esculturas, bosquejos, retratos y más.
“Todos son bienvenidos aquí. Y es que me encanta escuchar los diferentes puntos de vista. Incluso, en muchas ocasiones me he quedado perplejo al oír percepciones o ideas de mis obras que ni yo mismo había notado. El arte es un mutuo trabajo y reconocimiento entre quien lo realiza y quien lo ve”, cuenta Samuel.
Un día en Loíza no puede terminar sin una clase de bomba en el Taller NZambi, liderado por Sheila Osorio, quien además de ser una maestra en los distintos pasos que encierra la bomba, también es una gestora cultural y una experta del folclor puertorriqueño.
A diferencia de otros géneros musicales, en la bomba es el bailarín quien determina el ritmo de la música. Allí, en el centro de un círculo creado por otras personas, escogerá los pasos que marcarán el compás de los instrumentos, por ejemplo, un holandé si es que está animado, o una yubá, si es que se siente más nostálgico o espiritual.
“En la bomba hay que dejarse llevar por lo que te está diciendo y pidiendo el cuerpo. Por supuesto, existen unos pasos esenciales, pero su magia radica en exteriorizar lo que se lleva por dentro”, dice Sheila.
En Puerto Rico los días se pasan volando. Hay planes para todos y es fácil embelesarse con la belleza de cada calle, playa o rincón. Un destino perfecto para quienes aman tomar el sol, pero también, contagiarse de la cultura local.