El poder que tienen los espacios interiores para sanarnos
Los días parecen ir cada vez más rápido. Las horas parecen no alcanzar y siempre estamos metiendo más y más tareas y pendientes en nuestro calendario. Salimos temprano en la mañana y volvemos muy cansados a nuestro espacio de descanso y el 80% de las personas, tampoco logran dormir bien y lo más curioso de todo es que las frases que más salen de nuestra boca son “Qué cansado estoy” “El tiempo pasa volando y no me alcanza para nada”.
Lo único que estamos haciendo, es manejando nuestro cuerpo y vida a toda velocidad, con el acelerador a fondo, pero en algún momento, realmente no vamos a poder más.
Antes de comenzar a hablarte sobre la relación que estamos teniendo con nuestro espacio íntimo, quiero que te tomes unos minutos para revisar, cómo te estás sintiendo. Cómo se siente tu cuerpo, tu cabeza, tus hombros. ¿Cómo está tu mente en este momento? ¿Seguramente te sientes cansado, verdad? Con algún peso extraño en alguna parte de ti y sin saber cómo liberarte de él.
Nuestra energía se agota, al igual que una batería, afirma Laura Casas, especialista en sanar las experiencias a través de la transformación de la casa. A unos se le acaba más rápido que a otros. Pero la gran noticia es que hay un enchufe muy cerca de ti, al que puedes acceder todos los días y aprovecharlo al máximo para comenzar a trabajar en eso que tanto estás necesitando: tu paz y calma interior.
Este enchufe está para ti cuando te levantas y cuando te acuestas, pero a veces no lo ves, no lo sientes y pasa por desapercibido el poder que tiene. ¿Sabes cuál es? ¡Tu hogar!
El poder que tienen los espacios interiores para sanarnos, acogernos, abrazarnos es increíble y si sabemos conectar con ellos, vas a tener la pócima perfecta para sentirte pleno, en paz y sostenido.
Tenemos un espacio para cada cosa. Uno para comer, otro para dormir, otro para trabajar o ver TV en familia. ¿Pero tenemos alguno para conectar con nosotros mismos o con DIOS? ¡Si tu respuesta fue no, estás en la página correcta, y si tu respuesta fue sí, también!
Quiero comenzar explicándote qué es un rincón sagrado. Para esto es importante contarte que esto va mucho más allá de las religiones o creencias que tengas. Si simplemente solo quieres conectar contigo mismo, también puedes crear este espacio y lo más lindo de todo es que al tener un lugar así en casa, vas a poder llenar de luz el resto de los espacios. Yo lo veo como un portal energético que te mantendrá conectado a la luz, al igual que a tu familia.
Para este espacio no necesitas un cuarto completo. Si lo tienes, excelente, pero también puedes crearlo en una esquina pequeña o hasta en una repisa. Lo importante es que lo hagas con amor e intención. Este espacio al final es un lugar donde vas a poder estar a solas, sentirte vulnerable pero sostenido en amor. Un rincón al cual entres y te sientas tranquilo, sin muchos estímulos externos.
Yo he tenido varios dependiendo del apartamento donde he vivido. Cuando vivía en Italia, el apartamento era muy pequeño, así que tenía una mesita en mi habitación y este era mi rincón de paz. En otro apartamento tuve la opción de transformar toda una habitación completa para esto. Tenía una poltrona cómoda donde me sentaba a leer, a meditar y a estar en silencio. Ahí mismo puse todas las cosas que me daban tranquilidad a mí (una lámpara de sal, un móvil, una lámpara que iluminaba estrellitas y auroras boreales en el techo, las fotos de mis perritas, mis aceites esenciales entre otros elementos que para mí eran importantes)
Para crear este lugar tan íntimo no hay reglas. Tampoco tenemos que tener todos lo mismo. Lo que vas a tener son esos elementos ‘ancla’ como les llamo yo a los objetos que te traen al presente y al sentido de la gratitud y conexión. Un ambiente al cual entras e inmediatamente sientes la diferencia de estar ahí. Donde el celular no está vibrando, los sonidos están fuertes y el desorden te agobia. Al contrario, apenas entras en contacto con este momento, todo en ti cambia y comienzas a recargar tu energía.
De esta forma ya vas a ir creando este espacio importante para ti al que puedes recurrir siempre que lo necesites. Puedes llamarlo rincón de lectura, zona de calma, rincón de paz. Lo importante es que sea eso lo que sientes realmente al estar ahí y que disfrutes nuevamente de ese alto en el camino cuando llegas a casa o antes de salir y vuelvas a cuidar de tu energía, tu mente y tu cuerpo. Ya hay suficiente ruido y velocidad afuera, no dejemos que eso mismo siga pasando adentro y regalémonos esos momentos de conexión profunda y amor.
Tuve una clienta que vivía con sus dos hijos pequeños. Con ella, creamos este espacio juntas para que pudiera salirse un poco de la rutina del trabajo y conectara con un momento de meditación y estiramientos (era lo que a ella le funcionaba) cuando terminamos de adecuarlo, los que más se la pasaban ahí eran sus hijos y uno de ellos le dijo que era el lugar donde podía hablar con Dios y ya no sentía miedo. Que bonito es que encontremos esa paz en nosotros dentro de las paredes que tanto nos cuidan y nos sostienen.