Con una propuesta “Farm-to-Table”, redefine la cocina colombiana fusionando tradición, innovación y sostenibilidad.
Ubicado en Chapinero, en Bogotá, el Hab Café se ha posicionado como un punto de referencia en la escena gastronómica de la ciudad. Parte integral del Hab Hotel, este café-restaurante no solo ofrece una experiencia culinaria de alta calidad, sino que también abraza un enfoque sostenible y consciente, conectando a sus comensales con los sabores auténticos de Colombia a través del concepto “Farm-to-Table”.
La filosofía “Farm-to-Table” que impulsa la cocina de este lugar se basa en una premisa simple pero poderosa: utilizar ingredientes frescos y locales, obtenidos directamente de agricultores y productores cercanos. Esta práctica no solo garantiza la frescura y calidad de los alimentos, sino que también apoya a la economía local y minimiza el impacto ambiental al reducir la huella de carbono asociada con el transporte de alimentos a largas distancias.
Felipe Giraldo, chef creativo, expresa con orgullo la visión que guía cada plato que sale de su cocina: “Buscamos que nuestros visitantes, locales y extranjeros, descubran una Colombia sofisticada y cosmopolita, orgullosa de sus raíces y su cultura. Cada plato es una celebración de sabores auténticos, preparados con amor y dedicación, reconectándonos con el campo”. Esta declaración encapsula el espíritu del lugar, donde la cocina no es solo una actividad diaria, sino una forma de arte que honra la riqueza y diversidad del territorio colombiano.
El menú de Hab Café es una muestra exquisita de esta filosofía. Con la reciente incorporación de 10 platos de autor, el restaurante ofrece una variedad de opciones diseñadas para satisfacer todos los gustos. Estos platos, balanceados, frescos y saludables, se suman a un ya extenso menú de desayunos y brunch que incluye aproximadamente 40 nuevas opciones. Desde arepas y tamales hasta creaciones más innovadoras, cada plato está cuidadosamente elaborado para resaltar los sabores únicos de los ingredientes autóctonos, como la yuca, el maíz y las hierbas locales como el cilantro, la guasca y el ají.
Uno de los aspectos más destacados es su capacidad para fusionar lo tradicional con lo moderno. Mientras que los ingredientes y técnicas tradicionales ocupan un lugar central, el restaurante también se atreve a innovar, incorporando técnicas contemporáneas que elevan la experiencia gastronómica a un nuevo nivel. Esta combinación de lo antiguo y lo nuevo no solo crea platos visualmente impactantes, sino que también garantiza que cada bocado sea una aventura de sabor.
La conexión directa que Hab Café establece con los agricultores y productores locales es un testimonio de su compromiso con la sostenibilidad. Cada plato que llega a la mesa no solo cuenta con ingredientes frescos, sino que también representa un esfuerzo consciente por respetar el medio ambiente y apoyar a las comunidades rurales. Este enfoque no solo mejora la calidad de los alimentos, sino que también refuerza el vínculo entre el campo y la ciudad, recordándonos la importancia de mantener una relación cercana y respetuosa con la tierra que nos alimenta.
Algunos de los platos a resaltar son , la panceta crocante: Panza de cerdo cocida a baja temperatura, cremoso de plátano con panela, emulsión de Miso y mantequilla, y picadillo de mango, la Paletilla de cordero horneada , paleta de cordero lechal cocida por 12 horas a baja temperatura, el Ceviche manglar preparado con corvina fresca del pacifico y camarón fresco en leche de tigre de Gulupa con Ají amarillo y criolla fresca con maíz crocante, el tamal de cordero braseado, quinua y maíz , a base de maíz amarillo, relleno sofrito criollo, quinoa y cordero braseado de la granja, almendras crocantes, viene servido en una hoja de plátano y acompañado de Ají de maní.
El concepto “farm to table” (de la granja a la mesa) no solo promueve la sostenibilidad en la gastronomía, sino que también representa un cambio profundo en la manera en que nos relacionamos con los alimentos, destacando la importancia de conocer el origen de lo que comemos y de apoyar prácticas agrícolas responsables.
El concepto de “farm to table” se basa en la idea de que los ingredientes utilizados en la cocina deben provenir directamente de granjas locales, minimizando así la cadena de suministro y garantizando que los productos lleguen frescos y en su punto óptimo de madurez. Al eliminar intermediarios, este enfoque no solo asegura una mayor frescura y calidad en los alimentos, sino que también permite a los consumidores tener un mayor conocimiento sobre cómo se cultivan y producen los ingredientes que consumen.
Una de las principales ventajas de este movimiento es su enfoque en la sostenibilidad. Al priorizar la compra de productos locales y de temporada, se reduce la huella de carbono asociada con el transporte de alimentos a largas distancias. Además, el “farm to table” promueve prácticas agrícolas que respetan el medio ambiente, como la rotación de cultivos, el uso de fertilizantes orgánicos y el cuidado de la biodiversidad. Estos métodos no solo benefician al planeta, sino que también resultan en alimentos más nutritivos y sabrosos.
En las grandes ciudades, donde la conexión con el campo puede parecer lejana, el “farm to table” está redefiniendo la experiencia gastronómica.
Restaurantes, mercados y chefs comprometidos con esta filosofía están emergiendo como pioneros de un nuevo paradigma culinario. En estos espacios, los comensales no solo disfrutan de platos deliciosos, sino que también participan en una experiencia educativa que los conecta con el origen de los ingredientes. Al destacar a los productores locales y sus historias, estos establecimientos fomentan una relación más cercana y consciente entre el campo y la ciudad.
El impacto del “farm to table” va más allá de la cocina. Este movimiento también está generando un cambio en la mentalidad de los consumidores, que cada vez valoran más la transparencia en la cadena de suministro de alimentos. Saber de dónde provienen los ingredientes y cómo han sido cultivados se ha convertido en un factor decisivo para muchos a la hora de elegir dónde comer o qué comprar. Esta tendencia no solo beneficia a los agricultores locales, que encuentran en este modelo una fuente de ingresos más justa y directa, sino que también impulsa a las grandes cadenas de suministro a reconsiderar sus prácticas en busca de una mayor sostenibilidad.